Uno de cada diez casos de diabetes tipo 2 está relacionado con el consumo de bebidas azucaradas, según un estudio publicado recientemente en Nature Medicine que alerta del impacto en la salud pública derivado de la ingesta de estos productos. Pero la lucha contra las bebidas azucaradas no sólo es un desafío sanitario, sino también una batalla cultural y económica. La investigación, que recabó datos de 184 países, cifra en 340.000 las muertes anuales relacionadas con las bebidas azucaradas y detecta los mayores aumentos en diabetes y enfermedades cardiovasculares por el consumo de estas bebidas en determinadas zonas geográficas y grupos de población.
La Dra. María José Picón, endocrinóloga del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga y vicepresidenta primera de la Sociedad Española de Diabetes, explica en declaraciones a ConSalud.es que “el consumo de bebidas azucaradas se relaciona con la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares mediante un nexo en común que es la ganancia de peso que inducen”.
Advierte que “para tener una idea más clara, una lata de refresco azucarado puede contener entre 30-25 gramos de azúcares, lo que corresponde a 4 sobres de azúcar de los que encontramos en la cafetería”. En términos calóricos, esto representa unas 130 kilocalorías adicionales por lata. “El consumo habitual de estos productos supone un aporte de calorías continuo y, a veces, imperceptible para la persona que lo toma”, añade.
El número de personas con diabetes tipo 2 en España ha aumentado un 42 % desde 2019
La experta apunta que según la última edición del Atlas de la Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes, “el número de personas con diabetes tipo 2 en España ha aumentado un 42 % desde 2019, alcanzando los 5 millones de afectados”, y confiesa que lo más alarmante es que cerca de un tercio de estos casos permanecen sin diagnosticar. “Esto es especialmente preocupante porque dificulta la implementación de estrategias de prevención y tratamiento”, puntualiza la endocrinóloga.
Para reducir el consumo de bebidas azucaradas, la Dra. Picón destaca la importancia de las campañas de concienciación. “La educación para la salud es clave en la prevención de enfermedades. Hay que suministrar a la población la información necesaria para que esté capacitada en la toma de decisiones sobre sus hábitos de vida, no sólo en la alimentación, sino también en el ejercicio físico”, comenta la especialista que defiende que promover estilos de vida saludables es esencial para prevenir enfermedades como la diabetes y los problemas cardiovasculares.
El estudio apunta que existe una gran variación por regiones del mundo, desde el 24% de todos los casos de diabetes tipo 2 en América Latina y el Caribe hasta solo el 3% de los casos en el sudeste y este de Asia. Unas desigualdades que también existen entre grupos poblacionales: mayor en los hombres en comparación con las mujeres, entre adultos con alto nivel educativo frente a los de bajo nivel educativo, y entre adultos de áreas urbanas frente a quienes viven en áreas rurales.
“Las personas están rodeadas de mensajes que incitan al consumo de productos que llevan a la obesidad”
En 2020, el consumo medio de bebidas azucaradas en adultos españoles fue de tres por semana, una cifra que sigue aumentando. “Es muy difícil luchar con el gigante del ambiente obesogénico al que nos enfrentamos. Las personas están rodeadas de mensajes que incitan al consumo de productos que llevan a la obesidad”, reconoce la Dra. Picón. Y es que campañas como el etiquetado correcto de alimentos a menudo quedan eclipsadas por factores como la publicidad agresiva, el atractivo visual de los envases o incluso canciones pegadizas en anuncios de televisión.
La Dra. Picón también subraya las dificultades para implementar políticas efectivas que reduzcan el consumo de bebidas azucaradas. “Nos cuesta llegar con el mensaje adecuado a la población, esto es una realidad. La eliminación de máquinas de comida rápida en escuelas y hospitales es prioritaria, pero también es fundamental abordar el aspecto económico ya que comer mal es barato, y esto debe invertirse", comenta Picón.
La vicepresidenta primera de la Sociedad Española de Diabetes advierte que la educación para la salud no puede recaer exclusivamente en el sistema sanitario. “Ha de ser una iniciativa institucional y gubernamental. Son necesarias políticas con amplias miras y con visión de futuro ya que el cambio ha de ser lento pero progresivo”, concluye.