La adicción a los videojuegos en su Día Mundial: un 37,4% de los adolescentes juega todos los días

La adicción a los videojuegos es una enfermedad mental reconocida por la OMS. Además el mal uso de estos dispositivos está asociado a otros problemas de la salud como el sedentarismo o la ansiedad.

La adicción a los videojuegos en los niños y adolescentes. (Foto: Freepik)

La adicción a los videojuegos en los adolescentes se ha convertido en un importante reto para la sociedad. El uso de las pantallas va en aumento y el mal consumo de juegos de ficción puede generar problemas de salud mental o aislamiento social, entre otros. Además, algunas enfermedades cardiovasculares podrían estar asociadas con el sedentarismo vinculado al uso de estos dispositivos. Con motivo del Día Mundial del Videojuego, celebrado cada 29 de agosto, es necesario concienciar a la población juvenil del riesgo que supone para la salud física y mental el mal uso de estas prácticas.

Cada vez son más adolescentes los que disfrutan del ocio digital a través de juegos de videoconsolas y ordenadores. En España, 9 de cada 10 jóvenes se considera gamer, es decir, consume este entretenimiento de forma recurrente. Este número supone un 86,8% de adolescentes que utilizan videoconsolas y consumen juegos de ficción de manera generalizada, según datos recogidos por el informe ‘Consumir, crear, jugar. Panorámica del ocio digital de la juventud’, del Centro Reina Sofía.

En esta encuesta, según los datos recogidos en 2022, el 37,4% de los adolescentes que utiliza videojuegos lo hace todos los días. Además, emplean 4,3 horas diarias en este entretenimiento, un tiempo que duplica al establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como recomendado para el uso de las pantallas.

La OMS incluyó en febrero de 2022 la adicción a los videojuegos en la Clasificación Internacional de Enfermedades

Este uso generalizado de videojuegos y la adicción que puede generar ya es una enfermedad catalogada de manera internacional. La OMS incluyó en febrero de 2022 la adicción a los videojuegos en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Esta afección se reconoce como un desorden mental dentro de la categoría de ‘uso de sustancias o comportamientos adictivos’.

Además, este uso recurrente de videoconsolas no solo genera problemas psicosociales y de adicción, también incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares relacionadas con el sedentarismo o el estrés asociado a las adicciones.

Una investigación del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología ESC 2023 ha confirmado que el tiempo de inactividad asociado al uso de videojuegos y pantallas podría “preparar el terreno” a una mala salud del corazón y, en consecuencia, a los accidentes cardiovasculares.

“Todas esas horas de pantalla en los jóvenes se suman a un corazón más pesado, lo que sabemos por estudios en adultos aumenta la probabilidad de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular”, señala el doctor Andrew Agbaje, autor del estudio. “Los niños y adolescentes necesitan moverse más para proteger su salud a largo plazo”, añade.

Con el aumento del sedentarismo asociado al uso de las pantallas, la masa ventricular izquierda aumenta considerablemente

Este estudio reveló, gracias a la tecnología de un ‘smartwatch’, el efecto del sedentarismo y el daño cardiaco a medio y largo plazo en la vida de los jóvenes. Basándose en datos recogidos en jóvenes de entre 11 y 24 años de edad, se demostró que con el aumento del sedentarismo asociado al uso de las pantallas, la masa ventricular izquierda aumentaba considerablemente. Esta investigación demostró el riesgo dos veces mayor de padecer enfermedad cardiaca o ictus.

Asimismo, algunos expertos alertan del peligro de refugiarse en las tecnologías para combatir otros problemas de salud mental. En palabras de Ignacio Civeira, psiquiatra del área de Infancia y Adolescencia del Instituto de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón, recogidas por Europa Press, actualmente hay “más tasas de depresión, ansiedad, fracaso escolar y pérdida de libertades”, además de una falta de hábitos saludables dentro del hogar, donde los adolescentes “dejan de ducharse, de dormir lo que deben o de comer a sus horas”.

Por eso, los expertos consideran que la intervención de los adultos y el control de los padres es fundamental ante estas situaciones. Además, el apoyo familiar es un arma de doble filo, actuará para la conciencia y prevención, pero también puede intervenir en los procesos de recuperación ante una posible adicción.

CONTROL PARENTAL Y LÍMITES DE USO

Las actividades fuera de la pantalla o el control parental al limitar el uso diario de las tecnologías podría reducir el riesgo de padecer trastornos físicos y mentales asociados a este mal uso. Los menores pasan más de cuatro horas al día conectados a una pantalla y, en verano, el uso de videojuegos o vídeos online aumenta hasta un 30%.

En este sentido, Civeira asegura que “sin el apoyo de los padres, la concienciación fuera del ámbito familiar en institutos y colegios no sirve para nada”. Son los padres quienes, a partir de una edad determinada, puede detectar si sus hijos son dependientes de las nuevas tecnologías que conllevan aislamiento, bajo rendimiento académico e incluso trastornos mentales.

Además, es importante estar alerta, no solo del uso de los videojuegos, también de la reacción de los adolescentes ante un proceso de abstinencia, para conocer en qué estadio se encuentra y si es necesario acudir a un profesional que evalúe un posible trastorno o adicción. Los adolescentes son más vulnerables a las adicciones y establecer límites razonables sería un primer paso para evitar riesgos en la salud física y mental de los jóvenes.

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