La normativa que regula el uso y comercialización de cigarrillos electrónicos en la Unión Europea (UE), y por tanto la que se aplica en España, puede definirse por dos características fundamentales: estricta y clara. En los estados comunitarios, los sistemas de vapeo no pueden superar la cantidad de nicotina de 20mg/ml.
Algo muy diferente ocurre en Estados Unidos. En el país que preside Donald Trump la cantidad de nicotina que se puede incluir es francamente superior a la europea (59 mg/ml). Asimismo, los controles sanitarios son mucho menos frecuentes que en la unión de los 28 países europeos.
Los CDC han notificado que las muertes en Estados Unidos están relacionadas exclusivamente en casos en los que se ha utilizado este tipo de cigarrillos introduciendo THC
Todas estas circunstancias han sido el caldo de cultivo para que Estados Unidos se enfrente a un conjunto de problemas severos. Y es que el uso de sustancias prohibidas (como el tetrahidrocannabinol, principal constituyente psicoactivo del cannabis) y la proliferación de un mercado negro han desembocado en una agresiva pulmonía que se ha cobrado la vida de varios ciudadanos norteamericanos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés Centers for Disease Control and Prevention) han notificado que las muertes en Estados Unidos están relacionadas exclusivamente en casos en los que se ha utilizado este tipo de cigarrillos introduciendo tetrahidrocannabinol (THC).
Los científicos analizaron exhaustivamente 17 biopsias pulmonares de afectados y comprobaron que, en ningún caso, había pruebas de neumonía lipoidea
Un equipo de investigadores de la prestigiosa Clínica Mayo en Rochester (Minnesota) ha desarrollado un estudio del tejido pulmonar de las personas con lesiones que se relacionan con el vapeo. Las conclusiones a las que han llegado los especialistas es que no había relación causal entre la enfermedad y la práctica de vapear.
Atendiendo a detalles concretos, los científicos analizaron exhaustivamente 17 biopsias pulmonares de afectados y comprobaron que, en ningún caso, había pruebas de neumonía lipoidea. Unos datos que fueron publicados en la revista científica New England Journal of Medicine.