La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comunicado recientemente que se encuentran investigando si la viruela del mono puede transmitirse sexualmente, tras hallar virus en semen de pacientes con capacidad de infectar a otra persona y replicarse. “Es importante tener en cuenta que, aunque hay varias formas de transmisión de la viruela del mono, hay que priorizar la más frecuente: por contacto directo y cercano", destacaba la directora general del centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), Andrea Ammon.
“Tenemos que concienciar sobre cómo se transmite el virus principalmente, y es a través del contacto directo y cercano, incluyendo las actividades sexuales”, recalcaba. Estas apreciaciones son fundamentales ya que desde la detección de los primeros casos de viruela del mono fuera de las zonas en las que la enfermedad es endémica, se ha asociado con una infección de transmisión sexual relacionada con un colectivo: hombres que tienen sexo con otros hombres, ya que la mayor parte de los casos se han producido en este grupo.
Una peligrosa asociación que sienta las bases de la estigmatización de este grupo poblacional con las negativas implicaciones que esto supone. Salvando las distancias, hace 40 años asistimos a un proceso similar con el caso del VIH. En ambos escenarios uno de los principales problemas de base es la falta de educación sexual.
Una fotografía que hemos analizado de la mano de la experiencia de David Paricio Salas y Noe Elvira Marín, del equipo sexualitatS- educació sexual feminista de SIDA STUDI, entidad sin ánimo de lucro creada en 1987 como centro de documentación en VIH y sida. A lo largo de los año se ha ido especializando también en educación sexual.
Los brotes epidémicos que se han detectado en las últimas semanas en países como España, fuera de las zonas endémicas del centro y este de África, han puesto de manifiesto el desconocimiento generalizado que existe en nuestra sociedad sobre las enfermedades de transmisión sexual. ¿Cómo valoráis, por ejemplo, la rápida asociación que se ha hecho de la viruela del mono con una enfermedad de transmisión sexual, porque la mayoría de casos se han producido en hombres que tienen sexo con otros hombres?
David Paricio Salas: Nuestra valoración de esta asociación que se ha hecho entre la viruela del mono y una enfermedad de transmisión sexual, es negativa. Consideramos que las infecciones de transmisión sexual siempre han sido un elemento estigmatizador de muchas personas, y nuestro discurso en relación con las infecciones de transmisión sexual siempre ha sido que a los agentes que provocan estas infecciones no les importa ni quiénes somos ni qué hacemos. Lo único que importa a nivel de prevención es cómo hacemos lo que hacemos.
Un vistazo rápido a las redes sociales deja claro lo rápido que se ha difundido la asociación entre la viruela del mono y las relaciones sexuales entre hombres que tienen sexo con otros hombres. ¿Realmente podemos estar asistiendo a una nueva estigmatización de colectivos como los homosexuales, bisexuales y transexuales?
Noe Elvira Marín: Claramente estamos asistiendo una vez más a la estigmatización de colectivos que están fuera de la norma heterosexual y de la identidad cisgénero. Estamos viendo de nuevo que parece ser que una vez más cualquier tipo de enfermedad tiene más que ver con las prácticas sexuales o con como una persona se identifica y no tanto en cómo nos relacionamos.
"Lo que debería cambiar es cómo enfocamos y cómo educamos en la sexualidad, cómo vivimos la sexualidad"
Las enfermedades no entienden de prácticas sexuales ni de identidades. Entienden de cómo pueden transmitirse de un cuerpo a otro y las vías a las que tienen acceso para transmitirse. Seguimos utilizando prácticas sexuales e identidades disidentes como si fueran los portadores de todo tipo de enfermedades, como si las prácticas heterosexuales estuvieran libres de cualquier tipo de riesgo. Esto es absurdo. Una vez más se coge todo lo que está fuera de la norma para seguir ejerciendo estigmatización y discriminación.
Aunque, salvando las distancias, la situación que se está viviendo con la viruela del mono recuerda, inevitablemente a la vivida con el VIH y el sida. Ahora que se cumplen 40 años del primer diagnóstico, ¿cómo valoráis la situación del VIH en España?
David Paricio Salas: Nuestra valoración del VIH en España y más concretamente de Cataluña, que es nuestro ámbito de actuación y las competencias están transferidas, es el acceso prácticamente universal al tratamiento antirretroviral. Un tratamiento que ha demostrado su efectividad y que puede convertir al VIH en una enfermedad crónica.
Lo que no valoramos de forma tan positiva es todo lo que tiene que ver con los cuidados o la atención a la salud de las personas seropositivas más allá de lo que es específicamente el tratamiento antirretroviral. Creemos que hay una mirada muy biomédica y que otros aspectos de la vida de las personas, como el bienestar social y mental o todos los cuidados paralelos al tratamiento, no se están atendiendo.
En la actualidad, en la respuesta al VIH la serofobia, el estigma a las personas infectadas con el VIH, es un elemento que no se está abordando suficientemente. Por otro lado tenemos la realidad de las personas autodenominadas como ‘superVIHvientes’, que son aquellas personas que llevan muchos años de evolución de la infección y que tienen unas casuísticas de comorbilidad y de patologías relacionadas muy específicas que en la actualidad, más allá de lo que tiene que ver con la medicación, no se está respondiendo a estas necesidades.
El “indetectable es igual a intransmisible”, ¿puede estar volviendo a invisibilizar el VIH?
David Paricio Salas: El VIH a lo largo de toda su historia ha supuesto tener que abordar retos muy importantes y, desde nuestro entender, muy vinculados a la educación sexual y a la falta de esta. Lo que invisibiliza el VIH es el estigma relacionado con la infección, y que retos como el de cómo trabajar la indetectabilidad pasarían por programas mucho más amplios que tendrían que ver con la educación sexual con mirada feminista, y que en el ámbito de personas jóvenes tendrían que ir muy vinculados a todo el ciclo educativo.
En los últimos años estamos siendo de testigos de una drástica reducción de las campañas nacionales sobre prevención de las enfermedades sexuales, así como una información cada vez menor sobre estas en los centros educativos. ¿Falta conciencia social e información sobre las enfermedades de transmisión sexual en nuestro país?
Noe Elvira Marín: En base a nuestra experiencia la información es solo uno de los pasos para prevenir las infecciones de transmisión sexual. No solo sirve con la información. Gran parte de cuando hablamos de enfermedades de transmisión sexual, está muy vinculado con las diferentes desigualdades sociales y estructurales a partir de las cuales hay un montón de violencias estructurales derivadas.
"En base a nuestra experiencia la información es solo uno de los pasos para prevenir las infecciones de transmisión sexual"
No solo es que tengamos información, sino también cómo podemos negociar en nuestras relaciones sexuales, el protegernos o no, si tenemos una relación sexual de igualdad, cuanto de libre me siento yo para negociar o acabar con una relación sexual. Lo que proponemos nosotros siempre es una educación sexual feminista ya que el feminismo pone en el centro todas esas desigualdades y contextualiza dónde y cómo se dan estas relaciones sexuales.
A pesar de los avances logrados el VIH continúa siendo una enfermedad estigmatizada que se asocia con ciertos colectivos a los que se sigue discriminando socialmente. ¿Por qué no se ha logrado acabar con este estigma después de varias décadas de lucha?
David Paricio Salas: Muchos de los avances vinculados al VIH y que son muy significativos, se han quedado vinculados a una visión muy biomédica. El VIH nació como una enfermedad social, profundamente estigmatizada y así sigue. Nuestro punto de vista pasaría porque el enfoque a la respuesta al VIH se tendría que hacer desde unas políticas que garantizaran los derechos de todas las personas, entendiendo que cada persona vive con sus circunstancias y deben ser respetadas.
¿Qué implica para las personas que viven con el VIH enfrentarse a esta estigmatización? ¿Puede dificultar la detección de nuevos casos?
David Paricio Salas: Sin duda, uno de los elementos que puede dificultar la detección de nuevos casos es toda la serofobia y el estigma relacionado con las personas que viven con el VIH. La respuesta que proponemos a esta realidad es que existan políticas fundamentadas en garantizar los derechos de todas las personas. En ningún caso, porque sería un proceso de revictimización de las personas viven con VIH, hacer responsables a las personas que viven con VIH de la existencia de nuevos casos.
Lo que nos parece muy importante visibilizar es lo que implica para las personas que viven con VIH enfrentarse al estigma diario y a la serofobia, ya que esto supone convivir con violencias diarias. Por eso es tan importante visibilizar la necesidad de políticas que se basen en derechos.
Desde vuestra experiencia, ¿qué debería cambiar para avanzar en la concienciación sobre las enfermedades de transmisión sexual?
Noe Elvira Marín: Lo que debería cambiar es cómo enfocamos y cómo educamos en la sexualidad, cómo vivimos la sexualidad y, evidentemente, si son sexualidades con las que tenemos herramientas para el autocuidado de nuestra salud sexual.
Lo que falta es esta visión donde las infecciones de transmisión sexual sean algo que puede suceder en las relaciones sexuales, que son unos riesgos biológicos que vienen asociados, pero que el hecho de tenerlas o no tenerlas no solo tiene que ver con si conozco cómo protegerme, sino también con si yo puedo negociar como protegerme en mis relaciones sexuales. Educación sexual que esté basada en el feminismo y que tenga en cuenta las desigualdades estructurales que son, las que en muchas ocasiones, pueden llevarnos a tener una infección de transmisión sexual.