La crisis climática a la que el mundo se enfrenta exacerba muchos factores de riesgos sociales, ambientales y económicos, pero también relacionados con nuestra salud tanto física como mental. A pesar del creciente e importante impacto que el cambio climático tiene en nuestro bienestar psicosocial, existen grandes brechas en muchos países entre las necesidades de salud mental y la disponibilidad y accesibilidad de los sistemas y servicios de salud mental para abordarlas.
Atendiendo a esta situación la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado un resumen de políticas que describe las interconexiones entre el cambio climático y la salud mental, brindando una serie de recomendaciones clave sobre los posibles enfoques para abordar los impactos de la crisis climática en la salud mental.
Para hacernos una idea del escenario en el que nos encontramos, entre los años 1970 y 2020 los peligros relacionados con el clima han aumentado alrededor de un 50%, afectando a casis 5.000 millones de personas.
Incluso sin el cambio climático, las condiciones de salud mental ya representan una carga significativa en todo el mundo. De hecho, la mayoría de las personas con problemas de salud mental no está recibiendo actualmente ningún tipo de atención o tratamiento. Una realidad que se torna aún más preocupante en los países de medios y bajos ingresos donde menos del 20% de las personas con problemas de salud mental asegura recibir los cuidados adecuados.
De acuerdo con los datos publicados en el informe de la OMS la media de profesionales de la salud mental a nivel global es de 13 por cada 100.000 personas. El 25% de los años vividos con discapacidad están causados por problemas relacionados con la salud mental y el consumo de sustancias. Las estimaciones revelan que alrededor de 1.000 millones de personas viven en la actualidad con algún problema relacionado con la salud mental. A pesar de esta preocupante situación solo el dos por ciento de los gobiernos destina en sus presupuestos de salud gasto específico para la atención a la salud mental.
Los determinantes ambientales, sociales y económicos de la salud mental incluyen la calidad del aire, del agua y de los alimentos, la seguridad y la protección de los ingresos y medios de subsistencia, así como los cambios que se producen a nivel social y económico. Por ejemplo, los altos niveles de contaminación del aire en periodos de altas temperaturas aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias que aumentan la tensión sobre los sistemas sanitarios y tienen impacto económico debido al descenso de la productividad. Pero la salud mental también se ve afectada en diferentes grados que pueden ir desde el estrés o la angustia al desarrollo de problemas de salud mental más graves.
El cambio climático provoca un aumento de los eventos climatológicos adversos como las sequías, inundaciones o incendios que producen el desplazamiento de poblaciones que también afectan de forma preocupante a la salud mental.
Han surgido nuevos términos que describen cómo nos afecta esta situación: ansiedad climática, solastalgia, eco-ansiedad, malestar climático, duelo ecológico y la angustia relacionada con el clima
Cada vez se realizan mayores esfuerzos para comprender de mejor forma los impactos del cambio climático en la salud mental de los individuos y las comunidades. Tristeza, miedo, desesperación o impotencia son sentimientos habituales ante los eventos climatológicos extremos, pero han surgido nuevos términos que describen cómo nos afecta esta situación: ansiedad climática, solastalgia (describe una forma de angustia, estrés mental o existencial causado por el deterioro ambiental), eco-ansiedad, malestar climático, duelo ecológico y la angustia relacionada con el clima.
Atendiendo a la fotografía descrita, la OMS propone una serie de recomendaciones:
- Integrar las consideraciones sobre el cambio climático en las políticas y programas de salud mental para preparar la capacidad de respuesta ante la crisis climática.
- Integrar las redes de apoyo a la salud mental y psicosocial dentro de las políticas relacionadas con el cambio climático y la salud.
- Construir a través de acuerdos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible o el Acuerdo de París.
- Implementar enfoques multisectoriales y basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades y abordar la salud mental y los impactos psicosociales del cambio climático.
- Abordar las grandes brechas que existen en términos de financiación tanto desde el punto de vista de la salud mental, como para responder a los impactos en la salud del cambio climático.
Cada vez existen más pruebas de los diversos mecanismos a través de los que el cambio climático está afectando a nuestra salud mental. Los países deben acelerar drásticamente sus respuestas. “Fortalecer el vínculo entre la salud mental y el cambio climático es una oportunidad para crear una visión más holística y una respuesta más coordinada. Las intervenciones efectivas están disponibles y pueden implementarse de inmediato, con más apoyo en la formulación de políticas”, expone la OMS a través de su informe.
“Dados los impactos del cambio climático la salud mental y el bienestar psicosocial deben ser uno de los principales focos de acción climática. Tiene que haber un compromiso tanto político como económico en todos los sectores para hacer de esto una prioridad, ya que esta es la única forma de hacer justicia para todos los que se ven afectos”, concluyen.