En España viven actualmente más de siete millones de personas con enfermedad renal crónica (ERC). De estas, una de cada cinco presenta anemia renal, una complicación frecuente derivada de esta patología que empeora de a medida que la función renal se ve cada vez más afectada.
Nos encontramos ante un problema sobre el que no solo existe poco conocimiento, sino que no cuenta con la visibilidad que debería dada su prevalencia. En este sentido GSK ha iniciado la campaña “La línea roja de la anemia renal”, con el objetivo de concienciar sobre las implicaciones e impacto que supone para los pacientes con ERC cruzar esta “línea roja” que puede provocarles la anemia renal y, por tanto, afectara su calidad de vida.
De este modo la compañía ha incluido en su portal dirigido a pacientes y cuidadores una serie de contenidos específicos que tienen como objetivo ampliar el conocimiento existente sobre este problema de salud.
“La anemia es una de las complicaciones más frecuentes de la enfermedad renal crónica”, asegura el doctor Aleix Cases, nefrólogo, profesor asociado de la Universitat de Barcelona y secretario del grupo de Anemia de la SEN. Su prevalencia aumenta de manera especial a partir de estadios avanzados de la enfermedad, con una prevalencia del 60% en estadios 4-5 no dializados y hasta el 90% en pacientes en diálisis.
“Está absolutamente subestimada e infradiagnosticada, sin embargo, afecta de forma significativa a la calidad de vida de los pacientes que la sufren”, expone el presidente de ALCER, Daniel Gallego. Además, señala que estos pacientes “se encuentran fatigados, por lo que es muy difícil trabajar o realizar cualquier actividad física; lo que va unido a una falta de concentración, pérdida de memoria y dificultades cognitivas”. Por su parte, el doctor Cases reconoce que también “es un predictor de morbimortalidad, especialmente de causa cardiovascular y un factor de progresión de la enfermedad renal”.
Los expertos coinciden en la necesidad de una mayor concienciación de la sociedad, los pacientes y los profesionales sanitarios sobre la anemia renal. En el caso de estos últimos, “hay que mejorar la sensibilización entre otros profesionales sanitarios de la importancia de la anemia en la ERC, mejorar el diagnóstico de la anemia y su diagnóstico diferencial, así como remitir al paciente a tiempo al nefrólogo para que reciba el tratamiento adecuado”, subraya el profesor asociado de la Universidad de Barcelona. En este sentido, el presidente de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN), Juan Francisco Pulido, afirma que “en ocasiones, la falta de criterio clínico de gravedad, puede producir una idea distorsionada de restar importancia a la anemia”. Dentro de los diferentes ámbitos sanitarios, “la enfermería tiene un papel importante en el diagnóstico temprano, en la administración de los tratamientos, en su adherencia, en la educación del paciente y en su seguimiento”, asegura Pulido.
El tratamiento de la anemia renal que se emplea en la actualidad se basa en la ferroterapia y en el uso de agentes estimuladores de la eritropoyesis, que es el proceso de formación de glóbulos rojos. “La ferroterapia oral tiene problemas de absorción e intolerancia gastrointestinal, mientras que la ferroterapia endovenosa es más efectiva, pero requiere ser administrada en un hospital y consume tiempo y recursos sanitarios”, señala el doctor Cases como principales problemas de la misma.
“Está absolutamente subestimada e infradiagnosticada, sin embargo, afecta de forma significativa a la calidad de vida de los pacientes que la sufren”
Por su parte, los agentes estimuladores de la eritropoyesis “son efectivos, pero deben administrarse por vía subcutánea o endovenosa, lo cual puede ser un problema para determinados pacientes, requieren conservación en frío y hay pacientes con escasa respuesta a los mismos”. Es por ello que la investigación sobre esta enfermedad está centrada en “nuevos fármacos que sean una alternativa a los actuales, por ejemplo, que sean activos por vía oral, como los nuevos inhibidores de la prolil hidroxilasa de HIF”, afirma el doctor Cases, destacando que “el primero de los fármacos de esta familia se espera que esté pronto disponible en España”.
Desde el punto de vista de los pacientes estos “deben conocer sus valores de hemoglobina y tener conversaciones con su médico en este sentido, intentando consensuar las opciones y tratamientos”, argumenta el doctor Cases.
Razón por la que el presidente de ALCER pone de manifiesto la necesidad de que “los profesionales pregunten más a los pacientes renales cómo se encuentran, independientemente de que sus análisis estén bien, para conocer como están viviendo su anemia renal y si les está afectando en su calidad de vida”.
En este sentido, la concienciación y sensibilización sobre este problema de salud pública cada vez mayor es clave “para poder ofrecer mejores cuidados y una buena calidad de vida a las personas con enfermedad renal”.
GSK es una compañía comprometida con la búsqueda de soluciones para hacer frente a la anemia asociada a la ERC y mejorar la calidad de vida de los pacientes que viven con ella. “La línea roja de la anemia renal” cuenta con el aval científico de la SEDEN (La Sociedad Española de Enfermería Nefrológica) y estará presente en diferentes jornadas científicas como ALCER o los congresos en Granada de la SEN (Sociedad Española de Nefrología) y la SEDEN.
“El objetivo de esta campaña es concienciar a todo el colectivo implicado en el manejo de la anemia por ERC. Una buena información puede ayudar a una detección precoz y a mejorar la vida de las personas afectadas por esta complicación”, apunta María José Muñoz Suárez, directora Médica de GSK España.
Esta campaña se desarrolla dentro del Instituto Nacional de Anemia Renal (INAR), que GSK puso en marcha hace unos meses y que tiene como objetivo reunir a profesionales sanitarios involucrados en el manejo de la anemia asociada a la ERC para mejorar su abordaje y concienciar sobre esta patología. La campaña también se presentará el próximo 27 de noviembre en las jornadas educativas que realizarán las asociaciones de ALCER en cinco localidades distintas de España (Bilbao, Logroño, Málaga, Salamanca y Coruña).
“Junto con los profesionales sanitarios y organizaciones de pacientes, en GSK tenemos la responsabilidad y el compromiso de empoderar al paciente y a la sociedad en general. Un paciente o cuidador bien informado puede contribuir sin duda a una mejora del autocuidado, a una mejora de la comunicación con sus profesionales y a un mejor control de la enfermedad”, añade Muñoz Juárez. “Y en el ámbito de los profesionales, podemos fomentar la detección precoz y corrección de la anemia, que sin duda impacta en la calidad de vida y experiencia del paciente”.