Anorexia masculina: "Mi TCA comenzó cuando tenía 15 años y empecé a tratarme a los 36"

De cada 10 personas con un Trastorno de Conducta Alimentaria, solo uno es hombre. Jordi forma parte de esa pequeña minoría y en la actualidad sigue trabajando para mejorar su salud mental

Jordi Figerola, paciente con TCA (Foto: @anorexiainmen)
Jordi Figerola, paciente con TCA (Foto: @anorexiainmen)
Blanca Mas
30 noviembre 2022 | 00:00 h

“Mi trastorno alimentario empezó cuando yo tenía o 15 años y ha estado conmigo más de la mitad de mi vida. Ahora tengo 39 años y empecé a tratarme hace tres, cuando noté que estaba al límite”. Son palabras de Jordi Figuerola, quien forma parte de un grupo minoritario de varones que han sido diagnosticados de un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA), en este caso de anorexia. Siempre se ha considerado una “enfermedad de chicas”, pero a pesar de la mayor prevalencia en el sexo femenino, los hombres también la sufren. La realidad es que, de 10 personas con un TCA, solo uno es hombre.

En su adolescencia, Jordi sufrió acoso escolar y el miedo a pedir ayuda y la pocas herramientas que existían para hacer frente esto hizo que dejara de comer y que en años posteriores desencadenara en una obsesión por el físico. “Recuero el proceso antes de tomar la decisión de dejar de comer y fue muy duro. Fueron dos años de comentarios y es algo que hace sentirte realmente odiado por fuera y por dentro. Yo era mi peor enemigo, lo que pasa es que te acabas acostumbrando a vivir y a pensar así. Pasan los años y ves que esta es tu realidad y que tu eres así”, explica Jordi.

 "En la actualidad no lo tengo superado, pero si tengo conciencia de todo"

Durante este tiempo, los análisis sanguíneos rutinarios no mostraban nada anormal, pero era una excusa más que Jordi se imponía para seguir con su TCA. Los médicos, tampoco notaron nada, porque “como era un chico, tampoco se alarman tanto como cuando pasa con un chica”. Sin embargo, el notaba que no tenía fuerza, no podía levantarse, no podía concentrarse o estaba muy irritable. Además, su salud mental le estaba avisando de que algo no iba bien, porque mentalmente sentía que generaba odio hacia su físico y notaba como un estado depresivo le invadía y creía que eso era lo único que le ocurría.

“Hace justo tres años yo estaba muy mal y una amiga estuvo insistiéndome durante meses para que pidiera ayuda y fuera al médico, y yo no lo aceptaba. Yo creía que no necesitaba ayuda. Pero, poco a poco iba cediendo a lo que ella me iba diciendo y me dejaba llevar, porque yo ya no tenía fuerzas. Después me ingresaron en un hospital de día y en la actualidad sigo yendo a un grupo de terapia semanal con chicos que han pasado por lo mismo que yo”.

Recuperarse de un TCA no es un camino fácil y tampoco corto, pero sí uno por el que hay que pasar por muchos procesos. Para Jordi, “recuperarse es un proceso duro y no se puede hacer solo sin la ayuda de un psicólogo o un psiquiatra. Es un trabajo en el que unos días vas trabajando la parte alimentaria y la autoestima, otra la parte más personal, otra la parte del cuerpo… Es una labor muy personal en la que a veces tenemos días buenos y días malos, y el trastorno se activa más cuando los días son malos, pero no pasa nada”.

 

 “En la actualidad no lo tengo superado, pero si tengo conciencia de todo. A veces me preguntan si creo en la recuperación total y yo sé que hay gente que se lo ha superado, pero yo no lo he podido experimentar. Pero soy consciente de muchas situaciones o conductas que me permito decidir qué hacer y qué no hacer. Se puede decir que si antes el trastorno era las 24 horas, ahora es solo un momento. También tengo mucha distorsión corporal. Yo no acepto mi cuerpo y sé que este proceso de aceptación es muy lento”, añade.

A esto, hay que sumarle la posibilidad de que exista una recaída, como le ocurrió a Jordi.  “Yo tuve una recaída pero la cogí a tiempo. Cuando salí del hospital de día pasaron meses, y el verano pasado me empezaron a entrar miedos y obsesiones. Poco a poco fui reduciendo la alimentación. Es verdad, que no empecé a restringir alimentos como antes, pero si me ponía muchas excusas y otra vez volví a perder peso. Por suerte, el seguimiento psicológico me hizo ver lo qué estaba pasando y llegó a un punto en el que nos dimos cuenta y ahí es cuando volví a remontar. Yo no sé como hubiera sido mi vida sin el trastorno. Es algo que está tan interiorizado y que te lo has creído tanto… Pero yo estoy contento por donde estoy ahora, porque era impensable”.

LA VOZ DE UNA MINORÍA

Cuando se dice la palabra “anorexia”, viene a la mente un estereotipo de persona, pero lo que no se conoce es que hay hombres como Jordi que les cuesta identificar que están pasando por un TCA por el estigma y la desinformación que existe.

Durante este proceso, Jordi ha estado divulgando en sus redes sociales sobre los TCA en hombres y se ha dado cuenta que “aunque existe mucha información sobre esto, se hace poca visibilidad de lo que es un trastorno de conducta alimentaria, una anorexia o bulimia. Anorexia y bulimia son palabras que todos conocemos pero que realmente muy pocos sabrían explicar”. Por eso, “es necesario dar voz a los hombres que sufrimos una conducta alimentaria y acar con la estigmatización”.

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