La Responsabilidad Social Corporativa es uno de los temas más importantes para las empresas a día de hoy; sin embargo, dentro de esta nueva ‘preocupación’ empresarial, existen muchas y muy diversas formas de comprometerse con la sociedad.
Uno de los sectores a los que más se le exige es el de la alimentación, especialmente en los últimos años, con las exigencias de salud que se van imponiendo, como la reducción de azúcares, grasa saturada, sal o aceite de palma.
De este modo, una de las tareas más complicadas de las empresas de esta industria es comunicar y trasladar a los consumidores en qué están trabajando y con qué agentes del sector; y cómo están logrando satisfacer las nuevas necesidades del público.
Todo esto se traduce en la transparencia de las compañías, que, en el caso de la industria de la alimentación y las bebidas, no son demasiadas las que dedican sus recursos a este plan…
Si bien son de las más criticadas por su opacidad, hay compañías, aunque son minoría, las que llevan años esforzándose en mostrar de manera clara y sin rodeos las colaboraciones y aportaciones que realiza.
Para un ejercicio de transparencia lo más justo posible, estos requerimientos deberían ser de cumplimiento obligatorio
Por ejemplo, en Andalucía están trabajando para la puesta en marcha del Proyecto de Ley para la promoción de una vida saludable y una alimentación equilibrada que está en tramitación en el Parlamento Andaluz indica expresamente que “las sociedades científicas y los investigadores tendrán que declarar sus conflictos de intereses ante cualquier comunicado o artículo que pueda promover el consumo de determinados tipos de alimentos o emita conclusiones favorables o desfavorables hacia los mismos”.
Se trata de un ejemplo de transparencia que se debería pedir a todas las compañías; además, de salir adelante esta propuesta, se podrá ver quién cumple y desde cuándo, así como ‘denunciar’ a quien no lo haga.
Asimismo, para un ejercicio de transparencia lo más justo posible, estos requerimientos deberían ser de cumplimiento obligatorio para poder presentarse a concursos públicos o para ser proveedores de la Administración Pública.
Estas nuevas ‘reglas del juego’ reconocerían el valor de las empresas del sector de la alimentación, sociedades o farmacéuticas que ya hacen este ejercicio de transparencia, frente a las muchas sociedades científicas, profesionales de la salud, colegios profesionales, comunicadores o empresas que todavía no lo hacen y deberían ponerse las pilas.
Y es que, más allá de cumplir con las normas, las compañías deberían cumplir con las exigencias de los consumidores, que cada vez demandan más transparencia a las empresas, así como un mayor compromiso con un estilo de vida saludable.