La titular en funciones del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, ha anunciado este fin de semana que el Sistema Nacional de Salud (SNS) va a incluir, en su cartera de servicios, un medicamento para dejar de fumar. De este modo, el Gobierno de España financiará un tratamiento que podría ayudar, en un primer momento, a unas 70.000 personas a desprenderse del hábito tabáquico.
"Es cuestión ya de semanas que entre en la cartera de servicios", ha declarado la ministra de Sanidad a EFE en el marco de su asistencia a la 74º sesión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York (Estados Unidos). En este sentido, Carcedo ha explicado que vareniclina, cuya marca comercial de referencia es Champix, se llevará este lunes a la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos y Productos Sanitarios, el último paso para dar luz verde a la financiación.
Si bien es cierto que la efectividad del medicamento está demostrada, el papel del profesional sanitario es un elemento indispensable para que el tratamiento llegue a buen puerto
Atendiendo a detalles concretos, vareniclina es un tratamiento de 12 semanas que se administra a los pacientes por vía oral en forma de comprimidos. El cometido de la vareniclinaes proporcionar un bloqueo parcial de los receptores de la nicotina, con el objetivo de mitigar los síntomas compulsivos de fumar. De igual modo, produce una reducción de los efectos gratificantes que facilita al consumidor el hábito tabáquico.
Si bien es cierto que la efectividad del medicamento está demostrada, el papel del profesional sanitario es un elemento indispensable para que el tratamiento llegue a buen puerto. Para ello, el paciente necesitará la ayuda de un experto en tabaquismo, que le realice un seguimiento y complemente todas las medidas anteriormente mencionadas para dejar de fumar.
Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que, cada año, más de ocho millones de personas fallecen a causa del tabaco. De todos ellos, más de siete millones de estas defunciones se deben al consumo directo y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición involuntaria al humo del tabaco.