La circuncisión masculina consiste en una intervención quirúrgica a través de la que se extirpa el prepucio (piel que cubre el glande del pene). La evidencia científica ha demostrado que la circuncisión masculina reporta una serie de beneficios para la salud como la disminución de las infecciones del tracto urinario o el riesgo de algunas inflamaciones y problemas asociados al prepucio.
En los últimos años ha aumentado la literatura que sugiere que la circuncisión masculina es un mecanismo eficaz a la hora de reducir el riesgo de infección por VIH. La razón reside, tal y como explican desde ONU SIDA, en que la zona situada bajo el prepucio se daña con facilidad cuando se mantienen relaciones sexuales lo que aumenta el riesgo de infección.
Desde el organismo explican que los resultados derivados de estudios realizados en Sudáfrica, Uganda y Kenia indican que la circuncisión de hombres adultos puede formar parte de las estrategias de prevención del VIH en hombres. Sin embargo, los expertos de las Naciones Unidas advierten que la circuncisión tan solo es una herramienta más ya que no supone una protección total frente al virus, ya que tan solo reduce las posibilidades.
La circuncisión médica masculina voluntaria es desde el año 2007 una estrategia de prevención del VIH recomendada por agentes como la Organización Mundial de la Salud (OMS), especialmente en regiones como el África subsahariana donde se registra una baja cobertura de circuncisión masculina y una alta prevalencia del VIH. La evidencia científica de la que se dispone actualmente sugiere que la circuncisión reduce el riesgo de contraer VIH hasta en un 60% por lo que desde el año 2011 se encuentra integrada como estrategia de prevención en 15 países del este y sur de África.
Con el objetivo de conocer la realidad que se encuentra detrás de estas cifras ponemos el foco en los resultados de un estudio publicados en la revista The Lancet Global Health. Un trabajo basado en la comparación de cinco modelos matemáticos empleados para monitorizar los resultados de la circuncisión en un periodo de cinco años en hombres mayores de 15 años en Sudáfrica, Malaui y Zimbabue en una variedad de escenarios en el África subsahariana. Los resultados se plantearon en un horizonte temporal de 50 años y se supuso un coste de la circuncisión médica de 90 dólares, empleando un umbral de rentabilidad de 500 dólares.
“Hemos demostrado que es más probable que la circuncisión sea rentable en países y entornos con alta incidencia de VIH, aunque incluso en entornos con muy baja incidencia demostró ser rentable”
A pesar de las diferencias en factores como la incidencia proyectada del VIH, los cinco modelos utilizados concluyeron que la circuncisión médica durante un periodo de cinco años en hombres de 15 años en adelante fue rentable en casi todos los entornos y costes, con ahorros significativos en el plazo previsto de 50 años.
El análisis predice que hasta el 15% de las infecciones por VIH podrían evitarse en los próximos 50 años con programas de circuncisión médica masculina. “Hemos demostrado que es más probable que la circuncisión sea rentable en países y entornos con alta incidencia de VIH, aunque incluso en entornos con muy baja incidencia demostró ser rentable”, explican los autores indicando que “es probable que la rentabilidad de la circuncisión dependa de las trayectorias futuras de la incidencia del VIH”.
La continuación de los programas de circuncisión médica masculina fue rentable en el 68% de los escenarios analizados en el África subsahariana, con mayores probabilidades de que fuese más rentable en entornos modelados con una mayor incidencia del virus. Estos programas fueron rentables en el 62% de los entornos con una incidencia del VIH inferior al 0,1 por cada 100 personas en hombres con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años, incrementándose hasta el 95% en entornos con una incidencia del virus superior a uno por cada 100 personas.
Desde ONU SIDA inciden en que la circuncisión debe realizarse siempre por profesionales con formación adecuada, en centros de salud que cumplan con las condiciones óptimas de higiene y seguridad y bajo las condiciones de consentimiento informado, confidencialidad y asesoramiento. Exponen que, si hay que fomentar la circuncisión masculina debe hacerse de una manera culturalmente apropiada y con los pacientes recibiendo la información adecuada sobre la prevención del VIH para evitar que adopten comportamientos de riesgo.
“Los programas de circuncisión médica masculina tienen un impacto beneficioso en la salud de la población. Hemos demostrado que la continuación de estos programas durante cinco años en hombres mayores de 15 años tiene un beneficio neto para la salud, es rentable y, de hecho, ahorra costes en casi todos los entornos de incidencia del VIH considerados durante este estudio”, concluyen los autores.