El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado ha ganado recientemente un gran reconocimiento en la comunidad médica e interés del público en general. Se trata de una condición que plantea numerosos desafíos, pues sus causas son variadas, y se relaciona con enfermedades subyacentes. En este contexto, Sanitas ha elaborado una serie de recomendaciones para poder controlar sus síntomas en la medida de lo posible.
El SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth) consiste en un trastorno caracterizado por el exceso de bacterias en el intestino delgado, en zonas en las que debería haber menor presencia bacteriana. “Este síndrome se manifiesta principalmente a través de síntomas gastrointestinales, como hinchazón abdominal, gases, diarrea, estreñimiento y malestar estomacal", explica Yolanda Masa, nutricionista de bluaU de Sanitas.
Los síntomas varían en gravedad y duración, pero suelen indicar un desequilibrio en las bacterias intestinales. Además, algunos pacientes pueden experimentar fatiga, pérdida de peso no intencional y deficiencias nutricionales, debido a la mala absorción de nutrientes. "Es esencial que cualquier persona que sospeche de SIBO busque la evaluación de un profesional médico, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, para un diagnóstico y tratamiento adecuados”, añade la nutricionista.
Yolanda Masa: "Es esencial que cualquier persona que sospeche de SIBO busque la evaluación de un profesional médico, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta"
El SIBO afecta aproximadamente a entre el 6% y el 15% de la población general. En pacientes con enfermedades subyacentes como la enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad celiaca o pacientes que se han sometido a cirugía gastrointestinal, la prevalencia puede elevarse hasta el 70%.
A su vez, aquellas personas que padecen una enfermedad relacionada con la motilidad intestinal, como la diabetes, personas con defectos anatómicos intestinales como los sometidos a cirugías, pacientes con enfermedad de Crohn o con enfermedad diverticular que afecta al intestino delgado, pueden verse más afectadas. En este sentido, ocurre del mismo modo con pacientes que emplean omeprazol o derivados.
En lo relativo a la prevención, el SIBO plantea grandes desafíos, pues sus causas son variadas y muchas veces relacionadas con condiciones médicas subyacentes. Sin embargo, para reducir el riesgo de desarrollarlo o controlar sus síntomas, los expertos de Sanitas han elaborado una serie de pautas a tener en cuenta.
Una de ellas consiste en mantener una buena higiene alimentaria, eludiendo alimentos crudos o mal cocidos, que puedan estar contaminados con bacterias dañinas. También es importante lavarse las manos antes de comer y seguir las prácticas de seguridad alimentaria correctas.
Por otro lado, mantener una dieta rica en fibra y alimentos probióticos proporciona un equilibrio saludable de bacterias en el intestino. Algunos alimentos ricos en fibra que se pueden tener en cuenta son las alcachofas, los arándanos, las alubias o la avena o los cereales integrales. En cuanto a los probióticos, destacan el kéfir, el kimchi, el tempeh o la kombucha, chucrut.
El control de las enfermedades subyacentes también es fundamental para el manejo del SIBO. Si se ha sido diagnosticado de enfermedades que afectan al funcionamiento intestinal, como la enfermedad de Crohn, celiaquía o diabetes, es de gran importancia tenerlas bajo control con ayuda médica.
Yolanda Masa: "La prevención y el manejo del SIBO requieren normalmente un enfoque individualizado basado en los precedentes médicos de cada persona"
El uso excesivo o innecesario de antibióticos puede alterar la microbiota intestinal, aumentando el riesgo de SIBO. Por ello, es aconsejable emplear antibióticos solo en caso de que sean recetados por un experto. Además, el estrés crónico suele afectar negativamente al sistema gastrointestinal.
Para hacer frente a esto, practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o el yoga, pueden aportar beneficios de cara a prolongar un sistema digestivo saludable. Trabajar la gestión del estrés con un psicólogo de forma presencial o a través de videoconsulta también es de gran ayuda para evitar cronificar el estrés.
“A pesar de los ejemplos indicados, cabe destacar que la prevención y el manejo del SIBO requieren normalmente un enfoque individualizado basado en los precedentes médicos de cada persona. Por lo tanto, es fundamental seguir las indicaciones de los especialistas para determinar las mejores estrategias de prevención y cura”, concluye la nutricionista de Sanitas.