Las alergias son una condición cada vez más común entre las personas, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a ubicarlas entre las seis patologías más frecuentes. En este aspecto, uno de cada cuatro españoles puede sufrir algún tipo de alergia a lo largo de su vida. Además, de entre las patologías alérgicas más frecuentes, destacan la rinitis, que afecta al 21% de la población, la dermatitis atópica, que afecta al 4%, y las alergias a alimentos, que suelen darse en un 5% de los niños y un 2% de los adultos.
Las alergias respiratorias están provocando un impacto muy negativo en los pacientes debido al adelanto estacional de la primavera, derivado del cambio climático y a la contaminación ambiental. Concretamente, el incremento de la temperatura global como consecuencia de los gases de efecto invernadero y el descenso en la frecuencia de las precipitaciones tienen una relación directa con el aumento de la concentración de polen que producen las plantas durante la floración y el aumento del período de exposición. Esto ha dado lugar a que, solo en las últimas dos décadas, regiones como Madrid, Castilla y León o Castilla-La Mancha hayan visto un incremento de alérgicos del 50%.
De entre las patologías alérgicas más frecuentes, destacan la rinitis, que afecta al 21% de la población, la dermatitis atópica, que afecta al 4%, y las alergias a alimentos
La alergia es una respuesta anómala del sistema inmunitario que está provocada por sustancias generalmente inofensivas. En función de la susceptibilidad del paciente, el ambiente que le rodea y las características propias del alérgeno,el paciente reaccionará de una forma u otra. Además, las vías de contacto pueden ser inhalatorias, digestivas, cutáneas o por picaduras de insectos.
“En un primer contacto, estos alérgenos son capaces de estimular el sistema inmunitario, generando unos anticuerpos especiales (de tipo IgE específico) que, una vez formados, inician una reacción inflamatoria que desencadena los síntomas de la alergia”, explica la Dra. Belén Añíbarro, especialista en alergología en el Hospital Universitario Vithas Madrid Arturo Soria.
Dependiendo de la exposición, los síntomas de una alergia pueden ser de leves a graves. A su vez, en función de la vía de entrada, se puede hablar de alergias naso-oculares (con síntomas frecuentes como estornudos, picor de nariz, ojos y paladar, congestión y goteo nasal, ojos llorosos, hinchados, irritados y hasta rojos); respiratorias (con síntomas como sibilancias, tos seca, opresión en el pecho y dificultad para respirar) o cutáneas (urticaria, hinchazón, hormigueo, picores en la piel o erupciones).
“En los casos más graves puede producirse anafilaxia, una reacción severa que puede causar un fallo multiorgánico con pérdida de conocimiento, shock y paro cardiaco capaz de poner en riesgo la vida de quien la sufre”, asevera la experta.
Dra. Belén Añíbarro: “En los casos más graves puede producirse anafilaxia, una reacción severa que puede causar un fallo multiorgánico con pérdida de conocimiento, shock y paro cardiaco"
Sin embargo, los pacientes alérgicos pueden contar con una gran cantidad de terapias, según explica la doctora Añíbarro. Entre los fármacos más empleados para las patologías alérgicas destacan los antihistamínicos, que se emplean en enfermedades como la rinitis, las urticarias agudas o crónicas y otras reacciones alérgicas. Estos medicamentos se administran por vía oral o tópica.
Por otro lado, otros fármacos contra las alergias son los broncodilatadores, asociados frecuentemente a corticoides inhalados para el tratamiento del asma bronquial. Los corticoides, por su parte, son fármacos de gran trascendencia dada su eficacia, y se indican para tratar manifestaciones broncopulmonares (vía inhalatoria), síntomas óculo-nasales y cutáneos (vía tópica).
En la actualidad, además de estos fármacos, se dispone también de otros biológicos para quienes no responden a tratamientos convencionales. En determinados pacientes la vacunación con extractos alergénicos logra también mejorar los síntomas de la enfermedad, reduciendo la necesidad de emplear otros medicamentos para su control.