El cáncer colorrectal es una de las principales causas de muerte en España. Sin embargo, su mortalidad puede reducirse de forma significativa gracias a un diagnóstico precoz. Así lo afirma la Dra. María José Safont, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en una entrevista para ConSalud.es, quien asegura que estas iniciativas no solo permiten detectar el cáncer en etapas iniciales, cuando es más tratable, sino que también previenen su desarrollo mediante la identificación y eliminación de pólipos premalignos.
En España, la participación en los programas de cribado ha mejorado en los últimos años, “pero aún está por debajo de los objetivos establecidos”, indica la doctora. Es cierto, aún así, que algunas comunidades autónomas ya han implementado estas iniciativas de forma sistemática, donde la cobertura actual se sitúa entre el 50% y el 60% de la población objetivo.
“Es necesario incrementar la participación, ya que se estima que una mayor tasa de participación podría reducir significativamente la mortalidad por este tipo de cáncer”
Sin embargo, “es necesario incrementar la participación, ya que se estima que una mayor tasa de participación podría reducir significativamente la mortalidad por este tipo de cáncer”, destaca. De hecho, esta enfermedad tiene “un pronóstico muy favorable si se detecta en etapas tempranas”. En estos programas pueden participar hombres y mujeres de entre 50 y 69 años, y “el objetivo es llegar al 70% o más de esta población para maximizar los beneficios del cribado”.
En estos programas, las pruebas de sangre oculta en heces (SOH) son una parte fundamental. Estas pruebas permiten identificar rastros de sangre en las heces, que pueden ser indicativos de cáncer o de lesiones precancerosas. Como explica la oncóloga, “son técnicas muy sensibles, aunque poco específicas”, lo que significa que un resultado positivo debe ser confirmado mediante una colonoscopia. De hecho, esta prueba es considerada el “estándar de oro” para el diagnóstico del cáncer colorrectal, porque “permite la visualización directa del interior del colon y la toma de biopsias”. Es una herramienta preventiva, al permitir “detectar pólipos precoces que pueden ser extirpados antes de que se desarrollen en cáncer”.
A pesar de los avances en otras técnicas, ninguna ha logrado reemplazar la efectividad de la colonoscopia en el diagnóstico definitivo. La colonografía por tomografía computarizada, por ejemplo, permite obtener imágenes tridimensionales del colon, pero “tiene limitaciones en la detección de pólipos” y “necesita ser confirmada con una colonoscopia posterior que permita la toma de biopsias”, afirma la doctora.
Asimismo, los test de ADN en heces, que analizan fragmentos genéticos del tumor, representan un avance menos invasivo, pero “no reemplazarían completamente la necesidad de confirmación mediante colonoscopia en caso de sospecha”.
"No son suficientemente específicos ni sensibles para ser utilizados como prueba de diagnóstico, porque su uso se limita al seguimiento del cáncer colorrectal"
En cuanto a la posibilidad de detectar el cáncer colorrectal mediante análisis de sangre, la especialista explica que actualmente no existe ninguna prueba de este tipo que combine la sensibilidad y especificidad necesarias para su uso rutinario. Aunque algunos biomarcadores como el antígeno carcinoembrionario (CEA) pueden estar elevados en pacientes con cáncer colorrectal, “no son suficientemente específicos ni sensibles para ser utilizados como prueba de diagnóstico, porque su uso se limita al seguimiento del cáncer colorrectal”, sostiene la vocal de la SEOM.
Además, en los últimos años, se han desarrollado pruebas basadas en la detección de ADN tumoral en la sangre, pero su implementación en la práctica clínica aún está lejos de ser una realidad. “La clave para la detección temprana sigue siendo la combinación de técnicas como la colonoscopia y las pruebas de sangre oculta en heces”, recalca la doctora.
El cribado del cáncer colorrectal no solo impacta en la supervivencia, sino también en la calidad de vida de los pacientes. La eliminación de pólipos durante la colonoscopia previene el desarrollo de tumores. Asimismo, detectar la enfermedad en estadios iniciales permite tratamientos menos agresivos y reduce las complicaciones asociadas a cánceres avanzados. Todo esto “combinado con la adopción de hábitos de vida saludable” es clave para reducir la mortalidad, concluye la experta.