La epidemia del ébola podría extenderse más allá de la República Democrática del Congo. Así lo han anunciado el coordinador de la ONU para la respuesta de emergencia del ébola, David Gressley, y el asistente del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Ibrahima Socé Fall.
La confirmación de un segundo caso de ébola en Goma, una importante ciudad de la R.D. del Congo y punto de salida internacional, ha salido el detonante: “la Organización ha intensificado su trabajo”, destacaron, “se está aumentando la vigilancia en todos los puntos de entrada y salida en el área”.
“Se está aumentando la vigilancia en todos los puntos de entrada y salida en el área”
No obstante, los altos cargos informaron de que no existen pruebas evidentes de que el segundo caso esté relacionado con el primero. Este primer caso se refería a un pastor que viajó a Goma desde Butembo, en la provincia de Kivu del Norte, mientras el segundo es el de un minero que había estado trabajando en Ituri y que ya ha fallecido. La enfermedad se centra en ambas provincias.
Las noticias sobre el segundo caso de ébola se producían un día después de que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia indicara que necesita aumentar enérgicamente su presupuesto para enfrentar la compleja crisis, que se complica por el conflicto en curso y un brote de sarampión.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el pasado viernes que, durante los próximos seis meses, está planeando ampliar y duplicar la asistencia alimentaria a las personas afectadas por la enfermedad, en preparación para una posible escalada adicional de la epidemia.
ANIVERSARIO DEL PRIMER BROTE
Hace un justo un año, hoy 1 de agosto, el Gobierno congoleño informaba del primer caso de ébola. Desde entonces, ha habido 2.600 infectados, un tercio de ellos menores de edad, y 1.800 fallecidos.
Los responsables de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, el del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, y el coordinador humanitario de la ONU, Mark Lowcock, indicaron que cada caso representa “una persona que ha pasado por una experiencia inimaginable. La enfermedad es implacable y devastadora". “Los desafíos para detener la transmisión adicional son de hecho considerables. Pero ninguno es insuperable. Y ninguno puede ser una excusa para no hacer el trabajo", añadieron.
Desde el primer caso registrado, ya son 2.600 infectados, un tercio de ellos menores de edad, y 1.800 fallecidos
Del mismo modo, los responsables de la ONU alabaron la reciente decisión del Gobierno congoleño, de tomar medidas para garantizar que sus esfuerzos se integren más. Asimismo, alabaron "los heroicos esfuerzos de los trabajadores de la salud, en su mayoría congoleños, que están en la línea del frente, de las personas de las comunidades y de los colaboradores que se han visto afectados. A pesar de su incesante trabajo, la enfermedad continúa propagándose”, señala el comunicado.
Este brote está ocurriendo en una zona de conflicto activa que hace que una respuesta efectiva sea mucho más complicada debido a la inseguridad, que incluye ataques armados contra los trabajadores y las instalaciones de salud, y el desplazamiento de la población. En algunas de las áreas afectadas, la violencia impide llegar a las comunidades afectadas y trabajar con ellas para detener la transmisión.
Por ese motivo, los responsables de la ONU hacen “un llamado a todas las partes en conflicto para que garanticen que los trabajadores sanitarios puedan hacer su labor de manera segura y que aquellos que buscan atención puedan acceder a ella sin temor a los ataques”.