Las cucarachas son uno de los animales más resistentes del planeta, así como uno de los insectos que más zonas ocupan del mundo, siendo una de ellas los hogares de millones de personas. Estos seres vivos son capaces de mantenerse activos durante un mes sin comida y pueden sobrevivir con recursos limitados. Ahora, esta increíble resistencia está aumentando, dando lugar a ‘cucarachas mutantes’ que suponen una gran amenaza para la salud pública.
La cucaracha germánica, la variedad más extendida del mundo y que se encuentra con frecuencia en las casas y oficinas, produce alérgenos desencadenantes del asma, vectores microbianos patógenos y resistentes a los antibióticos, y contribuye a generar ambientes interiores poco saludables. Además, puede esparcir patógenos de la salmonela y el E. coli, que generan problemas de estómago y diarrea.
Los resultados indicaron que ninguno de los tres insecticidas logró controlar las poblaciones, incluso si se combinaba su uso sobre los insectos
En este contexto, un grupo de investigadores de la Universidad de Purdue (Estados Unidos), descubrió que estos insectos se están haciendo más resistentes a prácticamente todos los insecticidas químicos. De este modo, trabajaron con tres colonias diferentes en apartamentos durante seis meses, con el fin de analizar su resistencia a tres tipos de insecticidas diferentes: abamectina, ácido bórico y tiametoxam.
Los resultados indicaron que ninguno de los tres insecticidas logró controlar las poblaciones, incluso si se combinaba su uso sobre los insectos. Una de las razones de esto puede encontrarse en el sistema digestivo de las cucarachas, que presenta un enorme conjunto de enzimas que les ayudan a metabolizar estas sustancias. Así, según los investigadores, en el futuro será imposible tratar las invasiones de cucarachas con los insecticidas conocidos.
A parte de la genética, el cambio climático también dificulta el control eficaz de las poblaciones de cucarachas ‘mutantes’. En este sentido, en España las autoridades han informado de un incremento significativo de las infestaciones de estos insectos: 33% más que en 2023. Así, las altas temperaturas son idóneas para su proliferación, pues aceleran los ciclos metabólicos de las plagas.
El adelanto del calor por el cambio climático ya ha hecho que las cucarachas ‘mutantes’, aunque aún son una especie rara, sean ya habituales en entornos de altas temperaturas como Canarias o Andalucía, donde se han llegado a registrar incluso noches tropicales.
A su vez, se caracterizan también por la facilidad de reproducción que tienen. Una hembra puede llegar a producir una media de 18 huevos por cada ooteca o masa de huevos que produce, que suele ser entre cinco y diez. Por ello, en cuestión de sesenta días, que es el tiempo que tardan los huevos en eclosionar, puede dar lugar a más de 100 nuevas cucarachas.
En España las autoridades han informado de un incremento significativo de las infestaciones de estos insectos, en concreto un 33% más que en 2023
En lo relativo a cómo acabar con ellas, se puede llegar a pensar que, si son resistentes a los insecticidas, la mejor opción es aplastarlas. Sin embargo, esto no es lo más aconsejable ya que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), al romperse su caparazón liberan una sustancia bacteriana que se dispersa en el aire, pudiendo provocar asma o alergias. En los casos más graves, se pueden tragar y acceder al estómago, provocando fiebre o diarrea.
Hace años, la cucaracha germánica era combatida con cebos que contenían insecticida en su interior, pero ya no caen en las trampas y las estrategias para acabar con ellas son cada vez más limitadas. Emplear pesticidas más agresivos puede suponer no solo que el insecto se adapte, sino que se pueda llegar a dañar el medio ambiente.
Así, se plantea un escenario desesperanzador para la salud pública, dejando únicamente la posibilidad de combatir las cucarachas con medidas de prevención como la correcta limpieza de lugares recónditos y pequeños agujeros.