Como consecuencia del progresivo envejecimiento poblacional y el incremento de la esperanza de vida, el número de casos de demencia aumentará durante las próximas décadas. Desde una perspectiva ética del cuidado en relación con la ancianidad existe la importancia de hacer prevalecer los derechos fundamentales de la persona: el respeto a la dignidad y la defensa de la libertad hasta el final de sus vidas. Esa fue una de las conclusiones de las III Jornadas que, con el lema “Bioética de las Demencias”, han sido organizadas por la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas y Ballesol.
El ciclo de ponencias estuvo orientado a compartir y transmitir las reflexiones y decisiones éticas alcanzadas en el manejo de pacientes con demencia. “Las Jornadas abordaron con éxito gran parte del espectro de problemáticas sobre Bioética que pueden aparecer en el caso de las personas mayores. Sobre la base de unos certeros datos epidemiológicos y desde una adecuada perspectiva antropológica se abordaron las cuestiones sobre el manejo médico y psicosocial, así como temas más concretos como la ley 8/2021 y la espinosa cuestión de la eutanasia”, afirma Rafael Amo, director de la Cátedra de Bioética de Comillas, una de las pioneras en España, fundada en 1987 con el objetivo de iluminar los problemas morales suscitados por los avances de las ciencias biomédicas.
UNO DE CADA CUATRO EN RESIDENCIAS
Desde la perspectiva de la salud pública y en un contexto de presente y futuro, Antonio Sánchez, Doctor en el Hospital Gregorio Marañón recordó que “la incidencia de la demencia desde hace 20 años no ha cambiado, por lo que será importante un diagnóstico precoz para establecer medidas terapéuticas correctas”.
“La demencia es la pandemia que seguirá creciendo”
“Cada año se diagnostican diez millones de casos de demencia, 40.000 casos de Alzheimer en España”, apuntó Sánchez. Teniendo en cuenta que existen doce factores de riesgo que son prevenibles, entre ellos, “la diabetes, la hipertensión, la obesidad, la depresión, el tabaquismo o la polución ambiental…, podríamos llegar a disminuir un 40% las actuales cifras de demencia”.
En línea con esta exposición, Javier Olazarán, Antropólogo de la Demencia en la Fundación María Wolf, añadió que, si bien “no podremos parar todas las demencias, no estamos cerca de alcanzar tratamientos eficaces”. En un escenario en el que “la demencia es la pandemia que seguirá creciendo”, desde su visión del reto que supone la ética del cuidado como disciplina global en relación con la ancianidad, “las residencias para personas mayores van a seguir llenas de residentes con demencias avanzadas, concretamente, uno de cada cuatro casos”, concluyó.
A medida que la persona va perdiendo autonomía e independencia, debido a las incapacidades propias del deterioro, aparecen situaciones que afectan a los cuidados que deben procurar familiares, profesionales e instituciones. Sobre la antropología de la demencia, Antonio Piñas, Doctor en la Universidad San Pablo CEU, expresó que “envejecemos bien, pero con fenómenos de dependencia, por lo que es necesario apostar por políticas del cuidado, el cual en el S.XXI debe ser personalizado, con sensibilidad y humanizado”.
TRATAMIENTO DE LA DEMENCIA
Los aspectos biojurídicos de la demencia que se recogen en la Ley 8/2021 de apoyo a las personas con discapacidad inciden en que todas las personas con discapacidad gozan de capacidad jurídica y derecho a ejercerla. Durante su participación, Isabel Lázaro, profesora de Derecho de la Universidad Pontificia Comillas, matizó que esta Ley “deja un muy amplio margen de decisión a los jueces y no aporta criterios para hacerlo, salvo el defecto o insuficiencia de la voluntad del individuo”. Igualmente, recalcó la importancia de la función de las medidas de apoyo, “las de naturaleza voluntaria, la guarda de hecho, la curatela y el defensor judicial, para asistir a la persona con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica en los ámbitos que sea preciso respetando su voluntad, deseos y preferencias”.
En esa misma línea se dirigió el mensaje de Rogelio Altisent, doctor y miembro del Comité de Bioética de España. Desde el convencimiento de que “el tratamiento de la demencia no es curativo”, explicó el significado del abrazo terapéutico “como la mejor terapia que se puede dar a un residente muchas veces”, sin olvidar que “el que tiene sentido vocacional es la persona más feliz del mundo, con actitudes ante el cuidado de la fragilidad como el respeto, el compromiso o la educación previa”. Teniendo en cuenta que, entre los objetivos de la formación en ética, está “abrir los ojos (sensibilidad en ética), ordenar la cabeza (aprender a deliberar) y tomar decisiones fundamentadas.
BIÓETICA DE LOS CUIDADOS EN DEMENCIA
Mª Jesús del Yerro, doctora del Hospital 12 de octubre de Madrid, atendió a una serie de consideraciones referidas a los cuidados para asegurar que “los pacientes que padecen demencia constituyen uno de los grupos más vulnerables de cualquier sociedad” para continuar afirmando que “cada persona va a vivir su demencia de manera distinta”.
Respetar la intimidad, identidad, personalidad o la capacidad de cada residente es fundamental para entender qué son los cuidados dignos
La necesidad de proporcionar unos cuidados paliativos de calidad a los pacientes con demencia en sus estadios finales es hoy en día una realidad. Con este enfoque, la doctora Del Yerro compartió con los asistentes al término de su intervención que “la eutanasia no puede ser un sustituto barato de los cuidados paliativos”.
Desde la experiencia y el conocimiento del cuidado en entornos residenciales, Mariano López de Ayala y Genovés, abogado, recordó tres principios fundamentales: el respeto a la dignidad, la autonomía y los derechos de la persona. De esta forma, “no se pueden tomar decisiones del ingreso de la persona en una residencia, si no es de acuerdo a la voluntad de esa persona”.
Jacinto Bátiz, doctor en Medicina y Cirugía del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi, (Bizkaia) configuró su ponencia sobre la certeza de que “la Medicina Paliativa procura ver simultáneamente a la persona que está enferma para seguir a su lado, respetándola y cuidándola a la vez que contempla su biología irremediablemente dañada para abstenerse de acciones que no le van a reportar ningún beneficio”. De esta forma, añadió, “la Bioética nos aconseja la prudencia para actuar y que los médicos reconozcamos los límites prácticos y éticos”.
Natalia Perea y Luis López, psicóloga y técnico de animación sociocultural en Ballesol, respectivamente, se refirieron a los retos y necesidades que surgen, diariamente, en una residencia. Respetar la intimidad, identidad, personalidad o la capacidad de cada residente es fundamental para entender qué son los cuidados dignos. Ambos coincidieron en sus intervenciones en “la importancia de la libertad en la toma de decisiones del residente", que pueda elegir, decidir... ”para evitar caer en estereotipos o mantener actitudes que restan dignidad a la persona. Por eso, desde las residencias Ballesol se trabaja “para que todos esos principios estén integrados en la vida diaria de la persona, evitando infantilizar, situaciones de edadismos, para en su lugar, celebrar los logros y el empoderamiento”.