El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha condenado al servicio de Sanidad de la Comunidad, Sacyl, a indemnizar con 179.263 euros a los familiares de un paciente que murió por una infección de origen hospitalario en el Clínico Universitario de la capital vallisoletana. Fue el 16 de julio de 2014 cuando el paciente, un hombre de 61 años, ingresó en el Hospital para recibir tratamiento de revascularización por presentar isquemia -disminución de la circulación de la sangre- en la falange distal de los dedos de la mano, secundaria a un tratamiento de quimioterapia, han informado hoy fuentes de la asociación "El Defensor del Paciente".
Desde la segunda semana de ingreso, el enfermo presentó signos de dificultad respiratoria, inicialmente catalogados como ansiedad y tratados por Psiquiatría, sin hacer radiografía para descartar otras opciones. El paciente sufrió cada vez más problemas respiratorios, por lo que fue sometido el 5 de agosto a una analítica, "con signos claros de infección", y radiografía que muestra derrame pleural derecho y una neumonía.
"Nada se hace a pesar de contar con estos datos analíticos y radiológicos, además de la evidencia clínica del estado del paciente, del que los familiares alertan de forma repetida a los médicos"
"Nada se hace a pesar de contar con estos datos analíticos y radiológicos, además de la evidencia clínica del estado del paciente, del que los familiares alertan de forma repetida a los médicos" que le atienden, precisa la asociación en un comunicado. El enfermo tenía pautado tratamiento antibiótico empírico desde su ingreso en Cirugía Vascular y continuó con este tratamiento, aunque las pruebas indicaron una infección para la que resultaba "inefectivo" lo que le estaban aplicando.
La asociación sostiene que no se solicitaron cultivos para conocer el germen que causó la infección y pautar así el tratamiento antibiótico adecuado, dejando evolucionar el cuadro. Posteriores analíticas mostraron la persistencia del proceso de infección y el 11 de agosto se suspendió el tratamiento antibiótico, sin que los servicios implicados aclarasen los motivos de la suspensión.
El 12 de agosto solicitaron cultivo y antibiograma, sin que conste que se llegara a realizar ni se reintrodujera tratamiento antibiótico. La evolución del paciente fue "catastrófica" y finalmente falleció el 16 de agosto por fallo multiorgánico secundario a sepsis por neumonía nosocomial, una infección de origen hospitalario. La sentencia establece que la infección no tenía que haber abocado al fallecimiento del paciente y que era curable con el tratamiento adecuado, añade la nota de prensa.