En 2022, el 9,7% de la población española había consumido hipnosedantes con o sin receta en los últimos 30 días, mientras que el 7,2% de la población reconocía consumir a diario estos fármacos, según datos de la encuesta EDADEs. España es el país europeo con más consumo de benzodiacepinas, un grupo de medicamentos incluidos en el grupo hipnosedantes. Una realidad sobre la que los expertos han debatido en la III Jornadas Patología Dual y Adicciones en Canarias, celebrada en las Palamas los pasados 10 y 11 de marzo.
Según ha expuesto la Dra. Mónica Florido, psiquiatra de la Unidad de Salud Mental Canalejas de Las Palmas de Gran Canaria actualmente en excedencia y en ejercicio privado, durante su ponencia Prescripción de Benzodiacepinas y responsabilidad médica, cada vez más personas recurren a estos tratamientos para "desconectar, mitigar la ansiedad o para dormir" ante una vida protagonizada por el estrés y la competitividad social.
"Al abordaje de un cuadro clínico y a la prescripción de benzodiacepinas le debe preceder un correcto diagnóstico y su uso, en cualquiera de las situaciones, debería ser a corto plazo”
La utilización de psicofármacos para situaciones que son derivadas del estilo de vida y no de un problema de salud mental como puede ser la ansiedad o el insomnio es "una práctica errónea y con potencial iatrogénico", ha señalado la Dra. Florido. "Es importante señalar que las benzodiacepinas no deberían ser el tratamiento de primera elección en estos casos, sino un tratamiento alternativo para casos concretos. En cualquier caso, al abordaje de un cuadro clínico y a la prescripción de benzodiacepinas le debe preceder un correcto diagnóstico y su uso, en cualquiera de las situaciones, debería ser a corto plazo”.
Una advertencia que ha realizado principalmente a los médicos, que son los que realizan más de la mitad de las prescripciones de estos fármacos. “Probablemente no estamos informando correctamente a los pacientes, aunque las directrices las tenemos claras, tanto por el conocimiento científico como por los mandatos legales y normas éticas, no siempre ajustamos la práctica clínica”, afirmó al respecto, antes de argumentar que la organización del sistema sanitario y la falta de tiempo en las consultas podrían tener mucho que ver en ello: “A veces, la prescripción de una benzodiacepina es el camino más rápido para dar respuesta a un malestar, pero claramente no siempre es el mejor”, ha concluido.