Un 6% de los adolescentes sufre algún tipo de Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA). La anorexia, bulimia, vigorexia o trastorno por atracón son trastornos psicológicos graves que se manifiestan en la relación que los pacientes tienen con la alimentación y con su cuerpo. “La persona afectada muestra una fuerte preocupación en relación al peso, la imagen corporal y la alimentación, entre otros. Debido a estas alteraciones alimentarias, se pueden desencadenar enfermedades físicas importantes y, en casos extremos, pueden llegar a provocar la muerte (siendo las causas más frecuentes el suicidio o la desnutrición)”, señala la Asociación contra l’Anorèxia i la Bulimia (ACAB).
La obesidad es una de las patologías asociadas a la alimentación más prevalentes y que más preocupan en la sociedad occidental. Desde 1975 la prevalencia de la obesidad se ha triplicado en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 2016, más de 1.900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso (36%), de los cuales, más de 650 millones eran obesos (13%). En el caso de los niños y adolescente, 340 millones tenían sobrepeso u obesidad, en España la obesidad en la población entre 2 y 24 años es del 13,9% y el sobrepeso del 12,4%, según datos del Ministerio de Sanidad. En el estudio Aladino de 2013 se observó sobrepeso y obesidad, respectivamente, en el 24,6% y el 18,4% de los niños de 7 a 8 años de edad.
El 6% de los niños y adolescentes obesos de entre 9 y 16 años fueron diagnosticados de trastorno por atracón
Además de por una mala alimentación o malos hábitos saludables, la obesidad puede tener su origen en un trastorno de conducta alimentaria como la adicción a la comida o el trastorno por atracón. La obesidad ha ido disminuyendo, pero no así los problemas de salud mental. Tras la pandemia se ha observado un aumento significativo de los casos de TCA. Un estudio de ACAB señala que en el curso 2020-2021 el 41% de las adolescentes encuestadas hicieron dieta para adelgazar sin seguimiento médico. Y un 8,7% creía que podía estar sufriendo un TCA. En la encuesta del curso 2019-2020, la cifra de encuestados que afirmaron creer que tenían un TCA era de un 4,7%, lo que supone que en un año se duplicaron los casos sospechosos.
Según un estudio publicado en los Anales de Pediatría, el 6% de los niños y adolescentes obesos de entre 9 y 16 años fueron diagnosticados de trastorno por atracón y un 14% manifestaba formas subclínicas de dicho diagnóstico. El trastorno por atracón no es necesariamente adicción a la comida. Un trastorno por atracón a veces va ligado a la bulimia, los pacientes comen mucho para luego vomitarlo. El 70% de los trastornos por atracón está presente la adicción a la comida.
Tal y como existe otras adicciones como a las drogas o al juego, existe la adicción a la comida. La adicción a la comida o comer de forma compulsiva es un problema de alimentación por el que la persona consume excesivas cantidades de comida en un corto periodo de tiempo, incluso cuando no está hambrienta. Esto lo diferencia de enfermedades como el síndrome de Prader-Willi cuya principal característica es una sentirse constantemente hambriento.
La ingesta compulsiva de comida provoca subidas de peso e importantes problemas de salud.
Estas personas suelen comer en privado y en secreto grandes cantidades de comida, para luego sentirse culpables. A veces incluso guardan comida en cajones para poder tomarla a escondidas sin que nadie les vea. Y a diferencia de la bulimia, en estos casos tras el atracón no vomitan, por lo que en muchos casos. Ante esa ingesta compulsiva de comida, tienden a subir de peso o tener importantes problemas de salud.
CONSECUENCIAS PARA LA SALUD
La adicción a la comida viene en algunos casos causada por una baja autoestima o depresión. Además de factores emocionales, este trastorno puede verse afectado por una costumbre en la familia de comer sin control o de utilizar la comida para escapar de estados emocionales. También puede tener un origen orgánico como el exceso de dopamina del cerebro o desajuste hormonales, según informa el Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas.
El impacto de comer de forma compulsiva, aunque sea comida saludable, puede llevar al sobrepeso. Aunque no es una de las consecuencias más comunes, ya que estos pacientes suelen combinar la adicción a la comida con deporte. También pueden desarrollar problemas como colesterol alto, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o diabetes. Otras consecuencias son problemas emocionales como depresión, sentimientos de culpabilidad, irritabilidad o descontento corporal.
Como todas las adicciones, el impacto en las personas que la sufren es grande. Pero hay tratamiento psicológico para ayudar a solucionar los problemas que han podido causar la adicción y ofrecer herramientas para aprender a tener una nueva relación con la comida.