Las resistencias antimicrobianas causan miles de muertes al año en Europa y están catalogadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las diez principales amenazas para la salud pública a las que se enfrenta la humanidad. España es el séptimo país de la Unión Europea que más antibióticos consume, aunque la utilización de estos fármacos en humanos se ha reducido en un 17% en el país.
Así lo confirma el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que registra a España como uno de los países de la Unión Europea que más ha reducido el consumo de estos fármacos en los últimos años. Además, el país también ha disminuido su uso en animales, con una bajada del 61% entre 2014 y 2022.
Con motivo de la celebración del Día Europeo del Uso Prudente de los Antibióticos, que se conmemora el 18 de noviembre, y de la Semana Mundial de Concienciación sobre la resistencia a los antimicrobianos (RAM), el Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), ha emitido cinco consejos para garantizar el buen uso de los antibióticos y reducir las resistencias bacterianas.
“Aunque los antibióticos son armas muy poderosas y beneficiosas, si no las usamos bien pierden toda su utilidad”
En concreto, el doctor Roi Piñeiro Pérez, coordinador del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP) recuerda que “aunque los antibióticos son armas muy poderosas y beneficiosas, si no las usamos bien pierden toda su utilidad”. Por este motivo, la concienciación de la población es fundamental, junto a la formación de los sanitarios para una correcta prescripción.
“La formación entre los profesionales sanitarios en el uso de esta intervención farmacológica es muy variable y, en muchos aspectos, deficiente”, señala Piñeiro, que asegura que, entre otras medidas, “ayudaría que se reconociera oficialmente la especialidad deEnfermedades Infecciosas vía MIR”.
“Las bacterias también están vivas y luchan, al igual que nosotros, por sobrevivir. Si abusamos demasiado de una forma de atacar, aprenderán la forma de defenderse. Por desgracia, hoy ya tenemos bacterias superresistentes que han construido su propio búnker y son muy difíciles de tratar, incluso con antibióticos”, señala el experto de la AEP. Por eso, es muy importante usarlos de forma apropiada.
Para controlar el uso inadecuado y evitar que las bacterias resistan a los tratamientos, la AEP aconseja:
- Hacer una prescripción adecuada. En ocasiones se administra un antibiótico “por si acaso”, sin una sospecha fundada de que pueda existir una infección bacteriana. Casi siempre, ocurre por miedo a dejar una posible infección de este tipo sin tratamiento. La clave para revertir esta tendencia es la formación continuada de los sanitarios.
- Si se pauta un tratamiento con antibióticos por una sospecha de infección bacteriana, se debe suspender una vez que se demuestre que la infección está producida por un virus u otro microorganismo.
- No se debe mantener el tratamiento con antibióticos durante más tiempo del necesario. Cada enfermedad necesita un número de días que están bien definidos en protocolos y documentos de consenso. Más tiempo de tratamiento no supone una mejor curación de la infección.
- No tomar antibióticos en caso de gripe, infección vírica, dolor o catarro. Hay que recordar que solo son efectivos contra las bacterias y, si los tomamos aleatoriamente para tratar otras infecciones o dolencias, no serán eficaces cuando realmente los necesitemos.
- Aunque cada vez es menos frecuente, nunca se debe tomar antibióticos sin prescripción médica. Aunque tengamos una caja de antibióticos con pastillas sobrantes de alguna receta anterior, no se deben tomar si no ha existido previamente una prescripción facultativa.