Adictos al chemsex: perfil y secuelas para la salud de la combinación de drogas y sexo

Se trata de población mayoritariamente joven que, debido a la práctica continua del chemsex, posteriormente desarrolla un problema de adicciones o contrae alguna Infección de Transmisión Sexual (ITS).

El chemsex es una práctica de riesgo para la salud combinando drogas en encuentros sexuales. (Fotomontaje a partir de imágenes de Unsplash)
6 abril 2021 | 00:00 h
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"El consumo de drogas se ha duplicado en el ámbito sexual. La pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto directo sobre el incremento del chemsex”. El coordinador del área de Salud de Colegas-Confederación LGTB, Rutilio Martini, alerta en declaraciones a ConSalud.es del crecimiento del chemsex durante estos meses. 

Se trata de una práctica cada vez más frecuente, un 'coqueteo' con las drogas en encuentros sexuales que en algunos casos termina con pacientes en los servicios Urgencias y secuelas en la salud de aquellos que lo practican, a veces de por vida.

Según informan desde Colegas y otros colectivos LGTBI con los que se ha puesto en contacto este diario, el perfil general de las personas que realizan chemsex son hombres que tienen sexo con hombres (HSH), lo que no quiere decir que otras personas no lo practiquen.

La edad oscila entre los 20 y los 45 años, por lo que el tipo de paciente que posteriormente desarolla un problema de adicciones o contrae alguna Infección de Transmisión Sexual (ITS) es población mayoritariamente joven. 

Hombres de entre 20 y 45 años que tienen sexo con otros hombres, el perfil más frecuente entre las personas que practican el chemsex

Dentro de este perfil, se puede establecer una variable más: el joven migrante gay o bisexual. "Estas personas llegan nuevas a una ciudad o a un país ante la necesidad de integración social buscan maneras de integrarse, el chemsex llega a ser una de ellas. Pero realmente es mentira, no compartes más que el reunirte con varias personas para drogarte. No va a salir nada más de allí", señala Rutilio Martini.

Las personas con problemas de autoestima están también entre los perfiles más frecuentes. "Por no aceptarse a si mismo, por problemas de homofobia o bifobia interiorizada... Acaban cayendo el chemsex. No se aceptan, no aceptan su orientación sexual pero es que la sexualidad no puede reprimirse, lo que les provoca un conflicto interno. Al final, la única forma que encuentran estas personas para ejercerla es drogarse porque se desinhiben, se olvidan de sus inseguridades y se relajan", explica Rutilio, más conocido como 'Ruty'.

Según informan desde Colegas, el 80% de las personas que practican el chemsex terminan volviéndose adicta, cayendo en problemas de adicciones en las drogas que consume. "Estamos hablando de un fenómeno muy negativo y muy peligroso. En Reino Unido ya es un problema de salud pública bastante importante al que se están destinando más recursos que a la lucha contra el VIH", alertan.

LAS FASES DE LA ADICCIÓN

Los adictos al chemsex son personas que acuden a las drogas como vía de escape de sus preocupaciones o problemas. En un principio juegan con ellas en las prácticas sexuales probablemente con la única intención de divertirse pero acaban atrapados por los estupefacientes, volviéndose posteriormente drogodependientes o causándoles consecuencias para su salud física y mental.

Rutilio asegura que todos pasan por varias fases hasta llegar a ese punto, aunque todos los pacientes inicialmente afirmen controlar su situación.

La primera de las fases es la inversión de las prioridades. "Tú llegas al chemsex con una motivación y una prioridad que es disfrutar y tener un mayor placer sexual, socializar pero resulta que a medida que la persona se va enganchando a la droga, las prioridades se invierten. Tu prioridad ya no es tener un mayor placer sexual, ya no es socializar, ya no es sentirte mejor… Es drogarte por drogarte, porque te has hecho adicto", explica el responsable de Salud de Colegas.

Una vez se produce la inversión de prioridades, se continúa hasta la fase de negación, cuando la persona no acepta que tiene un problema de adicción lo elude y trata desesperadamente de normalizarlo. "Ya sabe insconscientemente que lo que está haciendo está mal y se está volviendo dependiente hasta el punto de no poder tener relaciones sexuales sin drogas. Lo niega tajantemente: yo no me drogo solo me gusta disfrutar", indica Ruty.

Y finalmente, la negación decae porque la drogodependencia ya es evidente. "Cuando se droga de manera frecuente no puede seguir negándolo o bien porque su salud empieza a deteriorarse o bien porque las personas de su entorno ven que está mal. Ahí es cuando la persona busca ayuda o cae en la depresión porque se da cuenta de que sus acciones han tenido unas consecuencias que en muchos casos son irreversibles", sentencia Rutilio Martini.

La práctica de chemsex puede producir la infección de ITS, entre las que se encuentra el VIH, también Hepatitis B y C, drogadicción, daños hepáticos y renales, deterioro cognitivo y problemas de salud mental como la depresión. En España, todavía no existe una estrategia nacional que coordine acciones preventivas ni tampoco el abordaje de esta problemática, colectivos como Colegas exigen al Ministerio de Sanidad que active medidas de manera urgente.

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