El cáncer constituye una importante fuente de estrés para aquellas personas que lo padecen, generando en muchos casos síntomas de ansiedad o depresión, lo que genéricamente conocemos como malestar emocional o distrés psicológico.
Por ello, detectar a aquellos pacientes que presentan un mayor riesgo de desarrollar malestar emocional, con el fin de poder realizar las intervenciones psicológicas oportunas, es un reto que puede conllevar importantes mejoras en la calidad de vida.
Con el objetivo de estudiar los factores que aumentan el riesgo de desarrollar sintomatología ansiosa y depresiva, se ha llevado a cabo el estudio titulado Cognitive factors related to distress in patients recently diagnosed with cancer.
El cáncer constituye una importante fuente de estrés para aquellas personas que lo padecen, generando en muchos casos síntomas de ansiedad o depresión
Este estudio, realizado en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y publicado en la revista Psycho-Oncology,ha sido liderado por el doctor Amador Priede, psicólogo clínico del Hospital de Laredo, y por el doctor César González-Blanch del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, ambos investigadores colaboradores del Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (Idival).
En este sentido, el objetivo del estudio fue analizar la asociación de dos factores cognitivos, la rumiación -tendencia a tener pensamientos repetitivos, focalizados en uno mismo, sobre experiencias negativas- y la supresión de pensamientos -la tendencia a eliminar deliberadamente pensamientos indeseados-, con la presencia de malestar emocional -síntomas de ansiedad y depresión- en pacientes con un diagnóstico reciente de cáncer.
Los resultados del estudio indican que una mayor tendencia a los pensamientos de tipo rumiativo se asocia con mayores niveles de síntomas de ansiedad y depresión, incluso tras controlar los efectos de otras variables. La supresión de pensamientos, en cambio, desempeña un rol menos importante en la aparición de estos síntomas.
Estos resultados resaltan la importancia de evaluar la rumiación en pacientes oncológicos recién diagnosticados, con el fin de llevar a cabo intervenciones psicológicas precisas, y de este modo lograr una mejor salud psicológica de las personas que padecen un cáncer.