La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido recientemente una alerta a causa de un brote de ántrax “sin precedentes” en la región de Zambia. Los primeros casos se detectaron en mayo de este año y desde entonces hasta finales de noviembre se han notificado 684 personas infectadas y cuatro fallecimientos. Este brote “podría propagarse rápidamente por todo el país y los estados vecinos si no se pone en marcha un plan de emergencia inmediatamente”, alertan desde la OMS.
El ántrax es una bacteriaBacillus anthracis que se reproduce por esporas. Esta bacteria, según la forma de contacto, produce diversas enfermedades. Lo más frecuente es que afecte a animales, sobre todo a ganado, que cuando mueren, dejan las esporas en el terreno y persisten durante décadas ya que son muy resistentes.
“El contagio por ántrax puede ser cutáneo, digestivo o pulmonar, siendo este último el más excepcional, pero también más peligroso”
En humanos existen tres formas de contagio. La primera de ellas es el ántrax cutáneo, que según el vicepresidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), Francisco Javier Membrillo, en declaraciones a ConSalud.es, “se produce por el contacto de esas esporas con nuestra piel provocando generalmente una infección local”. La segunda es el ántrax digestivo que se produce “al ingerir carne contaminada” y dando lugar a un cuatro digestivo. Y la última, y más grave, es el ántrax pulmonar “que se contagia por aspiración de esporas”, explica el experto. “El ántrax pulmonar es excepcional, salvo mal manejo de cadáveres o de muestras en un laboratorio, o siendo esta sustancia usada como agente bioterrorista como ya ha ocurrido en el pasado”, añade Membrillo.
El ántrax cutáneo, según el experto de SEIMC, va a aparecer generalmente como una lesión inflamatoria que posteriormente se va a convertir en una escara negra. “El ántrax digestivo va a ser difícil de diagnosticar sin conocer ese antecedente porque va a cursar un cuadro digestivo de gastroenteritis severa o fuerte y el ántrax pulmonar lo vamos a diagnosticar como una neumonía que puede tener una serie de características determinadas y en el que es este antecedente del contacto con las esporas el que nos puede dar la sospecha de que se trate de ántrax”, explica.
Los problemas que plantea el ántrax es, en primer lugar, la dificultad en el diagnóstico. En segundo lugar, el manejo de las zonas en las que se han producido infecciones de animales, ya que en los campos en los que ha habido ganado contaminado las esporas persisten durante décadas. “Por ejemplo, en España existen determinadas zonas de Castilla y León en las que se sabe que en el campo hay esporas de Bacillus anthracis y eso produce que tengamos excepcionalmente algún caso de ántrax cutáneo”.
“La neumonía por ántrax pulmonar requiere de un tratamiento muy difícil con combinaciones de muchos antibióticos y con duraciones de tratamiento muy largas”
Otro de los problemas que genera el ántrax, son las dificultades de tratamiento. El ántrax cutáneo se trata con antibióticos “con relativa facilidad”, afirma Membrillo. Pero la neumonía por ántrax pulmonar requiere “de un manejo de tratamiento muy difícil que requiere combinaciones de muchos antibióticos con duraciones de tratamiento muy largas, de hasta dos meses, en las que también tenemos a nuestra disposición anticuerpos monoclonares desarrollados en el contexto de medidas de contra terrorismo en Estados Unidos pero que tienen muchas limitaciones de disponibilidad y que además no están exentos de un porcentaje de en torno al uno por ciento de efectos secundarios graves. Aun con todos estos tratamientos, la mortalidad del ántrax respiratorio es muy alta”.
Con respecto a los anticuerpos monoclonales “nos encontramos con una situación similar a la que, por ejemplo, el año pasado teníamos con las vacunas y los antivirales para MPOX (viruela del mono)”, reconoce Membrillo. “No son anticuerpos que se tengan habitualmente en todos los hospitales, ni es una medicación que se fabrique en grandes cantidades, por lo que es muy importante que a nivel nacional o europeo tengamos un sistema de almacenaje y acceso rápido en caso de que lo necesitemos, por ejemplo, cuando tenemos una infección de una persona en un campo de España o en el poco probable de un ataque terrorista o una pandemia”, puntualiza.
En el caso de brotes como el de Zambia, “la práctica totalidad de los casos son de ántrax cutáneo o digestivo que sí tienen tratamiento antibiótico ampliamente disponible”, afirma el experto que apunta a que el principal problema es el manejo 'One Health'. “Debe analizarse cómo se realiza el manejo conjunto con veterinaria, cómo se diagnostica el contagio en animales que dejan de comer y fallecen rápidamente y cómo los trabajadores de esas explotaciones van a tener que tomar medidas de precaución extraordinarias como el uso de guantes o un mayor lavado de manos. Es vital avisar a los servicios veterinarios para llevar a cabo un diagnóstico rápido con el fin evitar que los animales muertos con sospecha o confirmación de infección entren en la cadena alimentaria”, añade.
“En los lugares en los que ha habido ganado infectado por ántrax las esporas en el terreno pueden persistir durante décadas y, actualmente, aún no hay soluciones efectivas para descontaminar los campos”
A día de hoy no hay una buena solución para descontaminar campos en los que ha habido presencia de esta bacteria. “Hasta el momento los diversos proyectos de investigación que se han realizado no han encontrado una buena solución para eliminar las esporas del terreno que como digo puede persistir durante décadas. Y el problema no es sólo la detección, que a través de las herramientas disponibles es relativamente sencillo, sino tener la sospecha de que la zona puede estar contaminada”. Cabe destacar el caso de un incidente en los Estados Unidos que en el contexto de un ataque bioterrorista en una oficina de correos se liberaron esporas de ántrax en dicha oficina y tras varios intentos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades estadounidenses y del gobierno por descontaminar la oficina se decidió derribar la oficina por completo y almacenar los escombros al ser incapaces de conseguir una descontaminación completa.
El experto reconoce que el contagio entre humanos es excepcional porque requeriría un contacto estrecho con el ántrax, “con la lesión cutánea o que la persona con ántrax respiratorio tuviese expulsión de esporas, que no las tiene”, explica. “Por lo que, en concreto, esta enfermedad no supone un problema de aislamiento, como sí es necesaria para otras enfermedades como la fiebre hemorrágica”, añade Membrillo.
La sospecha clínica debería ser fácilmente identificable por la persona que conozca la patología. “Pero estamos ante una patología excepcional en nuestro medio. Por lo que esta sospecha clínica no va a ocurrir si no tenemos profesionales formados”, reconoce el vicepresidente de SEIMC. “Estamos a punto de terminar 2023 con la promesa de una ministra de sanidad, la cuarta ministra en este siglo, de la creación de la especialidad de enfermedades infecciosas, sin que ésta se materialice”. El experto indica que podría repetirse una situación como la de 2022, cuando se declaró la alerta por parte de las autoridades sanitarias de Viruela del monoMPOX, y las siguientes veinticuatro horas en España “había cincuenta casos sospechosos en España que habían consultado a servicios sanitarios durante la semanas y los meses anteriores”.
“Sin especialistas clínicos en enfermedades infecciosas que levanten una sospecha diagnóstica, podríamos no detectar casos de ántrax, tanto naturales como intencionados”
El hecho de poner en manos de cada comunidad, cada hospital o cada gerente tener a los profesionales adecuados para detectar estos casos “pone en una situación difícil poder detectar los casos que ocurran” puntualiza y alerta: “Cuando pensamos en el peor supuesto, que es el del bioterrorismo, damos por hecho que los ataques van a ser anunciados, pero no siempre son así. Puede haber ataques de terroristas encubiertos en el que hubiese una serie de personas que se contagiasen de ántrax respiratorio en nuestro país. Si no tenemos profesionales para identificar estos casos podríamos tardar mucho en darnos cuenta de lo que está ocurriendo”. En el caso de ántrax cutáneo, el experto reconoce que en los servicios de urgencia, “muchos pueden pasar como picaduras de otros insectos y darse de alta con un antibiótico que no es el correcto sin dar la alerta a los servicios veterinarios para hacer un estudio del lugar donde trabaja el paciente”.
“Necesitamos por supuesto servicios de microbiología que tengan los medios para hacer este diagnóstico, pero de nada sirven los sin especialistas clínicos en enfermedades infecciosas que levanten esa sospecha diagnóstica, tanto en los casos naturales como en los intencionados”, concluye.