Nos acompañan y alegran el día a día, y para muchas personas, son un miembro más de la familia. Los perros son nuestros mejores amigos y quienes aman a estos animales estarán de acuerdo. Pero además de ser una excelente compañía, los perros pueden ser de gran ayuda a la hora de controlar o detectar síntomas de alarma de determinadas enfermedades, hacer más fácil la vida de personas con discapacidad o mejorar el ingreso hospitalario de los pacientes.
Está consolidada la figura de los perros guía para las personas invidentes. Tanto, que es habitual verlos en espacios públicos, transportes o lugares donde otras mascotas no son bien recibidas. Y este no es el único ámbito en el que los canes pueden ser un apoyo para los pacientes.
Además de los perros guía, estos animales pueden “trabajar” como perros de alerta médica. Y es que el olfato privilegiado de los perros es capaz de detectar alteraciones en los niveles de glucosa en sangre, avisando a su dueño de que algo no va bien a su dueño con diabetes.
No solo son capaces de alertar ante una bajada o subida de azúcar en la diabetes, sino que también perciben las crisis de desconexión sensorial en la epilepsia. Con entrenamiento y estimulación, los perros pueden ser más eficaces detectando enfermedades que algunos sensores o profesionales.
HUELEN EL MIEDO, ¿Y EL ESTRÉS?
Está arraigada en el imaginario colectivo la idea de que los animales “huelen el miedo”, pero ¿es cierto?. En esta línea, un estudio publicado en PLOS ONE ha confirmado que estos animales son capaces de percibir cuándo estamos estresados o angustiados.
Los perros detectaron la muestra de estrés en 675 de 720 ensayos, lo que se traduce en que acertaron en el 93,75% de los casos
Este estudio, liderado por Clara Wilson, de la Queen’s University de Belfast, en el Reino Unido, reveló que los procesos fisiológicos asociados a una respuesta de estrés psicológico, producen cambios en nuestro aliento y sudor. Unos cambios, que nuestras mascotas son capaces de detectar con una precisión del 93,75%.
Para la investigación, los investigadores recogieron muestras de aliento y sudor de personas no fumadoras que no habían comido ni bebido recientemente. Las muestras se recogieron antes y después de una tarea aritmética, así como también se analizaron los niveles de estrés autodeclarados, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Las muestras de 36 participantes que declararon haber sentido estrés por la tarea y cuya frecuencia cardíaca y presión arterial aumentó durante la misma, se ofrecieron a perros entrenados.
Estos animales habían sido entrenados utilizando un clicker y premios de comida para emparejar olores en una tarea de discriminación. En la prueba, se pidió a los perros que encontraran la muestra de estrés del participante, estando la muestra de la misma persona relajada, también entre las muestras. Los perros detectaron la muestra de estrés en 675 de 720 ensayos, lo que se traduce en que acertaron en el 93,75% de los casos. El rendimiento de los cuatro perros osciló entre el 90% y el 96,88% de precisión.
Aunque aún queda un largo recorrido para que las intervenciones asistidas con animales se consoliden en el Sistema Nacional de Salud, ya hay estudios “de sobra” sobre los beneficios de estas terapias
En conclusión, los autores determinaron que los perros pueden detectar un olor asociado al cambio en los compuestos orgánicos volátiles producidos por los humanos en respuesta al estrés. Este hallazgo reafirma la potencial utilidad de los perros a la hora de ayudar a pacientes con ansiedad u otras patologías de salud mental.
“PACIENTES QUE SE RÍEN GRACIAS A LOS PERROS”
Aunque aún queda un largo recorrido para que las intervenciones asistidas con animales se consoliden en el Sistema Nacional de Salud, ya hay estudios “de sobra” sobre los beneficios de estas terapias. Así lo confirmaban a este medio David Ordóñez, director técnico de Perruneando, y Luz Jaramillo, coordinadora de programas de Perros Azules. Ambas empresas se dedican a llevar los perros a los hospitales y, con ellos, los numerosos y confirmados beneficios tanto para pacientes como para profesionales sanitarios.
Para los pacientes, muchos de los cuales llevan meses ingresados en el hospital sin salir a la calle, que venga un perrito a su habitación es un acontecimiento que les devuelve a la vida real. “Muchos de los niños tienen animales en casa a los que hace dos o tres meses que no ven. Los ves felices, sonriendo. Las familias te dicen que es la primera vez en meses que les ven reírse de verdad”, comentaba a este medio Jaramillo.
Al hilo, Ordóñez insiste en que, más allá de beneficios terapéuticos para los pacientes(mejor autoestima, adherencia al tratamiento, reducción del estrés...), estas intervenciones también son una ayuda para los profesionales sanitarios. Así, los equipos de Enfermería de diferentes hospitales llaman a entidades como Perruneando cuando, por ejemplo, está siendo imposible sacarle sangre a un niño porque tiene mucho miedo o no para de llorar. “Las enfermeras nos llaman y vamos para que en el proceso de extracción de sangre esté el perro y así sea menos traumático para el niño y más rápido y fácil para la enfermera”, explica Ordóñez.
En definitiva, estos son solo algunos ejemplos de que los perros, nos ayudan tanto a nosotros, como nosotros a ellos.