Con un inicio pero sin saber cuándo será el final: “Todos vamos a pasar un duelo en nuestra vida”

“Pasar el duelo” es un proceso que hace cualquier persona cuando hay algún tipo de pérdida y aunque a priori no tiene que patologizarse, en algunos casos puede desencadenar en un problema de salud mental.

Pasar el duelo (Foto: Freepik)
23 abril 2023 | 00:00 h

Cuando falleció el padre de Margarita, ella no podía salir de la cama. Se sentía triste, enfadada, a veces lloraba y otras veces no entendía lo que le estaba ocurriendo. Lo cierto es que la historia de Margarita es ficticia, pero lo que ella parece sentir, es algo que muchas personas han pasado o van a pasar: el duelo.

 “Pasar el duelo” es un proceso que hace cualquier persona cuando hay algún tipo de pérdida: el fallecimiento de una persona, la pérdida de una casa o un trabajo. Elisabeth Kübler-Ross, una reputada psiquiatra, fue la primera persona en establecer las fases de este suceso: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Estas forman parte del marco en el que aprendemos a aceptar la pérdida y que pueden ayudarnos a “enmarcar  e identificar que podemos estar sin eso que hemos perdido".

“Para transitar un duelo, no pasas de una forma pasiva por las diferentes etapas. Hay que realizar una serie de tareas en la que la persona afectada tendrá un papel mucho más activo para que este proceso se vuelva positivo. Entre ellas, es importante aceptar la realidad de que ha habido una pérdida y después de transitar todas las emociones por las que se pasa, después hay que adaptarse a la nueva realidad”, explica Bàrbara Mitats, Responsable de programas de recuperación y formación de Salut Mental Catalunya.

“Un duelo puede desencadenar en un problema de salud mental, pero a priori no tiene que patologizarse”

“Durante este proceso, no sólo son las emociones las que se manifiestan. También hay reacciones fisiológicas que pueden aparecer: vacío en el estómago, falta de aire, palpitaciones, debilidad o fatiga. Luego, pueden aparecer más consecuencias conductuales, como los trastornos del sueño, problemas con la alimentación, hiperactividad y pesadillas. A esto, hay que sumar la parte cognitiva y “todo lo que tiene que ver con la sensación de realidad. A veces que hay alucinaciones breves en las que ves, por ejemplo, a la persona que has perdido”.

“Son cosas que cuestas de superar pero hay que aprender a hacer frente a situaciones complejas. Hay una parte del dolor que es inevitable. Todos vamos a pasar por uno o más duelos a lo largo de nuestra vida. Por eso, es muy importante aprender a gestionarlo para que no nos genere más malestar”, detalla la experta.

CÓMO SE SUPERA UN DUELO

No todas las pérdidas son iguales para todos. Por ejemplo, “no es lo mismo perder una pierna para una persona que practica atletismo que para una persona más sedentaria. También si afecta a una persona más o mayor, más joven; depende también de los recursos y habilidades que solemos tomar para hacer frente a las adversidades de la vida, pero eso tiene mucho que ver con la capacidad de resiliencia”, sigue contando Mitats.

Es más, en el momento que sufres una pérdida, del tipo que sea, siempre se va a tener que hacer un duelo más o menos complejo o largo. Pero, “en principio es un proceso natural, adaptativo, reparador y sanador. A pesar de todo lo que has pasado, esto te ha permitido aprender nuevas formas para adaptarte y de aprender a cómo gestionar las adversidades de la vida. La idea es que, al final, puede llegar a ser algo  muy doloroso, pero a priori, no tenemos que patologizarse ni medicalizarlo”, relatada la psicóloga.

"Cuando ves que no puedes afrontar las tareas del día a día, empiezas a consumir tóxicos, tienes un cuadro depresivo y ansioso o dolores que no tienen explicación, es cuando el duelo se ha complicado"

Realmente, uno de los factores importante son las redes de apoyo social de la que dispone la persona. En palabras de Bàrbara, “si no tienes a tu alcance las herramientas necesarias o estás bloqueado y no tienes el apoyo necesario, el duelo se puede complicar, lo que puede desencadenar en un problema de salud mental".

Por eso, es importante “ser respetuosos con los ritmos. Por ejemplo, la negación es un mecanismo de defensa que te permite regular la cantidad de dolor que tú eres capaz de gestionar o te crees capaz de gestionar en ese momento. Esto puede ser adaptativo, pero si se mantiene en el tiempo y no puedes poner en marcha otras estrategias de afrontamiento, puede pasar que el duelo se cronifique y no haya una evolución y no puedas pasar a las siguientes fases”.

Al final, un duelo se sabe cuando inicia pero no cuando es el fin. “No hay atajos para superarlo. Vas a tener que pasar por el túnel sí o sí. Pero, las señales de alarma que podríamos encontrar para saber que si un duelo se está complicando es cuando notamos que el sufrimiento no disminuye. Es verdad que esto no es lineal y hay subidas y bajadas, pero cuando ves que no puedes afrontar las tareas del día a día, empiezas a consumir tóxicos, tienes un cuadro depresivo y ansioso o dolores que no tienen explicación, es cuando el duelo se ha complicado”, termina aclarando la experta.

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