En los últimos años se han producido avances significativos contra el tabaquismo. Tras la aprobación de la Directiva sobre los productos del tabaco de la Comisión Europea (CE), la prevalencia del tabaquismo entre los mayores de 15 años descendió del 26 % en 2014 al 23 % en 2020, y la tasa entre los jóvenes cayó de un 25 % en 2014 al 20 % en 2020. Sin embargo, en los últimos años, el consumo de nuevas formas de tabaco como los cigarrillos electrónicos ha crecido exponencialmente, especialmente entre los jóvenes.
Los cigarrillos electrónicos con nicotina pero sin tabaco representan hasta el 7% de los mercados nacionales de la Unión Europea (UE) del tabaco y productos relacionados en términos de valor, según un documento de la CE. Durante los primeros años de aparición de estos productos, se señaló su consumo como beneficioso para reducir el deseo de fumar y otros síntomas característicos del abandono del tabaco. Sin embargo, a largo plazo se ha visto que muy pocos pacientes dejan el tabaco por completo con estos dispositivos y que el consumo un importante efecto en la salud. Algo de lo que la población todavía no es consciente.
Los cigarrillos electrónicos liberan “materiales responsables de exacerbaciones de patologías respiratorias, cardiovasculares o con acción carcinogénica”
“El cigarrillo electrónico consta de líquidos que contienen componentes tóxicos (propilenglicol, glicerina y/o nicotina) que generan daño respiratorio y cardiovascular y afectan a otros órganos y sistemas”, explica a Consalud.es el Dr. Carlos Rábade Castedo, neumólogo y coordinador del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). De la combustión de estos líquidos se liberan sustancias como formaldehídos, acroleínas, metales pesados que también se encuentran en el tabaco convencional, explica el experto. “Son materiales responsables de exacerbaciones de patologías respiratorias, cardiovasculares o con acción carcinogénica”.
MENSAJES DE FALSA INOCUIDAD
Entre 2018 y 2020 la venta de cigarrillos electrónicos incrementó su comercialización en más de un 2000%, según datos de la CE. Saltando el charco, en Estados Unidos (EE.UU.), se observó un incremento del consumo entre niños de 13 a 18 años desde un 1,5% en 2011 hasta un 78% en 2018. El aumento se ha debido a tres razones: el mensaje de falsa inocuidad de estos productos que se distribuyen entre los adolescentes, una idea alimentada por la industria tabacalera y que la evidencia científica ha desmontado; la dificultad que tienen los fumadores que quieren dejar de fumar para acceder a los tratamientos y servicios efectivos de cesación tabáquica, y la facilidad para adquirir estos dispositivos. “El cigarrillo electrónico no ha demostrado ser una alternativa al tabaco, es una forma de mantenerse en el consumo del tabaco y es una puerta de entrada en el tabaco para muchos adolescentes”, indica el Dr. Rábade.
Según recoge el ‘Informe sobre los cigarrillos electrónicos: situación actual, evidencia disponible y regulación’ de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad español, a corto plazo los cigarrillos electrónicos tienen efectos fisiológicos adversos en las vías respiratorias similares a aquellos asociados al humo del tabaco, también llegan a producir numerosas intoxicaciones y se ha relacionado con una lesión pulmonar, denominada en EE.UU. como EVALI (lesiones pulmonares asociadas al vapeo).
Los dispositivos más potentes de vapeo en Europa estarían sujetos a un impuesto especial de al menos el 40%, los de menor potencia al 20%
En el segundo semestre de 2019 se vivió en EE.UU. un brote de EVALI que afecto a 2668 personas y provocó 68 fallecimientos. Ante estos datos, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) recomendaron el no consumo del vapeo con nicotina o con THC (tetrahidrocannabidol), especialmente en jóvenes, adultos jóvenes y mujeres embarazadas.
PLANES DE LUCHA EN EUROPA
A raíz de la evidencia científica y la experiencia americana, la Unión Europea ha establecido una serie de medidas para reducir el consumo de estos productos y dificultar su acceso- El pasado 23 de noviembre entró en vigor la prohibición europea de comercializar productos de tabaco con sabores o aromas, ya sean filtros, papeles, paquetes, cápsula o “cualquier característica técnica que permita modificar el olor o el sabor de los productos del tabaco” en cigarrillos electrónicos. Desde esa fecha, los estados miembros cuentan con once meses para adaptar la nueva legislación que iguala la prohibición a la del tabaco convencional.
Esta medida para reducir el consumo de estos productos, se enmarca dentro del Plan de Lucha contra el Cáncer de la UE. El objetivo de este plan es reducir el consumo del tabaco del 25% actual al 20% en 2025 y al 5% en 2040. Para ello, desde Bruselas también han planteado un nuevo régimen fiscal para el tabaco, como adelanta ‘Financial Times’. La nueva estrategia que se implantaría en 2023 tras su aprobación establece un aumento del impuesto especial sobre los productos de vapeo. Los dispositivos más potentes estarían sujetos a un gravamen de al menos el 40%, los de menor potencia al 20%. Y los productos de tabaco caliente también se verán afectados por un impuesto del 55%.
Diferentes estados miembros también se están planteando establecer una legislación propia contra el vapeo. En el caso de España, no se ha actualizado desde 2017 su legislación acerca de los cigarrillos electrónicos de liberación de nicotina, en la que se recoge la cantidad de líquidos de recarga que se pueden consumir, el tipo de envase y la advertencia sanitaria sobre la nicotina. “Nosotros demandamos al Ministerio una equiparación de estos dispositivos al tabaco convencional y una limitación al acceso de los adolescentes”, concluye el Dr. Rábade.