Derrame pericárdico: síntomas, causas y posibles complicaciones

El exceso de líquido en el pericardio puede derivar en un derrame. Esta acumulación puede conllevar en un taponamiento cardiaco, su complicación más grave.

Dolor en el pecho (Foto. Freepik)
16 mayo 2024 | 14:00 h
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El derrame pericárdico es la acumulación de líquido en el pericardio, la estructura en forma de saco que rodea al corazón. Puede tener su origen en determinadas enfermedades pericárdicas, como la pericarditis, o estar propiciado por infecciones víricas o bacterianas, infartos, cáncer o la radioterapia. 

Una condición que puede llevar a la realización de un drenaje pericárdico para eliminar el exceso de líquido y, en los casos más severos, requerir la extracción de una muestra.

Ante un derrame pericárdico conviene buscar ayuda sanitaria inmediatamente para tratar la condición cuanto antes y evitar una de sus complicaciones más graves, el taponamiento cardiaco, que puede llevar a la imposibilidad del corazón para realizar sus funciones correctamente.

La mayoría de las veces, los pacientes son asintómaticos

El derrame pericárdico puede tener lugar sin síntomas ni signos, especialmente cuando el derrame ha tenido lugar progresivamente. No obstante, entre su sintomatología se incluye:

  • Dolor torácico. Aumenta cuando el afectado está tumbado.
  • Disnea: dificultad para respira que se acentúa al tumbarse.
  • Taquicardias y palpitaciones.
  • Fiebre, nauseas, vómitos o dolores musculares.
  • Hinchazón en piernas, abdomen y brazos.

CAUSAS

El origen de esta enfermedad puede implicar varias causas e incluso no encontrar un principio claro. La causa más habitual es la pericarditis, la inflamación del pericardio. Aunque hay otros factores que propician su aparición como las infecciones bacterianas o virales, traumatismos o lesiones en el corazón, enfermedades autoinmunes como el lupus, insuficiencia renal, hipotiroidismo, y ciertos medicamentos.

El líquido pericárdico se produce naturalmente en el cuerpo, específicamente en el saco pericárdico, un delgado saco de dos capas que rodea el corazón. La función de este líquido es de servir como lubricante para reducir la fricción entre las capas del pericardio durante los movimientos del corazón.

Por eso, las enfermedades pericárdicas, como la constricción, pueden suponer un exceso del líquido hasta derramarse. También, los procedimientos médicos como la biopsia pericárdica o el drenaje pericárdico pueden causar un derrame en el espacio pericárdico.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

En caso de sospecha ante un posible derrame pericárdico, es prioritario buscar atención médica y vigilar los síntomas asociados. De lo contrario, la complicación más grave puede ser el taponamiento cardíaco que supone la presión sobre el corazón e imposibilidad de bombear sangre y oxígeno correctamente. 

En ese sentido, algunas de las pruebas diagnósticas para identificar un derrame son las radiografías de tórax que muestran la silueta cardiaca, un ecocardiograma para observar si el corazón bombea sangre de manera correcta, un electrocardiograma para confirmar la presencia del líquido en el pericardio, su cuantía y la actividad del corazón o, finalmente, una resonancia magnética.

De cara al tratamiento, es vital abordar el desencadenante en primer lugar. Podemos distinguir entre dos tipos de tratamiento: para la pericarditis se pueden emplear algunos medicamentos antiinflamatorios con o sin esteroides. Y, por otro lado, si la causa es bacteriana, el protocolo consistirá en emplear antibióticos.

Sin embargo, en los casos más graves donde el derrame no remite y el tratamiento farmacológico no mejora la afección, será necesario drenarlo. Este procedimiento recibe el nombre de pericardiocentesis, usa una aguja que penetra el espacio pericárdico para colocar un catéter para drenar. Existen algunas ocasiones en las que es necesario realizar una cirugía llamada ventana pericárdiaca, donde se extrae un fragmento del pericardio. Esto puede tener lugar ante la presencia de pus, sangre o en sospecha de determinadas enfermedades.

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