Son muchos los profesionales sanitarios, usuarios y pacientes que están solicitando al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social que retire su rechazo al vapeo y que apuesten porque los cigarrillos electrónicos sean un elemento terapéutico más para dejar de fumar, donde el médico determine si el paciente debe utilizar parches, pastillas o estos sistemas.
Los apoyos al vapeo como herramienta eficaz para dejar de fumar no emanan exclusivamente de España, sino que traspasan fronteras. El Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés National Health Service) de Reino Unido, a través de su agencia de Salud Pública (PHE, de su nombre Public Health England), es una de las instituciones que muestra este respaldo.
A través de un vídeo oficial, los doctores Lion Shahab y Rosemary Leonard, expertos en deshabituación tabáquica, llevan a cabo un experimento en el que se compara las consecuencias de fumar 16 paquetes de tabaco con el uso proporcional del cigarrillo electrónico.
Los resultados publicados no dejan lugar a dudas. Mientras que en el caso de los cigarrillos convencionales dejan múltiples residuos en los algodones de las pesquisas, las muestras que interactuan con el vapeo se mantienen prácticamente intactas.
En este contexto, el organismo dependiente del Gobierno británico sostiene que los cigarrillos electrónicos, utilizados en el país por unos tres millones de personas, son un 95% menos peligrosos que el tabaco convencional.