Era una de las alertas que desde el primer momento emitió la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que desde hace meses se ve venir en una ola dificil de contener. La salud mental está viéndose muy afectada por culpa de la pandemia en la que vivimos desde hace más de un año y medio, y especialmente en los jóvenes.
Esta semana ha sido el Servicio de Salud Mental del Hospital Universitario de Torrejón el que ha notificado un aumento de los problemas de salud mental entre los pacientes infanto-juveniles durante la pandemia. "Estamos ante una pandemia silenciosa. Asistimos a un aumento significativo de casos de Trastorno de la Conducta Alimentaria, cuadros afectivos, y conductas suicidas entre los más jóvenes”, asevera Helena Díaz, jefa del Servicio de Psiquiatría del centro.
En meses anteriores este medio ya comunicó que el Hospital Niño Jesús de Madrid había dectectado un aumento más que significativo de problemas de salud mental: principalmente intentos de suicidio y trastornos de alimentación. Una situación que los psicólogos han advertido y que con la pandemia todavía con nosotros sigue aumentando.
“Toda situación de crisis pone a prueba la resistencia del individuo; podríamos decir que es a través de la experiencia de sufrimiento como conocemos nuestra fortaleza”, revela la doctora Casandra Gálvez Calero, psiquiatra de adolescentes. "Jóvenes que, probablemente, ya habrían requerido un abordaje terapéutico previo, se han resentido y han manifestado una clínica que ha precisado ayuda terapéutica. La pandemia ha sido el detonante en un campo minado”, añade.
“La agresión valiéndose de la difusión de las redes sociales y medios tecnológicos se ha erigido como una nueva fuente de ‘actuación’ adolescente, lo que implica un desbordamiento de la capacidad de contención de las familias”
Según informan desde el Hospital de Torrejón no solo se ha detectado un aumento de casos, sino que se ha incrementado una conducta concreta: “Hay una mayor proliferación de lo que llamamos la ‘actuación’ de los conflictos, que siempre adquiere una forma destructiva. Puede revelarse hacia fuera, en forma de conducta violenta antisocial, o hacia dentro, contra uno mismo, mediante actos como la ingesta de fármacos o las autolesiones”, afirma Jorge Pernía, psicólogo clínico del Hospital Universitario de Torrejón.
Este tipo de problemas, junto con el confinamiento, han encontrado una clara vía de escape. “La agresión valiéndose de la difusión de las redes sociales y medios tecnológicos se ha erigido como una nueva fuente de ‘actuación’ adolescente, lo que implica un desbordamiento de la capacidad de contención de las familias”, apunta.
Ante esta situación, los profesionales recalcan la importancia de hacer un trabajo preventivo. “La sociedad necesita concienciarse más de la importancia de cuidar la salud mental de nuestros menores, enfatizando la labor preventiva, puesto que la mayoría de los trastornos mentales que debutan en la edad adulta ya los vemos en germen en la infancia y adolescencia”, apunta Helena Díaz.
"Un diagnóstico certero y preventivo a tiempo es la mejor baza en términos de bienestar emocional”, recalca la jefa del Servicio de Psiquiatría del hospital. La doctora Gálvez Calero apunta en la misma línea: “Cuando se realiza una buena labor terapéutica con el niño y la familia, los efectos son imperecederos”.“No solo hay que actuar en torno a trastornos psiquiátricos definidos, sino a aspectos educacionales involucrados en la crianza de los hijos que repercuten de manera directa en su equilibrio emocional”, concluye Helena Díaz.