El videoconsejo sanitario de #TuFarmacéuticoInforma de esta semana se centra en la tobramicina, qué es y cuándo y cómo debemos tomar este antibiótico del grupo de los aminoglucósidos, similar a otros como gentamicina o estreptomicina. Según explica el farmacéutico Carlos Fernándes Moriano, se trata de un antibiótico de amplio espectro, es decir, activo sobre un número importante de bacterias. "Los aminoglucósidos actúan interfiriendo en los procesos de síntesis de las proteínas de las bacterias, impidiendo su crecimiento y conduciéndolas a la muerte", apunta.
Está indicada para el tratamiento de infecciones bacterianas, entre ellas destacan infecciones de piel y tejidos blandos (incluyendo las debidas a quemaduras), infecciones del sistema nervioso central (como meningitis) e infecciones genitourinarias complicadas. Es especialmente útil en forma de aerosol para el tratamiento de infecciones respiratorias, sobre todo en pacientes con fibrosis quística y otras enfermedades pulmonares crónicas. También se emplea para el tratamiento tópico de infecciones oculares superficiales (conjuntivitis aguda, queratitis o úlcera de córnea).
La dosis a emplear y la duración del tratamiento dependen de la localización de la infección y de su gravedad, así como de la presentación del medicamento
"No obstante, el médico debe comprobar previamente que la bacteria causante sea sensible al efecto de tobramicina. Conviene recordar que, igual que cualquier otro antibiótico, no tiene ningún efecto frente a infecciones causadas por virus (como gripes, resfriados o la mayoría de las infecciones de garganta). Además, se han descrito casos de bacterias resistentes a su efecto", aclara.
La dosis a emplear y la duración del tratamiento dependen de la localización de la infección y de su gravedad, así como de la presentación del medicamento. "Habitualmente, son tratamientos de 7 a 10 días. La tobramicina está disponible en forma de inyectables intravenosos, soluciones para inhalación y como colirios oftálmicos, siendo varios de los medicamentos de uso a nivel hospitalario", explica Fernández Moriano.
Según este farmacéutico, unas de las reacciones adversas más características de tobramicina y de otros aminoglucósidos podría ser la aparición de toxicidad en el riñón (con aumento de los niveles de creatinina y urea en la orina) y a nivel del sistema auditivo, pudiendo aparecer sordera, vértigos o pitidos en los oídos. Aunque la mayoría de veces suelen ser efectos reversibles y manejables clínicamente.
Pero el mayor riesgo de tobramicina se debe al mal uso y al abuso que hacemos de los antibióticos. Y es la aparición de resistencias, que pueden hacer que este antibiótico deje de ser eficaz. Para evitar o combatir este problema y reduzcan el riesgo de resistencias bacterianas, el Ministerio de Sanidad, a través de la Agencia Española de Medicamentos ha creado un grupo de expertos (Plan Nacional de la Resistencia a Antibióticos o PRAN), en el que participan los farmacéuticos a través de representantes del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Entre las principales recomendaciones, es fundamental no usar la tobramicina sin receta médica. "Además, es importante que tomes el antibiótico a las horas y durante el periodo de tiempo que te haya indicado el médico. Y finalmente, desecha el tratamiento que te haya sobrado en el punto SIGRE de tu farmacia", añade.
"Y recuerda, pregunta siempre a tu farmacéutico de confianza. Él te informará sobre cómo debes administrar la tobramicina y sobre cualquier otra duda que tengas", concluye.