Entre un 3 y un 6% de los niños padece una alergia alimentaria. Cada año, según informa la Asociación Española de Pediatría (AEP), este tipo de alergias aumentan un 2%. Además, señalan que más del 30% de los niños que sufren una alergia alimentaria son alérgicos a más de un alimento.
En el estudio “El niño polisensibilizado a varios alimentos” de la AEP, se estima que, entre los alimentos causantes de alergia alimentaria, la leche es el producto que más alergias provoca en los niños. Concretamente, son los niños menores de cuatro años quienes presentan más sensibilidad a la leche, el huevo y el pescado.
En total, en este estudio, un 33,3% de los niños eran alérgicos a múltiples alimentos. Esto se debe a la presencia de determinadas proteínas en gran parte de los alimentos. Generalmente, estos pacientes con alergia alimentaria infantil, presentaban reacciones a determinadas proteínas que están presentes en gran parte de los alimentos. Esta alergia se denomina sensibilización por reactividad cruzada por panalérgenos.
La investigación de cohorte prospectiva ha relacionado la alergia alimentaria en los niños con afecciones respiratorias como el asma
Por este mecanismo, muchos pacientes que presentan alergia alimentaria, también son sensibles a determinados alérgenos que se encuentran en estas proteínas. Así lo han comprobado en un estudio de población infantil en Australia. La investigación de cohorte prospectiva ha relacionado la alergia alimentaria en los niños con afecciones respiratorias como el asma.
En la investigación participaron 5.276 niños en un periodo de cinco años en Melbourne. Los padres, mediante un cuestionario sobre las alergias de sus hijos, presentaron el historial clínico de estos niños que sirvió como apoyo a las pruebas realizadas. Los niños de un año pasaron las pruebas de punción cutánea de forma correcta con comprobaciones de alergias al huevo, al cacahuete y al sésamo.
Además de las pruebas cutáneas y la ingesta de alimentos productores de posibles alergias, se realizaron pruebas de función pulmonar por espirometría
Sin embargo, en el estudio comparado con niños de seis años, se incluyó una evaluación de alergias basada en diez alimentos. Además de las pruebas cutáneas y la ingesta de alimentos productores de posibles alergias, se realizaron pruebas de función pulmonar por espirometría.
Gracias a los cuestionarios presentados por los padres de estos niños, los investigadores pudieron comprobar la asociación existente entre los fenotipos de alergia a los alimentos y la función pulmonar. Mediante un estudio del volumen espiratorio forzado y la capacidad vital forzada se comprobó una mayor prevalencia a sufrir asma en niños de seis años debido a una alergia múltiple a determinados alimentos.
La alergia al cacahuete en niños de seis años demostró una mayor prevalencia a padecer asma. Además, esta alergia en los niños que participaron en la investigación fue de inicio tardío. Estos niños presentaron mayorrespuesta broncodilatadora. Tanto una alergia persistente como tardía se asociaron a un mayor riesgo de déficit respiratorio.
Gracias a este estudio, los investigadores han confirmado que “el seguimiento de las intervenciones para prevenir la alergia alimentaria presenta una oportunidad para examinar si la prevención de estas alergias alimentarias mejora la salud respiratoria”.