Las vacunas son una de las mejores formas de prevenir enfermedades, salvar vidas y disminuir las desigualdades en salud, pero no todo el mundo tiene acceso a ellas del mismo modo. Con el objetivo de dar visibilidad a esta situación, la Asociación Española de Vacunología ha lanzado un manifiesto, elaborado su Grupo de Trabajo de Vacunología Social. En el documento recuerda que las vacunas pueden ayudar a disminuir las desigualdades en salud provocadas por la desinformación, el desconocimiento o la situación social y económicade las personas.
“No todos tenemos el mismo acceso a las vacunas ni información veraz sobre ellas, y esto conduce a enfermedades y muertes evitables”, señalan los expertos en el documento. Esta problemática se debe a que los programas de inmunización se enfrentan a desafíos continuos como los bulos, la reticencia a las vacunas o las desigualdades, que deben abordarse a través de políticas y programas específicos que permitan superar estas barreras.
Los determinantes sociales, como el nivel socioeconómico o cultural, el género o el lugar de nacimiento, juegan un papel fundamental en el acceso a las vacunas. Un claro ejemplo de ello fue la vacunación frente a la Covid-19: durante el primer año de pandemia, los países de renta alta en todo el mundo pudieron vacunar al 80% de su población. Sin embargo, en aquellos países de baja renta, solo se vacunó a menos del 10% de la ciudadanía.
AEV: “No todos tenemos el mismo acceso a las vacunas ni información veraz sobre ellas, y esto conduce a enfermedades y muertes evitables”
Desde la Asociación Española de Vacunología se insiste en que las vacunas son herramientas que promueven la equidad, permitiendo disminuir las desigualdades entre los grupos sociales más vulnerables. En este aspecto, la Hepatitis A afectaba en Estados Unidos de forma desproporcionadamente alta a poblaciones desfavorecidas. La vacuna, que se incluyó entre los años 1996 y 2006 consiguió que prácticamente desaparecieran las diferencias de incidencia de la enfermedad entre los diferentes grupos sociales.
Sin embargo, las desigualdades en el acceso a las vacunas no solo están condicionadas por factores socioeconómicos, sino que también son una cuestión territorial. En lo que respecta a España, dado que las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias en materia de salud, cada una de ellas puede incluir en el calendario común otras vacunas que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de España no haya introducido.
La consecuencia de esto es que en el país existan 19 calendarios de vacunación diferentes. Además, las recomendaciones de vacunación para pacientes de riesgo han sido también adaptadas de manera distinta en función de la disponibilidad de vacunas financiadas en cada comunidad autónoma.
“La primera forma de inequidad en el reparto de las vacunas se genera institucionalmente”, lamentan. Por ello, ya en 2023 la AEV propuso a la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad que sea el propio Ministerio el que se encargue de suministrar las vacunas a las comunidades autónomas en el momento inicial de la puesta en marcha de los Programas de Vacunación, una vez aprobados. Con ello se pretende conseguir que todos los ciudadanos se beneficien en el mismo momento.
Por otro lado, en un mundo globalizado, es importante que el mayor número de personas posible esté vacunado, según explica la sociedad científica. “Si todos no están a salvo, nadie está a salvo. En la era actual las enfermedades transmisibles prevenibles por vacunación pueden propagarse de un país a otro con facilidad. Por lo tanto, mantener una cobertura vacunal adecuada en un país beneficia a todos”, señalan. Por ello, las políticas públicas y estrategias de vacunación deben ser pensadas de manera mundial.
AEV: “La primera forma de inequidad en el reparto de las vacunas se genera institucionalmente”
Finalmente, para atajar las diferencias en las coberturas vacunales causadas por las desigualdades en salud, la Asociación Española de Vacunología señala que es fundamental que las evaluaciones de los programas y campañas de vacunación incluyan indicadores de tipo social.
De igual modo sucede en el ámbito de la investigación: si no se tienen en cuenta determinantes sociales se corre el riesgo de incrementar las brechas de salud existentes y perpetuar la inequidad. “Por ello, los investigadores deben adoptar esta perspectiva social para desarrollar estrategias de vacunación más efectivas, que aborden las barreras socioeconómicas y culturales”, concluyen desde la AEV.