“Se ha demostrado que la alteración y la falta de sueño están asociados con el desarrollo y la progresión de la enfermedad de Alzheimer y con el incremento de mortalidad”. Esta es la conclusión expuesta por Rebecca S. Robbins, PhD, del Brigham and Women’s Hospital (Boston), responsable de un reciente estudio que vincula los problemas del sueño con la demencia y el aumento de las tasas de mortalidad por distintas causas. Los resultados del estudio han sido publicados en Aging.
Para su realización se ha analizado la calidad del sueño de 2.812 adultos mayores de 65 años a través del Estudio Nacional de Tendencias de la Salud y el Envejecimiento de Estados Unidos (NHATS, por sus siglas en inglés). Un estudio longitudinal representativo a nivel nacional sobre los beneficiarios de Medicare, programa federal de seguro médico del país.
Los participantes completaron encuestas sobre la alteración del sueño y su duración entre los años 2013 y 2014. En base a los resultados los investigadores han examinado las relaciones entre las alteraciones y deficiencias en el sueño con el desarrollo de problemas como la demencia y el incremento de las tasas de mortalidad ligadas a distintas causas en los siguientes cinco años desde la realización de la recogida de datos. La edad media de los participantes del estudio fue de 76,9 años con un 60% de mujeres y 40% de hombres.
Las personas que dormían cinco horas o menos cada noche tenían aproximadamente el doble de riesgo de padecer demencia en el futuro. El riesgo también se incrementaba entre los que tardaban más de 30 minutos en dormirse
En general, aproximadamente el 60% de los participantes informaron de que nunca o rara vez tenían problemas con el estado de alerta (estado del sujeto sano en vigilia o sueño fisiológico, fácilmente despertable). Aproximadamente la mitad indicó que rara vez o nunca se echaban la siesta y más del 50% asegura que el tiempo medio que tardaban en dormirse era de 15 minutos o menos. Aproximadamente el 70% calificó la calidad de su sueño como buena o muy buena, y más del 90% señaló que rara vez o nunca roncaba.
Los investigadores examinaron la relación existente entre las características del sueño y el desarrollo de enfermedades como la demencia en un plazo de cinco años. De esta forma se señala que las personas que dormían cinco horas o menos cada noche tenían aproximadamente el doble de riesgo de padecer demencia en el futuro. El riesgo también se incrementaba entre los que tardaban más de 30 minutos en dormirse.
Además, el riesgo de mortalidad por todas las causas fue significativamente mayor entre las personas que indicaron problemas para mantener el estado de alerta algunos días o la mayoría de ellos, se echaban la siesta de forma rutinaria o dormían menos de cinco horas cada noche.
“Nuestro estudio ofrece una contribución a la literatura sobre el sueño en el envejecimiento de la población frente a la evaluación de la demencia incidente y la mortalidad por todas las causas. La escasez de sueño fue un fuerte predictor tanto de la demencia incidente como de la mortalidad por todas las causas, lo que sugiere la importancia del correcto descanso”, concluyen los investigadores.