El uso de internet se ha extendido tanto en nuestras vidas que, según el último estudio EDADES del Ministerio de Sanidad, prácticamente la totalidad de la población lo ha utilizado alguna vez en la vida, en el último año y en el último mes. Esta situación ha llevado a que algunas personas llegan a desarrollar un uso compulsivo, asociado a una pérdida de control y consecuencias negativas para la salud del individuo.
"Las consecuencias a nivel psicológico y conductual que el uso compulsivo de internet provoca en las personas y sobre todo en los más jóvenes demandan una respuesta eficaz". Pero este uso tan extendido provoca que las personas desarrollen comportamientos compulsivos en torno a otras adicciones. Una de las más preocupantes es la adicción a la pornografía.
Sanidad entiende la pornografía como "cualquier material literario, artístico, o cinematográfico que exhibe de manera explícita genitales y acciones sexuales, y que tiene como objetivo principal excitar al espectador de manera sexual". En su vertiente como adicción se pone de manifiesto la teoría de la "triple A". Hablamos de la combinación de tres factores que hacen que llegar a una adicción en este ámbito sea más fácil.
"Las consecuencias a nivel psicológico y conductual que el uso compulsivo de internet provoca en las personas y sobre todo en los más jóvenes, demandan una respuesta eficaz"
Esta "triple A" sería el fácil acceso al contenido por internet (accesibilidad), el bajo o nulo coste de este material (asequibilidad) y a la anonimidad de Internet (anonimato). Sanidad alerta, además, de que la normalización de este tipo de contenidos, han promovido nuevas prácticas sexuales, especialmente entre los adolescentes. Algunas de ellas serían el “sexting” entendido como “recepción o envío de mensajes de texto, imágenes o vídeos sexuales explícitos a través del teléfono móvil o redes sociales”, o el “revenge porn” (porno de venganza) que implica el intercambio de contenido sexual explícito como venganza tras una ruptura sentimental.
Pero la alerta sanitaria en este sentido viene de la mano de las prácticas sexuales de riesgo para nuestra salud. "Diferentes investigaciones señalan que los adolescentes son una población de riesgo para sufrir los efectos perjudiciales del consumo de pornografía, derivados principalmente de la etapa evolutiva en la que se encuentran", apunta Sanidad.
Los resultados de consumo de pornografía en los más jóvenes son bastante reveladores: el 66,8% de los estudiantes admiten haber consumido pornografía al menos una vez en su vida, el 58,6% en los últimos 12 meses y el 44,5% en los últimos 30 días. Además, el consumo en chicas es muy superior al consumo en chicos.
Los jóvenes que ven pornografía toman más alcohol y fuman más tabaco
Por ejemplo, el 86,3% de los jóvenes indica que ha consumido pornografía alguna vez en su vida frente al 46,7% de las chicas. Es decir, menos de la mitad de las chicas jóvenes han hecho uso de la pornografía alguna vez. En el caso del consumo en los últimos 30 días, es decir, en el último mes, pasamos de un 68,4% en chicos a un 19,3% en chicas. Es remarcable, además, que el 37,1% de los jóvenes de 14 años han visto pornografía en el último mes.
También dentro de las conductas perjudiciales para nuestra salud asociadas al consumo de la pornografía, vemos que, por ejemplo, los jóvenes que ven pornografía toman más alcohol y fuman más tabaco. Del total de la población estudiantes de 14 a 18 años se ve que las prevalencias son mayores en el caso de los consumidores habituales de pornografía.
Concretamente, hablamos de una diferencia de un 20,8% a un 25,8% en el caso del consumo de alcohol; un 28,2% frente a un 34,8% en cuanto a binge drinking; y un 21% frente a un 25,3% en el caso del consumo de tabaco. Finalmente, se alerta también de que, en 2021, se notificaron 102 admisiones a tratamiento por una adicción al sexo, la mayoría hombres (96,1%), con una edad media de 39,3 años, iniciaron su problema con el sexo a los 25,4 años.