El cáncer de próstata es la segunda enfermedad maligna más frecuente en hombres y la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo. Se diagnostican así 1.276.106 casos de este tumor al año. Los datos son claros: en nuestro país, en el año 2020 se registraron 33.341 casos y 6.112 fallecidos por esta causa, situándose como el primer tumor más frecuente en hombres. La tendencia apunta a un crecimiento progresivo de casos acumulados en los últimos cinco años, según exponen asociaciones como la AECC y la Ancap.
Ellas son, además, quienes denuncian que “si continuamos con esta tendencia, el número de casos llegará a aumentar hasta un 40% en 2040”. Esto se debe, no solo al envejecimiento y al aumento de la población, sino también a la posibilidad de localizar la enfermedad en estadios iniciales gracias a las técnicas de detección precoz.
Sin embargo, en España no hay establecido un “cribado oficial” de cáncer de próstata. “Sería fantástico que hubieran cribados como lo están para el cáncer de colon o de mama. No hay un cribado en el que los médicos de familia tengan unas directrices del Sistema Nacional de Salud que proponga a los hombres de cierta edad a que se hagan una prueba. Se basa en el criterio del médico o del individuo”, cuenta Carlos, secretario de Ancap y paciente de este cáncer.
"El cáncer de próstata no vende y tenemos que saber enfocar esta enfermedad e interiorizarla"
En su caso, decidió hacerse las pruebas por propia iniciativa. “Mi padre tuvo problemas de próstata y empecé a interesarme sobre los 40 años. Me lo detectaron con 55 años y dieron con un antígeno prostático específico (PSA) anómalo por lo que mi urólogo estuvo muy acertado porque decidió hacer una biopsia y di positivo. Afortunadamente, estoy operado y la evolución, dentro de lo que es la enfermedad, es satisfactoria. Ahora voy a revisiones dos veces al año”.
Aún así, Carlos reconoce que no todos los hombres actúan como lo hizo él. La poca visibilidad y la poca concienciación que existe entre la población en torno a este tumor, unido al estigma social que aún lo rodea, provoca importantes diferencias en cuanto a su priorización en los planes de salud y al diagnóstico precoz comparado con otros tumores de similar incidencia.
“Falta conciencia y visibilidad. El cáncer de próstata no vende y tenemos que saber enfocar esta enfermedad e interiorizarla. Cogida a tiempo es bastante llevadera, aunque tampoco podemos olvidarnos que es un cáncer. Esta es la llave para que esto sea real y, sobre todo, que los cribados se implementen tal y como ya ha dicho la Unión Europea (UE). Ya hay una directiva de la UE explicando que es importante implantar cribados poblacionales y es importante que no sea papel mojado”, explica.
"Ya hay una directiva de la UE explicando que es importante implantar cribados poblacionales y es importante que no sea papel mojado"
No obstante, esta no es la única barrera a la que muchos pacientes tienen que enfrentarse. Todo comienza desde que son diagnosticados. “Muchos nos llaman a la asociación asustados porque la palabra ‘cáncer’ sigue causando temor. Te llama gente muy preocupada porque no saben cómo les va a afectar o hay algún problema con la intervención. Piensan que van a tener que vivir toda la vida con pañal o no van a poder ir a la playa. Al principio es todo muy preocupante y nosotros lo que hacemos es mostrarle nuestro apoyo”, relata Carlos.
“Estamos hablando de una afección muy importante y en nuestra asociación tenemos grupos en los que ellos pueden hablar con libertad porque no pueden ir a un bar y contar que tienen un cáncer, y menos de próstata. El problema de comunicación es uno de los retos que tiene este cáncer, porque los hombres no queremos hacer esto público ya que pensamos que vamos a perder algo más que la vida. Es una enfermedad que te causa un gran cambio a nivel social”, sigue contando.
Por otra parte, también esta presente la falta de equidad entre las Comunidades Autónomas y la necesidad de lograr una atención homogénea para todos los pacientes. Tal y como detalla el secretario, “también tenemos el problema de la incontinencia. Desde que se ha implementado la cirugía robótica es más fácil no perder el control de la orina. Pero, no en todas las comunidades se pueden permitir esto. La cirugía robótica está ganando mucho terreno, pero hay veces que viene un hombre al que le han realizado una cirugía abierta y luego a otro lo han hecho a través de cirugía robótica, y es porque residen en lugares distintos. Y eso un tema, que a muchos pacientes les duele”.