Las vacunas contra la Covid-19 han marcado un hito en la historia de la ciencia. Los sueros que actualmente se están inoculando en todo el mundo han demostrado su seguridad y eficacia en la prevención de la enfermedad grave y, por ende, contribuyen significativamente en la reducción de las hospitalizaciones y muertes. Pero la pandemia no puede controlarse únicamente a través de la vacunación. Se necesitan tratamientos que permitan reducir los síntomas de la Covid-19 y relajar la tensión a la que los sistemas sanitarios llevan sometidos desde hace ya casi dos años.
En este sentido los anticuerpos monoclonalesse erigen como una de las grandes apuestas. Pero estos no solo se están desarrollando destinados al tratamiento de pacientes con infección por SARS-CoV-2.
Lo primero que debemos saber es que, uno de los mecanismos a través de los que el sistema inmunitario combate las sustancias extrañas es mediante la producción de un gran número de anticuerpos. Un anticuerpo es una proteína que se adhiere a una proteína específica llamada antígeno. Los anticuerpos circulan por todo el cuerpo hasta que encuentran y se adhieren al antígeno. Una vez unidos, pueden forzar a que otras partes del sistema inmunitario destruyan a las células que contienen el antígeno.
Tal y como explican en la American Cancer Society para producir un anticuerpo monoclonal, los investigadores primero tienen que identificar el antígeno adecuado para atacar. Encontrar los antígenos adecuados para las células cancerosas no siempre es fácil, y hasta ahora los mAbs (anticuerpos monoclonales, en sus siglas en inglés) han demostrado ser más útiles contra algunos tipos de cáncer que con otros.
Los anticuerpos monoclonales se erigen como una auténtica revolución en el campo del tratamiento de enfermedades e incluso en otros campos como evitar el rechazo en los trasplantes
Los mAbs puros son anticuerpos que no tienen ningún medicamento o material radiactivo unido a ellos. Actúan por sí solos. Estos son el tipo más común de mAbs utilizados para tratar el cáncer. La mayoría de los mAbs puros se unen a los antígenos en las células cancerosas, pero algunos actúan al unirse a antígenos en otras células no cancerosas, o incluso a proteínas de libre flotación. Los mAbs puros pueden funcionar de diferentes maneras.
Los mAbs conjugados se combinan con un medicamento de quimioterapia o una partícula radiactiva. Estos mAbs se utilizan como un dispositivo de búsqueda para llevar a una de estas sustancias directamente a las células cancerosas. El mAb circula por todo el cuerpo hasta que puede encontrar y engancharse al antígeno dirigido. Luego suministra la sustancia tóxica donde más se necesita. Esto disminuye el daño a las células normales en otras partes del cuerpo. Los mAbs conjugados también se conocen a veces como anticuerpos marcados, etiquetados o cargados.
En la actualidad, el uso de los anticuerpos monoclonales es muy amplio abarcando campos desde las enfermedades autoinmunes hasta la oftalmología o el asma.
Se utilizan también para el diagnóstico de pacientes, investigación científica y purificación de compuestos más allá del tratamiento de enfermedades. Incluso se emplean para el diagnostico de una infección viral o conocer la evolución de los pacientes que viven con VIH
Una nueva terapia con anticuerpos monoclonales parece prometedora al ofrecer un tratamiento alternativo para los pacientes que padecen asma de moderada a grave, según el ensayo de fase 2 publicado recientemente en el New England Journal of Medicine.
Los investigadores han comprobado la eficacia del nuevo anticuerpo monoclonal, Itepekkimab, solo y en combinación con dupilumab en un ensayo multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo en 70 sitios. Los participantes del estudio tenían entre 18 y 70 años de edad y padecían asma de moderada a grave. El nuevo anticuerpo monoclonal está diseñado para atacar la interleucina-33.
"Actualmente se emplean en cientos de técnicas de diagnóstico. En los test de embarazo, para saber si se ha desarrollado un tumor, para saber si un niño tiene leucemia, para cuantificar hormonas, para el diagnóstico de una infección viral, o conocer la evolución de pacientes con VIH", explica en Infosalus la doctora África González, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo.
Las personas con artritis reumatoide tienen un deterior articular de las manos, pies y las rodillas, por ejemplo. Hay un tratamiento muy eficaz con un anticuerpo que captura esa sustancia que hace que se deterioren las articulaciones, el ‘TNF’, y hay un anticuerpo que lo captura”, expone como ejemplo de las diversas aplicaciones que tienen los anticuerpos monoclonales.
Si ponemos el foco en las personas con VIH hay que hablar de Ibalizumab, un anticuerpo IgG4humanizado que tiene capacidad de bloquear la entrada del VIH al unirse de forma no competitiva al receptor CD4. Solo debe utilizarse en aquellos pacientes en los que no puede controlarse la infección mediante los tratamientos tradicionales y que tienen, al menos, otro fármaco activo frente al VIH.
Los anticuerpos monoclonales se erigen como una auténtica revolución en el campo del tratamiento de enfermedades e incluso en otros campos como evitar el rechazo en los trasplantes. Se utilizan también para el diagnóstico de pacientes, investigación científica y purificación de compuestos más allá del tratamiento de enfermedades. Incluso se emplean para el diagnostico de una infección viral o conocer la evolución de los pacientes que viven con VIH.