De manera generalizada pensamos que el verano es la época preferida de los más pequeños, ya que son fechas señaladas para que descansen, su momento de expansión y felicidad, sobre todo en la infancia. Sin embargo, no para todos los menores es una época de felicidad. Así lo señalan desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), que recuerdan que para los menores con recursos insuficientes puede ser una época complicada. De hecho, durante el verano pueden agravarse algunos riesgos.
La AEPap señala que existe un problema de pobreza infantil en España. De acuerdo con datos de Unicef, en nuestro país se estima que alrededor del 28% de los niños se encuentran en situación de pobreza. Y esta situación tiene sus consecuencias en diferentes ámbitos. "Unicef subraya problemas como el mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas, malnutrición y problemas de salud mental, además de un menor rendimiento académico y problemas sociales y emocionales", explica el Dr. Pedro Gorrotxategi, presidente de AEPap.
"En verano, vemos cómo estos riesgos se agravan en algunos casos. Por ejemplo, con el cierre de los comedores escolares, que puede provocar carencias alimentarias en algunos casos, o con la subida de temperaturas, cuando muchos hogares no pueden mantener una temperatura adecuada", añade el presidente de la AEPap.
El verano es la época preferida de los más pequeños, ya que son fechas señaladas para que descansen
Así, por ejemplo, el sindicato USO ha denunciado que la ausencia de comedores escolares aumenta la vulnerabilidad de los más pequeños, ya que este cierre de las instalaciones escolares significa que comen peor, soportan temperaturas agobiantes, se aburren y, en ocasiones, están expuestos a situaciones de violencia.
Igualmente, la ONG Educo, en su informe "Los derechos de la infancia no se van de vacaciones, infancia en riesgo y alimentación saludable en verano (2024)", muestra que las carencias en alimentación y la falta de actividades de ocio en verano repercuten de forma negativa en el bienestar de la infancia. De hecho Educo lo llama "el olvido vacacional".
De acuerdo con sus fuentes de información, solo el 14,3% de las escuelas afirma que la continuidad de la alimentación del alumnado está asegurada durante el verano, frente a un 85, 7% de los centros que declara que no existe tal continuidad, que es muy insuficiente o que no tiene información.
La Dra. Teresa Cenarro, vicepresidenta de AEPap y responsable del Grupo de Nutrición, explica, en relación a la malnutrición, que "ésta puede darse por defecto o por exceso, tanto en nutrientes insuficientes como obesidad, que se presenta cuando la alimentación no es saludable, algo que sucede a menudo en familias de bajos recursos, pues a veces una alimentación no saludable es más económica".
Otro desafío presente en el verano para los menores lo constituye la temperatura en los hogares. El 19,9% de personas menores de 18 años viven en hogares que no pueden mantener una temperatura adecuada. Destacan las familias "monomarentales”, encabezadas por una mujer, entre las que asciende al 32,3%.
Las vacaciones no son iguales para todos los menores, ya que los más vulnerables tienen en verano, incluso, más dificultades que el resto del año
Por otra parte, la AEPap recuerda que el 33,1 % de los hogares españoles no pudo permitirse salir de vacaciones al menos una semana al año, de acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida de 2023, por lo que esta época no ofrece las mismas posibilidades de descanso y ocio a todos los menores.
En el ámbito institucional se están tomando diversas iniciativas, como la Resolución de 28 de febrero de 2024, de la Secretaría de Estado de Derechos Sociales, por la que se ponen en marcha el programa para la "Protección a la familia y atención a la pobreza infantil", en colaboración con las CCAA. "Sin embargo, vemos que estas iniciativas, de momento, son insuficientes", explica el Dr. Gorrotxategi.
Por todo ello, la AEPap quiere hacer un llamamiento a las autoridades locales, autonómicas y estatales para poner el foco en estas fechas en el hecho de que las vacaciones no son iguales para todos los menores, y que los más vulnerables tienen en verano, incluso, más dificultades que en el resto del año para un desarrollo adecuado de su alimentación, salud y ocio.