El nacimiento prematuro es aquel que se produce antes de la semana 37 de gestación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los bebés prematuros se pueden clasificar en tres grupos: recién nacido prematuro extremo o gran prematuro (menos de 28 semanas); recién nacido muy prematuro (de 28 a 32 semanas); y recién nacido moderadamente prematuro (de 32 a 37 semanas). En este grupo se encuentran los prematuros tardíos, que son aquéllos nacidos entre las 34 y 37 semanas
En España, entre el 6,3% y el 7,4% del total de nacimientos son prematuros y aproximadamente el 85% de estos son prematuros tardíos. “En los últimos años hemos venido observando un aumento del porcentaje de recién nacidos menores de 32 semanas de edad gestacional, según los datos del INE y la Sociedad Española de Neonatología”, afirma la Dra. Beatriz Iglesias Fernández, pediatra del Centro Médico Quirónsalud Valdebebas.
Sin embargo, la supervivencia ha aumentado en las últimas décadas, gracias a los avances en el manejo perinatal y postnatal llevado a cabo por las áreas de Obstetricia y Neonatología. De ahí la importancia de llevar a cabo la atención de partos prematuros en centros especializados para garantizar el nivel de cuidados y seguimiento que estos bebés necesitan.
La supervivencia ha aumentado gracias a los avances en el manejo perinatal y postnatal
Como pone de manifiesto la Dra. Iglesias, “debe existir una continuidad entre los cuidados hospitalarios y las revisiones tras el alta, dado que, teniendo en cuenta las características especiales de los bebés prematuros, es esencial disponer de un programa que ayude a las familias a continuar con los cuidados y revisiones específicas de estos bebés. Por ello desde la consulta de atención primaria el objetivo es ayudar y coordinar el seguimiento de estos pacientes desde el alta hasta la adolescencia”.
El alta hospitalaria del bebé prematuro supone un reto para los padres, ya que al estar en casa y no tener al personal sanitario cerca, debilita su seguridad. De ahí la importancia de contar con una atención pediátrica de cercanía.
“Por tanto, con este seguimiento pretendemos dos objetivos principales, la detección y tratamiento precoz de los problemas y el apoyo a la familia”, señala la Dra. Iglesias.
Es por eso que el seguimiento debe iniciarse en los primeros días tras el alta hospitalaria, incluyendo una valoración del crecimiento (peso, talla, perímetro cefálico y relación peso/talla), control de la alimentación (lactancia materna o artificial), administración de suplementos y vacunación (Vitamina D, hierro) y seguimiento del neurodesarrollo.
“Acompañar y guiar a nuestros pacientes prematuros y a sus padres en este proceso es clave para conseguir los mejores resultados en su neurodesarrollo” añade la especialista del Centro Médico Quirónsalud Valdebebas.
¿CUÁNDO CONSULTAR AL PEDIATRA?
La especialista del centro madrileño plantea un decálogo que recoge aquellos supuestos en los que se debería consultar con el pediatra:
- El bebé rechaza la comida o come poco en dos tomas seguidas.
- Vomita o regurgita a menudo.
- Tose a menudo.
- Respira más rápido de lo habitual o con dificultad con movimientos visibles del tórax.
- Presenta más de 37,5ºC, y se mantiene después de media hora de haberle quitado la ropa.
- Duerme mucho o no se despierta con facilidad o está menos activo de lo habitual.
- Presenta temblores o convulsiones.
- Episodios de atragantamientos frecuentes.
- Si el bebé está muy frío (temperatura rectal inferior a 35ºC).
- Si existe cualquier signo de pérdida de vitalidad: llanto débil, no interacción con los padres, debilidad de la succión o se muestra menos activo de lo habitual.
A su vez, la experta concluye: “Aunque nos hemos referido a los bebés prematuros por sus especiales circunstancias, este programa de seguimiento es, obviamente, aplicable tanto a bebés prematuros como a bebés nacidos a término”.