Bloqueadores de pubertad, ¿cuál es la situación en España después del veto en Reino Unido?

La Dra. Itxaso Rica, de la Unidad de Identidad de Género del País Vasco, explica cómo funcionan los tratamientos bloqueadores de pubertad para niños transgénero en su comunidad autónoma después de la polémica suscitada recientemente en Reino Unido

Manos con símbolo transgénero (FOTO: Freepik)
7 mayo 2024 | 11:35 h

Reino Unido ha sido el último país en sumarse definitivamente a la política de vetar los tratamientos bloqueadores de pubertad en menores de edad. Después de encomendar un estudio sobre la seguridad y eficacia clínica de estos a la Dra. Hilary Cass, su Servicio de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) llegó a la conclusión de que no existía evidencia clínica suficiente para seguir dispensando los medicamentos; es más, catalogó su uso como “experimento social”. Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca ya lo habían hecho con anterioridad, e Italia, a raíz de la llegada de Giorgia Meloni al Gobierno, ha creado una comisión de expertos para estudiar también su prohibición. Pero, ¿cuál es la situación en España?

La Dra. Itxaso Rica, endocrinóloga pediátrica en el Hospital Universitario de Cruces (Baracaldo), se incorporó a la Unidad de Identidad de Género del País Vasco -ubicada en el mismo centro- en el año 2013, cuando, explica a ConSalud.es, por primera vez un menor de cinco años con diversidad de género solicitó, acompañado por sus progenitores, asistencia sanitaria en la comunidad autónoma. Desde entonces ha visto centenares de casos; tantos que, según Susana López Altuna, subdirectora de la Asesoría Jurídica del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), dicha Unidad atendió a 676 personas entre el 2010 -año de su creación- y el 2020.

"El número de consultas fue excepcional inicialmente, pero se objetivó un incremento progresivo y muy intenso en el número de solicitudes de asistencia entre los años 2016 y 2021"

“El número de consultas fue excepcional inicialmente. Se objetivó un incremento progresivo y muy intenso en el número de solicitudes de asistencia entre los años 2016 y 2021, sobre todo a expensas del subgrupo de adolescentes con sexo asignado femenino. En los últimos dos años la tendencia ha cambiado y el número de menores que acuden por primera vez a la consulta de Endocrinología Pediátrica de la Unidad de Identidad de Género se ha mantenido estable”, indica la experta. En Reino Unido, el NHS cerró a finales del pasado mes de marzo la única unidad que existía en el país, ubicada en Londres; en abril, no obstante, abrió otras dos, en los hospitales infantiles de Great Orpond Street (Londres) y Alder Hey (Liverpool).

“Nuestro servicio se basa en apoyar a la persona en su totalidad, considerando su salud física y mental, incluidas sus necesidades emocionales, psicológicas y sociales. Queremos comprender las necesidades individuales de los niños y jóvenes y contar con un amplio equipo de profesionales que trabajan con ellos para brindarles una atención segura y adecuada”, señalaba a principios de abril un portavoz de la Unidad de Género del NHS en Londres. Lo que no podrán, sin embargo, es preescribir medicamentos: “Como servicio especializado, seguimos de cerca las directrices del NHS tras el informe provisional de la Dra. Cass. Seguiremos haciéndolo a la espera de cualquier cambio que pueda derivarse de la respuesta del NHS al informe final”.

"No disponemos de bibliografía que documente con claridad el efecto del bloqueo en la talla final y en el pico de masa ósea que alcanzan los menores transexuales que han sido tratados”

El National Health Service encargó este informe a raíz del aumento de la demanda de los servicios de identidad de género en Reino Unido y de las críticas que habían suscitado sus tratamientos enfocados a niños con disforia de género. La experta concluyó que hacían falta más pruebas a largo plazo y más recopilación de datos sobre lo que les ocurre a las personas a las que se preescribe medicación. Y es que, recuerda Ixtaso Rica, los tratamientos bloqueadores de pubertad no solo evitan la progresión de caracteres sexuales secundarios, sino que también modifican la velocidad de crecimiento durante la pubertad y el ritmo de adquisición de masa ósea.

“Conocemos que esta terapia es eficaz frenando la progresión de caracteres sexuales. Sin embargo, no disponemos de bibliografía que documente con claridad el efecto del bloqueo en la talla final y en el pico de masa ósea que alcanzan los menores transexuales que han sido tratados”, afirma la endocrinóloga pediátrica. El informe de la Dra. Cass también apunta a que los cambios que producen estos medicamentos no solo se producen en el cuerpo, sino también en el cerebro. Así, los nuevos servicios de identidad de género de Reino Unido -el NHS espera poder llegar a crear unos siete u ocho centros regionales más en los próximos dos años- contarán con la asistencia de expertos clínicos en neurodiversidad, pediatría y salud mental.

PROTOCOLO EN EL PAÍS VASCO

En España, el protocolo con las personas que acuden a estos servicios es distinto según la comunidad autónoma. En el País Vasco, explica la Dra. Itxaso Rica, se prescriben bloqueadores de pubertad a todos aquellos menores transexuales que acuden a él “refiriendo un malestar emocional intenso y mantenido con la aparición y/o progresión de los caracteres sexuales secundarios”. Estos menores, acompañados por sus padres o tutores legales, son atendidos inicialmente en la consulta de Endocrinología Pediátrica, y se les informa sobre el funcionamiento de la Unidad, el protocolo clínico asistencial de Osakidetza y los riesgos y/o beneficios que puede conllevar el uso de bloqueantes en la situación personal de cada menor.

"Solicitamos las exploraciones complementarias recomendadas en los consensos internacionales de expertos (analítica-densitometría) y hacemos una valoración de la madurez mental del menor"

“Si tras un tiempo de control, variable en cada caso, los menores -apoyados por sus progenitores- desean iniciar la terapia, se solicitan las exploraciones complementarias recomendadas en los consensos internacionales de expertos (analítica-densitometría) y se hace una valoración de la madurez mental del menor por especialistas de la Unidad. Finalmente, se comentan los casos en reuniones periódicas de la Unidad y, tras haberse descartado problemas físicos o psicopatológicos que impidan el uso de la terapia, se inicia el tratamiento con la firma de un consentimiento informado por parte del menor y de sus tutores legales”, señala la experta del País Vasco.

Después, durante el tratamiento, los menores siguen siendo atendidos en la consulta de Endocrinología Pediátrica: “Es necesario mantener un control estrecho, objetivar la respuesta clínica, solicitar y valorar los resultados de exploraciones complementarias, estar alerta ante la posible aparición de efectos adversos y ajustar las dosis de la medicación”. Otro aspecto que destaca la doctora es el de recomendar hábitos de vida saludables “de forma global, y específicamente para proteger la salud de sus huesos”: “Mantener peso normal, hacer deporte programado, seguir una alimentación equilibrada con adecuada ingesta de calcio y mantener niveles analíticos correctos de vitamina D”.

POSIBLES CONSECUENCIAS A FUTURO DE LOS FÁRMACOS

Los medicamentos conocidos como “bloqueadores de pubertad”, comenta la Dra. Itxaso Rica, son los análogos del GnRH (hormona liberadora de ganadotropina), que son las que hacen que, en los hombres, los testículos produzcan testosterona. “La testosterona, en menores con sexo asignado masculino, induce aumento de vello corporal, desarrollo de masa muscular, incremento del crecimiento, aumento del tamaño del pene, aparición de vello facial y desarrollo de voz grave”. Su equivalente “en menores con sexo asignado femenino” son los estrógenos, que producen “desarrollo mamario, distribución femenina de grasa corporal, incremento del crecimiento y posterior aparición de reglas”.

Los fármacos que se utilizan para estos tratamientos frenan “de forma reversible” la síntesis de hormonas sexuales en ambos sexos, impidiendo que aparezcan o que progresen los caracteres sexuales secundarios y, como recordaba la experta, frenando la velocidad de crecimiento durante la pubertad -periodo de tiempo que dura entre tres y cuatro años- y el ritmo de adquisición de masa ósea. El Dr. David Bell, psiquiatra y uno de los denunciantes de la citada unidad de género que ha cerrado recientemente en Londres, critica por su parte que los tratamientos bloqueadores de pubertad han causado “daños considerables” a los menores ingleses a lo largo de los últimos años.

“No existe ninguna agencia reguladora española ni europea, porque no hay estudios suficientes para su seguridad"

"No es cierto que se desconozca la seguridad de los bloqueantes de la pubertad. Sabemos bastante. Hay serias dudas sobre la mineralización ósea y los efectos cognitivos a largo plazo", expresó en unas declaraciones recogidas por The Telegraph, en las que citaba la posibilidad de que se debiliten los huesos, se comprometa el desarrollo del cerebro y haya riesgo de cardiopatías a largo plazo. "Se les inicia en un camino que tiene muchas probabilidades de ser irreversible”, denuncia Bell, mostrando un punto de vista que comparten muchos compañeros de profesión.

“No existe ninguna agencia reguladora española ni europea, porque no hay estudios suficientes para su seguridad. Cualquiera que utilice estos fármacos lo está haciendo fuera de indicación”, asegura el Dr. Celso Arango, especialista en Psiquiatría Infantojuvenil y jefe de este servicio en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. “Están haciendo más daño que bien. Lo que se tiene que hacer es una evaluación en profundidad antes de iniciar un tratamiento así, que tiene muchos efectos secundarios. No estamos hablando de dar antibióticos durante una semana”, critica.

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