Hasta el 15,8% de la población española ha tomado analgésicos opioides con o sin receta alguna vez en la vida. Un porcentaje de prevalencia que, además, ha ido creciendo con el paso de los años, especialmente en algunos medicamentos como el tramadol. Así se ha dado a conocer en el último informe del Ministerio de Sanidad sobre consumo de sustancias psicoactivas.
La prevalencia en este consumo, que puede deberse, por ejemplo, al tratamiento de dolores agudos, dolores crónicos o tras algunas operaciones, se ha ido incrementando en los últimos años en más de un punto. Si en el año 2018 la prevalencia era de un 14,5%, dos años después ya era de un 15,2%. La última de las cifras, correspondiente al año 2022, ya alcanza el 15,8%.
Si bien estas son las cifras de los medicamentos sujetos a receta, también se especifica que, en este año, este tipo de analgésicos en el caso del consumo sin receta, tiene una prevalencia de hasta un 1,5%. Este caso sí presentaría una bajada en la prevalencia si lo comparamos con el dato de 2020, cuando era de un 1,7%.
La última de las cifras, correspondiente al año 2022, ya alcanza el 15,8%
No obstante, vemos que la subida en el caso de los analgésicos con receta no se ha comportado de la misma manera en todas las edades. Si la prevalencia en el consumo de las personas de entre 15 y 34 años era de un 9,1% en el 2020, dos años después sería de un 8,8%. En el caso de las personas de entre 25 y 65 años tenemos la situación contraria, pasando de un 18,1% a un 19%, algo más de un punto en dos años.
Si bien estas son las cifras correspondientes a las personas que han consumido estos medicamentos alguna vez en su vida, también hay quien los toma con más frecuencia. Por ejemplo, observamos que hasta un 4% de la población había consumido estos opioides en el último mes, un porcentaje mucho más alto que el de 2020 (3,6) o el de 2018 (2,9). Hay incluso quienes consumen este tipo de medicamentos diariamente. Así, la prevalencia del consumo diario en este caso es de un 1,9%. Este dato se ha reducido desde el año 2020 (2,1%), por lo que hoy menos personas consumen estas sustancias en su día a día.
Tal y como hemos indicado, la prevalencia en el caso de las personas más jóvenes ha bajado en los últimos años. Un dato que viene relacionado con el del inicio en el consumo de estas sustancias. Y es que la edad del inicio de consumo se ha incrementado. Por ejemplo, en el año 2020, se comenzaba de media a los 32,6 años a consumir estos medicamentos. En el 2022 ya se ha llegado a los 35,3 años. Es en el caso de los opioides sinreceta donde vemos que los consumidores comienzan con menos edad, siendo además menor que en años atrás. En 2022 el comienzo del consumo era con 25,6 años cuando dos años atrás era de 27,7.
La subida en el caso de los analgésicos con receta no se ha comportado de la misma manera en todas las edades
La prevalencia en este consumo ha aumentado con los años, pero hay un tipo de analgésico opioide que resalta por encima del resto: el Tramadol. En este caso, siendo el analgésico con receta más consumido, el aumento ha sido muy llamativo con el paso de los años, superando los cuatro puntos en los últimos años.
Más concretamente, tenemos que un 9,4% de la población habría consumido tramadol al menos una vez en la vida, destacando un mayor consumo en mujeres (8,6 en hombres y 10,3 en mujeres). Este dato contrasta con el del pasado 2020, cuando era de un 7,2%, y más aún con el de 2018, cuando era de un 5,2%. En cuanto a mayor consumo le sigue la codeína, que sí ha bajado con respecto al 2018: tendríamos una prevalencia de 7,2% frente al 10% del 2018. En el caso de la morfina, sí que vemos también un aumento estos años, pues se pasa del 2,1% de 2020, al 2,3% del 2022.
Si nos preguntamos por qué consume la población este tipo de sustancias, el dolor agudo suele ser siempre la razón mayoritaria (56,55), seguido del dolor crónico (25%), o de la medicación que se receta después de una operación (23,7%). Finalmente vemos también que, pese a haber aumentado la prevalencia en este consumo, la población tiene por lo general una sensación de que es más difícil acceder a estos analgésicos. No en vano, un 30,4% de la población creía que era fácil conseguirlos en 24 horas, frente al 26% que lo cree ahora.