Rigidez en la zona lumbar, fatiga extrema, cambios en el estado de ánimo, problemas para detener el flujo de orina o una pérdida de peso descontrolada. Así son algunos de los síntomas del cáncer de próstata, una de las enfermedades oncológicas más frecuentes en hombres, después del de pulmón, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una enfermedad que ofrece datos mejorables, pero positivos, con un 75% de probabilidades de curación, llegándose a triplicar la supervivencia en los últimos 15 años. Este 11 de junio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Próstata.
En los últimos cinco años, el aumento de casos ha sido significativo, llegando a contabilizar 33.341 pacientes diagnosticados en España en el año 2020, según informa la Asociación de Cáncer de Próstata (ANCAP). En el mundo, cada año se diagnostican más de un millón de nuevos casos. Uno de los factores más relevantes para un tratamiento efectivo de la enfermedad es la detección temprana que, no solo permite reducir la mortalidad, también mejora la calidad de vida de los pacientes.
Según datos de la American Cancer Society, aproximadamente 1 de cada 8 hombres será diagnosticado con cáncer de próstata en algún momento de su vida. Además, se estima que en 2023 habrá 29.000 casos en España y alrededor de 248,530 en Estados Unidos.
“La mayoría de los casos ocurren en varones de edad avanzada, siendo el 90% de los pacientes mayores de 65 años y la edad media de diagnóstico de 75 años” afirma la Dra. Aránzazu González del Alba Baamonde, oncóloga médica del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda. La edad avanzada es uno de los factores de riesgo elevado ante esta enfermedad, pero una detección precoz es fundamental para subsanar el peligro. Por esto, conocer la existencia de la enfermedad en sus primeros estadios es primordial.
Desde el primer momento que el paciente sabe que padece esta afección, es tan lícito como necesario exponerse a un tratamiento personalizado y exhaustivo. “Es muy importante la valoración del paciente desde el principio por un equipo multidisciplinar que incluya al urólogo, oncólogo médico y oncólogo radioterápico con la idea de ofrecer la mejor opción terapéutica” explica el Dr. Ramón Aguado Noya, oncólogo médico del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda.
AVANCES EN LAS TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO
Es importante destacar que cada paciente es único, y el tratamiento debe adaptarse a las necesidades individuales. Algunos cánceres crecen levemente y pueden no requerir tratamiento inmediato, mientras que otros necesitan de una intervención inmediata.
“La palpación de la próstata a través de la pared rectal y, ante un resultado sospechoso, siempre se debe realizar una biopsia, independientemente de los niveles de PSA”
En los 70 se desarrolló una técnica de diagnóstico que, en la actualidad, es una de las más precisas para un tratamiento milimetrado a las necesidades del paciente: antígeno específico de próstata (PSA). Este análisis de sangre es una prueba sencilla y ampliamente utilizada para detectar el cáncer de próstata. “El PSA es una sustancia producida en exclusiva por las células que forman la próstata” según informa la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Por tanto, un valor elevado de PSA implica una mayor probabilidad de padecerlo. No obstante, los niveles altos de esta proteína no siempre indican la presencia del cáncer, pueden ser el resultado de otras condiciones benignas.
Entre los métodos de diagnóstico más efectivos, el tacto rectal también es clave para diagnosticar la enfermedad en una fase inicial. Consiste en “la palpación de la próstata a través de la pared rectal y, ante un resultado sospechoso, siempre se debe realizar una biopsia, independientemente de los niveles de PSA” explica el doctor Aguado.
Para una detección precisa del tumor y la valoración de su extensión regional, se utiliza la resonancia magnética nuclear (RMN) pélvica multiparamétrica. A través de imágenes de alta resolución, este método “puede utilizarse en el momento del diagnóstico para estadificar mejor los tumores o guiar las biopsias” explica la doctora González del Alba.
Es importante destacar que la combinación de varias pruebas y la evaluación individualizada de cada caso son fundamentales para obtener un diagnóstico preciso. “Con todo ello, el PSA es mejor predictor del cáncer de próstata que el tacto rectal o la ecografía transrectal” asevera la Asociación del Cáncer de Próstata (ANCAP).
MAYOR SUPERVIVENCIA A LA ENFERMEDAD
La supervivencia individual puede variar según la etapa del cáncer, el tipo de tratamiento recibido o el estado de salud del paciente. Pero, en general, la tasa de supervivientes a la enfermedad es bastante alta. “La supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados en el periodo 2008-2013 fue de 89,8%, la más elevada entre los tumores frecuentes” ha comunicado la SEOM a través de una nota de prensa.
"El PSA es mejor predictor del cáncer de próstata que el tacto rectal o la ecografía transrectal”
Actualmente, los casos de cáncer de próstata son diagnosticados en las fases iniciales, siendo un 10% el porcentaje de casos avanzados o metastásicos. “En estadios iniciales, el cáncer de próstata es curable en una gran mayoría de casos mediante técnicas actuales de cirugía, radioterapia/braquiterapia con o sin la adición de hormonoterapia” ha afirmado la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Las técnicas de inhibición de PARP han demostrado el “beneficio en supervivencia en pacientes con cáncer de próstata avanzado, previamente tratados con otras líneas de tratamiento y alteraciones en genes implicados en la reparación del DNA” concluyen.
El cáncer de próstata es una enfermedad que afecta a muchos hombres en todo el mundo, pero con un diagnóstico temprano y la suma de estos avances, la esperanza de vida ha aumentado significativamente. Es fundamental mantener a la población masculina informada y concienciar a los varones de revisiones periódicas a partir de edades avanzadas. Además, una atención médica individualizada unida al apoyo psicológico y afectivo al paciente, favorecerán a su bienestar personal y calidad de vida, reduciendo el impacto emocional que producen las enfermedades oncológicas en particular.