La pandemia y la incertidumbre de estos dos últimos años ha llevado a que los casos trastornos mentales comunes como la ansiedad y la depresión hayan aumentado un 27% a nivel europeo, según ha dado a conocer el Dr. Narcís Cardoner, psiquiatra en el Hospital Universitario Parc Taulí (Cataluña), en el marco del XXX Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría que se celebra estos días en Vitoria.
“Estamos hablando de una prevalencia entorno al 5%. La cifra se extiende hasta el 7%, teniendo en cuenta lo que denominan la prevalencia a lo largo de la vida: la probabilidad de que una persona tenga un episodio depresivo a lo largo de su vida. La prevalencia anual (ese 5%) es una cifra que se mantiene constante, lo que hace que la depresión sea una enfermedad muy común, que afecta a un porcentaje importantísimo de españoles y españolas, aunque el trastorno sea más prevalente, sobre todo, en jóvenes y mujeres”, ha señalado el Dr. Cardoner.
A esto hay que añadir que el 25% de los casos de depresión diagnosticados "son cuadros crónicos, con los que los pacientes tienen que convivir durante largos años”. Sin embargo, ha recalcado que estos pacientes pueden “convivir perfectamente” con la patología siguiendo una serie de recomendaciones y un tratamiento adecuado, tanto farmacológico como psicoterapéuticos.
El Dr. Cardoner ha señalado que “se prevé que ese impacto continúe porque al malestar causado por las restricciones y la continua incertidumbre"
La pandemia supuso un factor de riesgo en el desarrollo de problemas de salud mental cuyas consecuencias todavía no se han visto del todo. El Dr. Cardoner ha señalado que “se prevé que ese impacto continúe porque al malestar causado por las restricciones y la continua incertidumbre se les añaden todas las dificultades que vendrán del impacto económico de esta crisis sanitaria”.
Ante ello los ponentes han hablado de la importancia de desarrollar políticas preventivas efectivas. Según ha indicado Cardoner, “existen situaciones o entornos de riesgo, lugares donde se puede incidir con el objetivo de reducir el riesgo de desarrollar nuevos episodios o cuadros depresivos”.
Roca, además, ha matizado que modificar el estilo de vida, es decir, incluir actividades tales como hacer ejercicio dos o tres veces por semana o seguir una dieta correcta, “tiene un efecto muy positivo añadido al tratamiento farmacológico en la evolución del trastorno”. Y ayudaría a que "los pacientes tuvieran menos recurrencias, y si las tuviesen, estas fuesen más suaves”.