Tras el verano, es común que la higiene bucodental se vea afectada debido al descuido de las rutinas de higiene que se mantienen durante el año y al aumento de las comidas fuera de casa. Por ello, es recomendable hacer una visita al dentista para realizar una revisión a fondo, y prestar atención a los posibles problemas bucodentales que hayan podido ocasionar las vacaciones.
A este respecto, Berta Uzquiza, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental, recuerda cuáles son los problemas dentales más comunes que aparecen durante o tras el verano como consecuencia de no seguir unas pautas adecuadas en nuestra higiene bucal en las vacaciones.
Las caries son el enemigo número uno a combatir durante todo el año, pero, sin duda, más en verano. En este periodo, pasamos mucho tiempo fuera de casa sin posibilidades a veces de cepillarnos los dientes (por ejemplo, en la playa). Helados, granizados, refrescos o zumos son alimentos frecuentes y agradecidos para nuestro paladar, pero no para nuestra salud bucal. ¿Cómo evitarlo? Obviamente, limitando el consumo de este tipo de alimentos, intentando seguir al pie de la letra nuestra higiene bucal e hidratándose mucho con agua.
Tras el verano, es común que la higiene bucodental se vea afectada debido al descuido de las rutinas de higiene que se mantienen durante el año
Por otro lado, al cambiar nuestra rutina y descuidar nuestra higiene bucodental, llegan los gérmenes, las bacterias y el sarro. Esto se suma a la sobreexposición al cloro de las piscinas. Según el Journal of Dentistry of Children, el 28% de los niños sufre erosión dental y, de ellos, un 60% son los que nadan con asiduidad. Para evitarlo, se deben cepillar los dientes después de cada comida.
Asimismo, las comidas fuera de casa y los viajes hacen que olvidemos lavarnos los dientes con la frecuencia habitual. Esta falta de higiene y el aumento de la ingesta de deriva en la aparición de la temida halitosis. ¿Qué hacer para evitarla? Mantener una higiene oral adecuada y beber agua con mucha frecuencia, pues ayuda a mantener el flujo de saliva y la hidratación de la mucosa oral.
Finalmente, uno de los problemas más frecuentes en verano es la aparición o empeoramiento de la sensibilidad dental. La ingesta de helados, comidas y bebidas frías repercute en una desagradable sensación que aparece tras la toma de estos alimentos. Los azúcares y cítricos modifican el pH de nuestra boca, provocando un desgaste de los dientes afectando a nuestro esmalte. ¿Cómo evitarlo? El cepillado en estos casos es clave, así como reducir la ingesta de tales productos que producen cambios indeseables en el pH de la boca. Además, mantenernos hidratados puede favorecer a equilibrar el balance del pH con una ingesta continuada de agua.