Han pasado más de dos años desde que se inició la pandemia, pero sus secuelas se siguen viendo en la población. La falta de sueño puede ser la más generalizada, con consecuencias para la salud física, mental y emocional. Es más, el número de pacientes con trastornos del sueño, y en particular con insomnio, ha aumentado exponencialmente. Actualmente se estima que la incidencia en problemas del sueño es de un 40% a nivel mundial y al menos a uno de cada cinco españoles, según datos aportados por la recién creada Alianza por el sueño.
No dormir bien tiene implicaciones en el bienestar social de la población. Por eso, dar respuesta a las necesidades de los pacientes y atender de manera adecuada este problema de salud social se ha convertido en una tarea pendiente para nuestro sistema sanitario debido a la falta de formación para los profesionales y las trabas que encuentran los pacientes en este aspecto.
Precisamente en este escenario nace la Alianza por el Sueño, con el objetivo de mejorar el cuidado y la salud del sueño de los españoles y concienciar sobre el uso inadecuado de ciertos medicamentos con un fuerte potencial adictivo, así como ser un referente en la atención y cuidado de los pacientes. Consalud.es ha hablado con la Dra. Odile Romero, una de los coordinadoras de esta nueva propuesta y jefe clínico de Neurofisiología y coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Vall d'Hebron y Hospital Quirónsalud de Barcelona y miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES), para explicar y profundizar en los principales objetivos de esta nueva Alianza.
"Muchas veces preferimos incrementar nuestra actividad social y esto hace que descuidemos nuestro sueño y en definitiva nuestra calidad del sueño"
“Muchas veces preferimos incrementar nuestra actividad social, laboral, estar más conectados en las redes sociales o incluso estar pendientes de la última hora o del resultado de un partido de fútbol, y esto hace que descuidemos nuestro sueño y en definitiva nuestra calidad del sueño. Esto se traduce en tener accidentes laborales o de tráfico y también en enfermedades como la ansiedad o síndromes metabólicos”, explica la Doctora.
Por eso, los principales objetivos de este grupo se centrarán en la observación e investigación, generando evidencia científica que ayude a entender el impacto global del sueño sobre el bienestar de la ciudadanía; concienciación, estimular un debate público sobre la necesidad de proteger el sueño y de definir un abordaje adecuado del insomnio crónico en nuestro país, ya que es el trastorno del sueño más prevalente; educación, impulsando acciones formativas para profesionales y pacientes que permitan estimular acciones preventivas, realizar diagnóstico precoz y un mejor gestión de las patrologías del sueño; y una apuesta por la calidad, asegurando la calidad asistencial en torno a los trastornos del sueño.
“Queremos concienciar a la población en general desde diferentes áreas la importancia que tiene cuidar el sueño y conseguir una buena calidad del sueño. En otros países, por ejemplo en Estados Unidos, Alemania o países nórdicos encajan todo esto. Pero en España, vivimos en una sociedad en la que no se da la suficientemente importancia al hecho de dormir bien. Aunque en los últimos años se ha visto un cambio en Atención Primaria o en la sociedad en general, aun queda mucho camino por recorrer”.
"Ha habido muchísima atención social en los últimos años en que no debemos ingerir grasas o que hacer más deporte significa más salud. En cambio, con el sueño no es así"
“Sabemos lo que tenemos que comer. Ha habido muchísima atención social en los últimos años en que no debemos ingerir grasas o que hacer más deporte significa más salud. También en aprender a comprar, mirando en el supermercado lo que es más saludable o lo que no. En cambio, con el sueño no es así. No valoramos el riesgo que supone quedar a cenar a altas horas de la noche o estar viendo series de Netflix hasta tarde. Precisamente desde la Alianza por el Sueño queremos intentar conseguir que haya mayor conciencia social”.
Asimismo, también analizarán el impacto económico de tener una población que no duerme y no descansa bien. Tal y como asegura la coordinadora, “hay más bajas laborales; más asistencia a los centros sanitarios; hay más riesgo de accidentes laborales y de tráfico; hay más incidencia de distimia, depresión y ansiedad y esto compromete al rendimiento del trabajo. Por eso, una de la claves es valorar cuál es verdadero impacto a nivel de salud y económico, para ver si de alguna manera podemos hacer algo”.
Para conseguir todo esto, la Alianza se compondrá de diferentes grupos de trabajo focalizados que se dedicarán a generar evidencia y recomendaciones que abarquen ámbitos clave y cómo los trastornos del sueño afectan a la salud, a la sociedad, a la sostenibilidad, empresa y economía. En este sentido, la Alianza arranca con el grupo sanitario para pronto poner en marcha grupos de trabajo en los ámbitos social, económico o sostenible.