Urbanización, cambio climático y temor al futuro: ¿Por qué los jóvenes tienen peor salud mental?

El cambio climático y la urbanización pueden estar detrás de la mala salud mental y del significativo aumento de la ansiedad y la depresión en jóvenes desde 2010

El cambio climático y la urbanización pueden estar detrás de la mala salud mental de los jóvenes (Foto. Freepik)
El cambio climático y la urbanización pueden estar detrás de la mala salud mental de los jóvenes (Foto. Freepik)
Carmen Bonilla
29 julio 2024 | 07:00 h
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El término ‘salud mental’ ha protagonizado largas conversaciones en los últimos años, especialmente a raíz de la pandemia de Covid-19. Los jóvenes están experimentando niveles cada vez mayores de angustia, y las investigaciones sobre las tendencias de salud mental de los adolescentes destacan un aumento significativo de la ansiedad y la depresión desde la década de 2010. Aunque son muchas las teorías sobre qué puede estar provocando esto, los últimos descubrimientos muestran que el cambio climático y la urbanización merman la salud mental de los jóvenes.

Sin embargo, es posible orientar intervenciones para revertir esta situación, y dichas intervenciones se pueden llevar a cabo en todos los niveles de la sociedad: en el hogar, con los padres, con los trabajadores de la salud mental y con los responsables de las políticas. En este sentido, durante la Reunión Anual de Nuevos Campeones 2024 del Foro Económico Mundial en Dalian, China, dos expertos en salud mental analizaron, en la sesión ‘¿Menos juego, más conversación?’, cómo cuestiones como el cambio climático y el Covid-19 están afectando a la salud mental de los jóvenes, y aprovecharon para ofrecer soluciones, como expone World Economic Forum.

Por un lado, es importante profundizar en la urbanización y la salud mental como dos cuestiones importantes relacionadas entre sí. Las ciudades se están transformando, y se han convertido en el principal lugar en el que los jóvenes crecen y forman sus impresiones del mundo y su lugar en él. Además, los menores de 25 años son los que más probabilidades tienen de trasladarse a las ciudades en busca de oportunidades. En concreto, los expertos estiman que, para el año 2050, el 70% de los adolescentes y niños el mundo vivirán en estos centros urbanos. El problema radica en que la mayoría de los trastornos de salud mental comienzan en la adolescencia, una época en la que la mayoría de las personas están descubriendo su identidad dentro de las redes interconectadas que los rodean.

La mayoría de los trastornos de salud mental comienzan en la adolescencia, una época en la que la mayoría de las personas están descubriendo su identidad dentro de las redes interconectadas que los rodean

Así, a medida que las ciudades crecen y las aglomeraciones urbanas se multiplican, también lo hace el número de personas que padecen trastornos de salud mental. “Las interacciones de los adolescentes con su entorno son fundamentales para su desarrollo y su salud mental, y en este momento la urbanización es una de las fuerzas que está configurando los entornos en todo el mundo”, explica Pamela Collins, profesora y directora del Departamento de Salud Mental de la Universidad Johns Hopkins. Pese a que las ciudades brindan acceso a oportunidades, atención médica y empleo, además de libertad social, también pueden ser lugares de hacinamiento y densidad, aumentar el estrés y sobrecargar a las personas.

Paralelamente a esto, los jóvenes deben enfrentar infinidad de temores relativos a la falta de conexiones y a las preocupaciones sobre el mundo que están heredando, en el que el cambio climático es el gran protagonista. “Sabemos por la evidencia que los jóvenes necesitan conexión para tener relaciones saludables”, explica Emma Lawrence, directora de Salud Mental y directora del Centro Climate Cares de la Facultad de Medicina del Instituto de Innovación en Salud Global del Imperial College de Londres.

“Necesitan conectarse con la esperanza, conectarse con la capacidad de regular sus propias emociones y desarrollar resiliencia psicológica, pero también conectarse con aire limpio, agua y seguridad alimentaria, educación, atención médica, acceso a la naturaleza y la capacidad de practicar su cultura libres de discriminación y violencia”.

La sensación de que el mundo no mejora sino que, todo lo contrario, empeora, puede ser desestabilizadora para los adolescentes y perjudicar su capacidad de acceder a todo lo que necesitan para prosperar: recursos básicos, empleos o conexiones con otras personas. Un ejemplo extremo de esto fueron los confinamientos. “Si nos preocupa la salud mental de los jóvenes, entonces debemos preocuparnos por el cambio climático. Es un multiplicador de riesgos que actualmente está aumentando (la probabilidad de que los jóvenes de todo el mundo estén expuestos a traumas y tensiones) y es desestabilizador”, explica. La experta argumenta que los jóvenes que están expuestos a la contaminación del aire, incluso desde el útero, tienen más probabilidades de experimentar ansiedad, depresión y psicosis. También se han observado cambios en la estructura de su cerebro asociados con la conexión social, el TDAH y la ansiedad.

Lawrence: "El costo de la inacción climática sobre la salud mental de los jóvenes es el mayor desafío que la humanidad haya enfrentado jamás"

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

Se prevé que la carga adicional para la salud mental debida a los riesgos climáticos relacionados con el acceso a los espacios verdes y la contaminación del aire costará 47.000 millones de dólares (43.000 millones de euros) en 2030 y 537.000 millones de dólares (495.000 millones de euros) dos décadas después.  Además, el Fondo Monetario Internacional ha estimado que se gastan en torno a 7 billones de dólares (6,4 billones de euros) al año en subvencionar la industria de los combustibles fósiles. “Por lo tanto, el mundo tiene recursos para crear entornos más saludables, y los jóvenes dependen de las decisiones de todos nosotros. El costo de la inacción climática sobre la salud mental de los jóvenes es el mayor desafío que la humanidad haya enfrentado jamás”, continúa Lawrence.

Para abordar la situación, a nivel individual, los jóvenes necesitan habilidades para gestionar sus propias emociones, algo que les permita un desarrollo emocional saludable. Es decir, reconocer y gestionar las emociones, poder afrontar el éxito y el fracaso de manera responsable. “En segundo lugar, un tema definitorio para cualquier ciudad que apoya la salud mental de los jóvenes es la preocupación por su tejido social y, por lo tanto, la ciudad debe brindarles las habilidades, las oportunidades y los lugares para la salud y las relaciones sociales: relaciones con los pares, con las familias, entre generaciones y dentro de sus comunidades”. Siempre sin olvidar la problemática del cambio climático. “Si queremos un mundo en el que ningún joven se vea limitado por problemas de salud mental, entonces todos debemos abogar por una acción climática audaz y justa”, concluye Lawrence.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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