En los últimos años, el fentanilo se ha vuelto muy popular, debido a la epidemia silenciosa que devasta Estados Unidos. Se trata de un opioide sintético con elevadas propiedades adictivas, y que se caracteriza por ser 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más potente que la morfina. Todo ello ha convertido al fentanilo en una sustancia que deja una larga lista de muertos en el país.
Generalmente, el fentanilo se emplea como narcótico para aumentar los niveles de dopamina en el sistema nervioso central. Alivia el dolor y hace sentir a quienes lo toman mucho más relajados o eufóricos, pero es extremadamente adictivo. Además, la diferencia entre una dosis medicinal y una letal es muy pequeña.
“El fentanilo, un grave problema de salud pública, es particularmente adictivo debido a su potencia y su rápida cinética, que provoca una fuerte euforia y un refuerzo conductual"
Ahora, la revista ‘Nature’ publica un nuevo estudio que sugiere que controlar la adicción al fentanilo podría ser posible, a partir de dos vías neuronales distintas en el cerebro. El estudio podría abrir la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos para reducir la adicción a este opioide.
“El fentanilo, un grave problema de salud pública, es particularmente adictivo debido a su potencia y su rápida cinética, que provoca una fuerte euforia y un refuerzo conductual. Un síndrome de abstinencia altamente aversivo se manifiesta tras la interrupción abrupta de la exposición al fentanilo”, explican los investigadores.
El fentanilo es una droga que provoca, por un lado, refuerzo positivo, al generar euforia en quienes lo consumen. Esto, a su vez, conduce a la dependencia, que los investigadores del trabajo definen como síndrome de abstinencia aversivo. El síndrome de abstinencia alimenta el refuerzo negativo. Con el objetivo de evitar la abstinencia, los individuos vuelven a tomar la droga.
Ambos refuerzos se encargan de mantener el consumo de este opioide y de generar graves adicciones en una cuarta parte de los consumidores, lo que representa la fracción más grande de todas las drogas adictivas. “Nuestro estudio analiza las poblaciones neuronales que desencadenan refuerzo positivo y negativo en VTA y CeA, respectivamente”, explican los autores.
Debido al papel fundamental que desempeñan los receptores de opioides µ, los investigadores se enfocaron en su estudio. Así, inyectaron fentanilo en ratones y eliminaron los receptores de opioides µ en el área tegmental ventral (VTA), el principal eslabón del circuito de recompensa cerebral. De este modo eliminaron los transitorios de dopamina y el refuerzo positivo.
“Nuestro estudio analiza las poblaciones neuronales que desencadenan refuerzo positivo y negativo en VTA y CeA, respectivamente”
Sin embargo, la abstinencia se mantuvo sin cambios. En este sentido, identificaron neuronas que expresan receptores de opioides µ en la amígdala central (CeA), cuya actividad aumentó durante la abstinencia. La eliminación de los receptores de opioides µ en CeA eliminó los síntomas aversivos, lo que sugiere que median el refuerzo negativo.
Tras ello, los ratones aprendieron a presionar una palanca que pausaba la estimulación de las neuronas CeA que expresan receptores de opioides µ. Así, los resultados sugieren que podría ser posible desarrollar intervenciones y medicamentos para reducir la adicción al fentanilo y apoyar la recuperación.