Casas de crisis de salud mental: la atención y el acompañamiento más allá del hospital

En los últimos años los modelos de casas de crisis han ido tomando peso. Estas iniciativas, conformadas con diferentes perspectivas, componen un punto intermedio en el abordaje de los pacientes de salud mental

El Consell de Baleares tras aprueba la puesta en marcha de la Casa Violeta (Foto. Consell de Mallorca)
7 mayo 2023 | 00:00 h

Aislarse, reencontrarse con uno mismo, obtener herramientas y calmarse. Estos son los objetivos de las casas de crisis de salud mental o de las casas de soltería. Un recurso de salud mental comunitaria, como señala un artículo de la Universidad Politécnica de Madrid, que se utiliza como espacio seguro para aquellas personas que experimentan una crisis o sufrimiento psíquico. Un lugar de atención temprana con la que evitar que una crisis se cronifique, aumente el gasto sanitario y de atención y se incremente el consumo de psicofármacos.

Durante los últimos años se han obtenido resultados muy positivos del impacto de esta atención en los pacientes. Los ejemplos son pocos, la falta de financiación y de viabilidad de algunos de los proyectos no han permitido llevar a muchos a término, pero existen ejemplos con más de veinte años de experiencia como la casa de crisis de mujeres de Drayton Park en Londres, dirigido a mujeres en crisis de salud mental. Un espacio con un equipo que ofrece apoyo formal e informal, con personal terapéutico y ayuda psicológica para “reducir la ansiedad e intervenir en los mecanismos de afrontamiento dañinos, como las autolesiones o el abuso de alcohol/sustancias”, explican en su página web.

En concreto, estos lugares ofrecen un acompañamiento que tradicionalmente se ha vinculado a los hospitales. Actualmente los equipos de salud mental han incorporado la atención en domicilio o los ingresos domiciliarios, pero hasta ahora la atención se solía dar en los centros sanitarios, espacios generalmente fríos. “Tenemos que entender que, pese a la creencia existente hasta ahora, algunos malestares psicológicos o emocionales no son solo de la competencia hospitalaria”, indica la psicóloga Xisca Morell a Consalud.es. 

El Consell Balear anunció la puesta en marcha de la Casa Violeta, un centro especializado en atender mujeres víctimas de violencia machista con problemas graves de salud mental asociado al maltratato

En España poco a poco se están poniendo en marcha distintas iniciativas que se van consiguiendo implantar. En Cataluña se inició el proyecto, todavía en construcción, de la Casa Polar, una iniciativa pionera en nuestro país para ayudar a aquellas personas con crisis psiquiátricas que no quieren ingresar en un hospital. A ella le han seguido diferentes iniciativas, pero, de momento, solo una se va a poner en marcha,

A finales de marzo el Consell Balear anunció la puesta en marcha de la Casa Violeta, un centro especializado en atender mujeres víctimas de violencia machista con problemas graves de salud mental asociado al maltratato. El centro, gestionado por Tres Salud Mental, se inspira en Drayton Park para dar un lugar seguro a estas mujeres y aliviar este malestar con escucha y apoyo terapéutico.

AYUDAR A VACIAR LA MOCHILA

Xisca Morell se formó en Drayton Park. Allí vio cómo funcionaba la atención, y cuando le llamaron de Tres Salud Mental, con los que ya trabajaba en programas de prevención del suicidio, para incorporar sus conocimientos profesionales en un proyecto similar no lo dudó. Su forma de ver la atención de salud mental es un cambio de paradigma que todavía no está bien implantado en nuestro país: “La salud también es social”. La convivencia entre lo social y lo sanitario actualmente no es muy fuerte, de ahí que cueste que arranquen estos proyectos. Pero la Casa Violeta ya va sobre ruedas.

“Nuestro objetivo es atender a mujeres que han vivido diferentes tipos de violencias o traumas que le han generado problemas de salud mental que han derivado en una crisis psiquiátrica. Personas con una realidad compleja nacida de diferentes factores que desembocan en procesos de crisis”, explica la psicóloga. En este contexto, la casa se convierte en un espacio seguro de atención. “El malestar es más complejo que un diagnóstico”.

Xisca Morell: “Sabemos que a muchas no les ayudará este sistema y precisen de ingresos hospitalarios, pero para otras puede ser una forma de conseguir finalmente aprender a gestionar el trauma”

En la casa se ofrecen espacios de diálogos, sensibles al trauma, de escucha por parte de los profesionales que allí trabajan. “Es lo que marca la diferencia. Les devolvemos la capacidad de decisión, de que sepan lo que les pasa, qué ayudas necesitan”, indica Morell. “En definitiva, llegamos a acuerdos entre nosotras. Las mujeres pueden hacer lo que necesiten, pero con una libertad negociada con un profesional que solo quiere que se transite la crisis con seguridad para la paciente y el resto de mujeres que están allí”.

En general, las estancias están pensadas en semanas de duración, con un mes o mes y medio de máximo de ingreso, que es lo que la literatura científica establece que dura una crisis. Las mujeres tienen régimen abierto y capacidad para decidir lo que hacer siempre que no molesten al resto de residentes. Pueden seguir con su medicación pautada por los profesionales sanitarios, y cuentan con juegos de mesa, puzles y actividades para recuperar el contacto con el presente. También con muchos diálogos con profesionales para  obtener herramientas con las que gestionar su malestar y los síntomas que estos generan. “Sabemos que a muchas no les ayudará este sistema y precisen de ingresos hospitalarios, pero para otras puede ser una forma de conseguir finalmente aprender a gestionar el trauma”, indica Morell.

La mujer es la que decide desde el primer momento en el que se autoderiva al centro. Se empodera y la que consigue controlar y mejorar la gestión de su salud mental deja de asistir o de necesitar tantos ingresos psiquiátricos, lo que al final repercute en el gasto sanitario. “Es un orgullo escuchar a las mujeres que nos dicen que gracias a estos modelos de atención que han conseguido encontrar las fuerzas para reconectar consigo mismas, para sentirse bien y no tener que acudir al hospital”, explica Xisca Morell. “Es apostar por la prevención, dejar las hospitalizaciones para cuando realmente sean necesarias o los fármacos para cuando no haya más remedio”. concluye.

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