El síndrome del ojo seco -también conocido como enfermedad del ojo seco, o simplemente ojo seco- es causado por una falta crónica delubricación y humectación sobre la superficie del ojo -en gran medida por la deficiente secreción de las glándulas de Meibonio que están en el espesor de los párpados- y sus consecuencias, afirma el Dr. Nabil Ragaei Kamel, Jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud San José, “pueden ir desde una irritación ocular leve pero constante a una inflamación significativa, e incluso a la aparición de cicatrices en la superficie frontal del ojo.”
El síndrome del ojo seco se ha convertido en el primer motivo de consulta al oftalmólogo
El síndrome del ojo seco se ha convertido en el primer motivo de consulta al oftalmólogo, y según los datos de la Sociedad Española de Superficie Ocular y Córnea su incidencia se sitúa en el 21,6 % en la población mayor de 40 años, con una incidencia significativamente superior con la edad y en mujeres.
Según el Dr. Ragaei, el ojo seco “va en aumento debido al estilo de vida actual, con muchas horas de dedicación a tareas que requieren esfuerzo visual como ver la televisión, trabajar frente al ordenador o utilizar constantemente dispositivos móviles, entre otros”.
FACTORES DE RIESGO
El síndrome del ojo seco se ha convertido en el primer motivo de consulta al oftalmólogo, y según los datos de la Sociedad Española de Superficie Ocular y Córnea su incidencia se sitúa en el 21,6 % en la población mayor de 40 años, con una incidencia significativamente superior con la edad y en mujeres.
Según el Dr. Ragaei, el ojo seco “va en aumento debido al estilo de vida actual, con muchas horas de dedicación a tareas que requieren esfuerzo visual como ver la televisión, trabajar frente al ordenador o utilizar constantemente dispositivos móviles, entre otros”.
Blefaritis La blefaritis consiste en una inflamación de los párpados. Los síntomas que provoca está afección son ojos llorosos, ojos rojos, sensación de arena, escozor o ardor, párpados de aspecto grasoso, párpados pegados o visión borrosa, entre muchos otros.
Los factores de riesgo de EOS pueden dividirse en modificables y no modificables
En la actualidad uno de los principales motivos para desarrollar una blefaritis es el uso continuado de la mascarilla. Otro de los motivos más habituales son los cambios de estaciones que provocan determinados tipos de alergias o adaptaciones a los cambios de temperatura, especialmente en el cambio del invierno a la primavera y del verano al otoño.
Los factores de riesgo de EOS pueden dividirse en modificables y no modificables. Los estudios más recientes muestran que los factores no modificables son la edad, el sexo femenino, la Disfunción de las Glándulas de Meibomio (DGM), las patologías que afectan al tejido conectivo y el síndrome de Sjögren. En cuanto a los factores modificables, destacan la deficiencia de andrógenos, el uso de ordenadores, el uso de lentes de contacto, el tratamiento hormonal sustitutivo o factores ambientales como la contaminación, el síndrome del edificio enfermo o la sequedad ambiental, así como el uso de fármacos, como antidepresivos o antihistamínicos, y el trasplante de células progenitoras hematopoyéticas.
TRATAMIENTO
El tratamiento clásico del ojo seco consistía en tratar de paliar los síntomas mediante la aplicación de lágrima artificial que supliera la falta de lubricación natural del ojo, mitigando los síntomas de forma temporal.
Sin embargo, afirma el Dr. Nabil Ragaei Kamel, “el problema del ojo seco ya tiene solución definitiva. Ahora con el tratamiento con luz pulsada de alta frecuencia (Intense Pulsed Light, IPL por sus siglas en inglés) se pone fin a las molestias del ojo seco. Se trata de un tipo de láser que se aplica sobre los párpados sin cirugía para mejorar la circulación sanguínea y activar las terminaciones nerviosas de las mencionadas glándulas de Meibonio.”
De esta forma se consigue, en varias sesiones, restaurar la fina capa de grasa que lubrifica y reducir la evaporación de la película lacrimal. De esta forma los pacientes pueden olvidar la dependencia que le supone tener que aplicar colirios de lágrimas artificiales pudiendo, incluso, en algunos casos, llegar prescindir de ellas totalmente.