El Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés National Health Service) del Reino Unido fue el primer sistema sanitario a nivel global en anunciar su ambición de lograr una huella de carbono cero. Para lograr este ambicioso objetivo, el NHS puso sobre la mesa la necesidad de alejarse de los inhaladores presurizados de dosis medida (pMDI, en inglés pressurized metered dose inhaler), que contienen potentes gases de efecto invernadero (GEI).
Los expertos son claros y revelan que un significativo número de pacientes podrían utilizar los inhaladores de polvo seco (DPI, por sus siglas en inglés dry powder inhalers), carentes de gases nocivos e igualmente efectivos para el manejo de las enfermedades relacionadas con las vías respiratorias.
Conscientes de esta realidad, un equipo de investigadores de la Facultad de Salud y Medicina de la Universidad de Lancaster ha publicado un artículo en la revista científica The BMJ en el que, bajo el título 'Barriers to green inhaler prescribing: ethical issues in environmentally sustainable clinical practice', plantea dos cuestiones éticas que generan una barrera a la hora de alejarse de los pMDI: pacientes que se oponen a utilizar inhaladores con huella de carbono más reducida y un aumento de los costes.
Se ha estimado que, por cada 10% de inhaladores PMDI cambiados a sistemas DPI, se podría evitar cada año la emisión de 58 kilotones de dióxido de carbono en Inglaterra
En relación al primer elemento, los autores apuestan por fomentar la pedagogía con el paciente. Toda vez identificado el colectivo de personas que se sirven de los pMDI y para los que el uso de un DPI es clínicamente apropiado, el profesional sanitario debe explicar las ventajas de estos últimos: y es que, si bien a nivel terapéutico presentan resultados similares, el beneficio de nivel medioambiental es muy elevado. Se ha estimado que, por cada 10% de inhaladores PMDI cambiados a sistemas DPI, se podría evitar cada año la emisión de 58 kilotones de dióxido de carbono en Inglaterra.
El aumento de costes es otra de las resistencias a la hora de dirigir la prescripción del Servicio Nacional de Salud hacía opciones más sostenibles. Si bien es cierto que puede acarrear un incremento inicial de las partidas destinadas a inhaladores, lo cierto es que un cambio orientado al uso de DPI protegerá el medio ambiente, lo que derivará en un descenso de las enfermedades respiratorias a medio y largo plazo.
No en vano, un aspecto determinante es que las consecuencias del cambio climático que no se mitiguen a tiempo se pagarán, de manera desproporcionada, por aquellos colectivos que son vulnerables y que contribuyen menos al mismo. Los autores del trabajo son claros: si los pMDI son un generador de la tendencia alcista del calentamiento global, servicios punteros como el NHS deben asumir el coste de utilizar inhaladores más caros.
La conclusión es tajante: el proceso de optar por inhaladores más sostenibles es urgente. A través de la educación al paciente y la concienciación de los gestores, las dificultades expuestas en este artículo científico son subsanables. Y es que, teniendo en cuenta el elevado número de pacientes que podrían utilizar los DPI, existe una gran oportunidad para reducir el impacto ambiental de los inhaladores.
SIN COSTE ADICIONAL EN ESPAÑA
En España, a través del Sistema Nacional de Salud (SNS), la regulación normativa hace posible cambiar un inhalador presurizado de dosis medida por uno de polvo seco sin coste adicional, dado que presentan el mismo precio. Estos inhaladores sostenibles cuentan con el respaldo de asociaciones de pacientes como APEPOC, de la mano de las indicaciones asistenciales de sociedades científicas y corporaciones profesionales, tanto de la esfera nacional como regional, como la Organización Médica Colegial (OMC), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) o la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid).
En España, más del 50% de los inhaladores son en formato presurizado, frente a otros países como Suecia donde sólo se usan el 13%, reservando éstos para la medicación de rescate
Todo ello se suma a la recomendación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) de utilizar dispositivos DPI frente a los contaminantes con propelente. En nuestro país, más del 50% de los inhaladores son en formato presurizado, frente a otros países como Suecia donde sólo se usan el 13%, reservando éstos para la medicación de rescate.