Garantizar la continuidad asistencial, reorganizar el sistema sanitario y los recursos hacia un modelo centrado en el paciente y fortalecer la coordinación sociosanitaria son algunos de los desafíos que plantea el abordaje de las enfermedades crónicas en el nuevo escenario generado por la actual pandemia. Así se ha puesto de manifiesto en la mesa Cronicidad: Horizonte 2025, la atención al paciente crónico en el contexto COVID-19, celebrada en el marco del 42º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), en la que se ha destacado también la necesidad de conceder “protagonismo a los pacientes crónicos y a los profesionales en la toma de decisiones”.
Moderada por el doctor Julio Zarco Rodríguez, presidente de la Fundación Humans y expresidente de SEMERGEN, la sesión patrocinada por Boehringer Ingelheim España ha contado con la participación del doctor Rafael Micó Pérez, médico de Familia e integrante de los grupos de trabajo de Cronicidad y Dependencia de SEMERGEN; el periodista Antonio Manfredi, miembro de Acción Psoriasis y representante del Foro Español de Pacientes (FEP), y Luz Campello, del Consejo General del Trabajo Social.
"No es verdad que estemos siendo tratados por igual; con suerte te dan una cita telefónica y poco más, y hay personas con enfermedades crónicas que están dejando de ir al médico porque se sienten inseguros"
Todos los ponentes, representantes de la Plataforma Cronicidad: Horizonte 2025 (CH2025), que agrupa a las principales organizaciones colegiales, sociedades científicas, asociaciones de pacientes y compañías asociadas involucradas en la atención al paciente crónico en España, han coincidido en que la atención a las enfermedades crónicas se ha visto deteriorada como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Por ello, han insistido en la importancia de reorganizar el actual sistema de salud para que el paciente se sienta verdaderamente "el centro de la asistencia", teniendo en cuenta que actualmente las políticas sanitarias "tienden a dejarle a un lado".
Así lo ha manifestado Antonio Manfredi, quien ha advertido que la COVID-19 “ha llegado para quedarse”, lo que exigirá adaptar el modelo sanitario para que dé respuesta a las necesidades de todos los pacientes, especialmente los crónicos. “No es verdad que estemos siendo tratados por igual; con suerte te dan una cita telefónica y poco más, y hay personas con enfermedades crónicas que están dejando de ir al médico porque se sienten inseguros. Con ello se ha perdido la relación con el médico en Atención Primaria”, ha indicado el representante del FEP, que ha sido tajante al asegurar que “un paciente crónico abandonado es un paciente caro a medio y largo plazo”.
En referencia al cambio que la pandemia ha provocado en la relación entre paciente y profesional, el doctor Rafael Micó ha defendido la necesidad de recuperarla para poder asumir uno de los retos prioritarios en el abordaje de la cronicidad, la continuidad asistencial. “Lo más importante es tener un médico de cabecera como referente, si se pierde el seguimiento al paciente, se pierde el sentido básico de la Atención Primaria”. En su opinión, esta continuidad asistencial debe ir acompañada de innovación y de un mayor protagonismo del paciente y de la familia, sin olvidar la comunicación, la transparencia y la coordinación sociosanitaria, “que ha fallado estrepitosamente en este país”.
Según este médico de familia, vicepresidente primero de SEMERGEN, para poder abordar la cronicidad con garantías, las decisiones deben ser “más técnicas y menos políticas”, de modo que hay que “subir el nivel de tecnificación y reducir la dispersión política actual”, concediendo “mayor protagonismo a los enfermos y a los profesionales, porque la cronicidad se gestiona donde vive el paciente, y con la COVID se ha visto cómo se ha deshumanizado la atención”.
Desde el punto de vista del Trabajo Social, Luz Campello ha afirmado que, en un escenario como el actual, marcado por la epidemia, se ha agravado una realidad que ya existía. “El problema de la cronicidad no se ha tomado en serio aún; se ha delegado mucho en lo privado, en las familias y en los débiles servicios sociales para posponer un cambio real a nivel organizativo, con lo cual el paciente crónico se siente con miedo, con menor atención, más aislado, con menos apoyos y con una situación de salud que va empeorando, lo que va a revertir en una atención mucho más cara”.
“Se ha mirado hacia otro lado y no se ha invertido lo suficiente para que el sistema asuma como propia esta coordinación sociosanitaria”
Para Campello, otro de los desafíos pendientes en el sistema sanitario es la evaluación social del paciente con una enfermedad crónica, “puesto que hoy es impensable atender la cronicidad pensando solamente en la figura del médico”. También ha defendido un cambio en el modelo relacional médico-paciente “que recupere la figura del profesional como alto valor, en detrimento de la tecnología punta –que es por lo que se apostó en el modelo de agudos–, y en el que se considere al paciente y a la familia como un recurso”.
En este contexto, Luz Campello ha reivindicado que se reconozca el Trabajo Social como profesión sanitaria y ha lamentado que la coordinación sociosanitaria siga siendo una asignatura pendiente. “Se ha mirado hacia otro lado y no se ha invertido lo suficiente para que el sistema asuma como propia esta coordinación sociosanitaria”, ha indicado, antes de añadir que los trabajadores sociales “estamos preparados para ocupar un espacio necesario en el sistema de salud con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes crónicos”.